lunes, 29 de septiembre de 2014

10 libros

Hace unos días, mi panita de internet Andreína Escorcia, me metió en uno de esos retos meméticos que hay por allí. Uno de libros para variar. Y bueno, ya que no terminé el reto de los 30, al menos poner 10 que me hayan marcado parece una cosa más fácil.

Decidí publicar una lista simple en Facebook, y por acá, hablar un poco de el por qué cada uno de estos lo recuerdo especialmente. A lo mejor en otra época hubiera dicho otros, o más adelante pondría otros, pero estos son los que se me ocurrieron, tratando de no repetir los autores porque de algunos de ellos he leído muy buenos libros que pondría por pares.

Ahí va la cosa:

1.- Cosmos, Carl Sagan.

No se lo esperaban, ¿verdad? Ya he hablado de la importancia de este libro anteriormente. No solo me introdujo a la bibliografía de Sagan, sino que constituyó un hito para mí, al enseñarme toda clase de ciencias, de un modo muy conmovedor; enriquecer mi naciente pasión por la astronomía, y darme las herramientas iniciales del pensamiento escéptico que me llevaría al ateísmo.

2.- Ficciones, Jorge Luis Borges.

Este libro lo encontré abandonado en un gabinete. Lo abrí por la curiosidad que me causó el nombre "El jardín de los senderos que se bifurcan", y después que lo leí entero, no lo pude olvidar. El juego del discurso de Borges, entre literatura, ensayo, filosofía y anécdota, lo hace fascinante. Luego leería otros cuentos increíbles como los de El Aleph.

3.- Neurosis y lucha de clases, Michael Schneider.

Una de las lecturas más apasionantes para mi. Este libro, como el título lo indica, cuenta la histora de la mezcla entre psicoanálisis y marxismo. Aunque ya yo había leído a Freud, este libro me llevó a nuevos textos de él mismo, a textos de otros psicoanalistas (Adorno, Fromm, Reich, Lacan...), y a conocer e interesarme por la teoría marxista. Una extraña época de mi vida.

4.- La trama de la vida, Fritjof Capra.

Este tampoco se lo esperaban, seguro. Capra, un físico nuclear interesado por la biología molecular, y gran divulgador de la teoría de sistemas y de la complejidad, me llevó por todo un mundo nuevo. Este libro, que es el primero que leí y el que más me gustó, nos introduce al pensamiento complejo de manera brillante, y da a conocer en él la teoría del caos, la historia de la cibernética y su posible aplicación en el origen y la explicación de la frontera entre lo vivo y lo inerte.

5.- Free play, Stephen Nachmanovitch.

Uno de música, de creatividad y de improvisación. Nachmanovitch, un gran improvisador, no solo nos explica cómo es el proceso de su arte, sino cómo los procesos de éste y de la composición pueden ser similares pero a diferente escala de tiempo. También hace descripciones increíbles de lo que es la ejecución musical, y aplica todo ello a la vida cotidiana.

6.- El contrabajo, Patrick Süskind.

Lo que más me gusta de esta novela, es el planteamiento de la ambivalencia en los sentimientos de un músico hacia su instrumento, ese amor/odio constantes, porque me identifico con ello. El protagonista cuenta toda clase de anécdotas de su vida cotidiana, y el pesado contrabajo a cuestas, siempre le acompaña.

7.- La náusea, Jean Paul Sartre.

La existencia precede a la esencia... y qué pesado puede ser existir. Una interesante perspectiva filosófica que me marcó, y que en esta novela es llevada al límite. Una de esas obras que puede afectar la percepción de la realidad.

8.- La muerte en Venecia, Thomas Mann.

Lo más raro acerca de esta lectura es que fue una tarea, pero no solo eso, sino que la profesora dijo que seguramente aquélla novela me gustaría. Sí, me gustó. Pero qué sorpresa que se trate de un amor romántico, platónico y prácticamente homoerótico. Un viejo casi agonizante enamorado de un hermoso joven que ni sabía de su existencia. Una deliciosa narración.

9.- 1984, George Orwell.

Bienvenidos a Venezuela, ¡perdón!, a Oceanía. Leí primero Rebelión en la granja, pero este libro me gustó mucho más. Y lo que más marca de esta distopía es su particular parecido con el momento político que vivimos.

10.- La máquina de follar, Charles Bukowski.

Este autor lo conocí recientemente, pero su lectura del mundo contemporáneo es fascinante. Algo oscuro, grosero y crudo, pero a la vez, de algún modo muy profundo. Leí otros, pero este libro en formato de cuentos fue el que más me gustó, aparte de que compaginó muy bien con el momento que vivía.

Pila de libros

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jueves, 25 de septiembre de 2014

Los buses de MetroMara NO solucionan nuestro transporte

En primer lugar, asumamos algo: el trasporte público de Maracaibo no sirve. Si desconocen algunas de las razones, pueden remitirse a este post.

En resumidas cuentas, los vehículos son muy viejos, nada funcionales, no cubren la demanda, hay redundancia innecesaria de rutas, los choferes trabajan cómo, cuándo, y por lo que quieren; no se cumple el sistema de paradas, y no hay una verdadera articulación de una ciudad extensa (y no muy densamente poblada) como Maracaibo.

En medio de la guerra política que se vive en nuestro país, sumado a la ineficiencia general gubernamental, muchas veces quieren convencernos de que "solucionan" nuestros problemas, cuando en realidad solo ponen trapitos de agua tibia. 

El transporte público es dependencia de la Alcaldía de Maracaibo, a través del Instituto Municipal del Transporte Colectivo y Urbano de Maracaibo (Imtcuma); y en estos momentos la Alcaldía es ocupada por una representante del partido UNT, opositor al régimen central. La Gobernación del Zulia por otro lado, está en manos de Francisco Arias Cárdenas, del PSUV. 

Para quienes no conocen nuestra geografía, Maracaibo es capital del Estado Zulia, por lo tanto, Alcaldía y Gobernación comparten sede en la ciudad, y plantean soluciones, intercambiando y huyendo a la vez ambas de sus atribuciones respectivas, y dibujando en su propaganda una perenne competencia, por cierto nada competitiva (porque no genera ningún resultado de calidad).

Nuestro transporte público en la actualidad está mayormente constituido por unidades muy viejas y en mal estado, sean estas carros por puesto, microbuses, autobuses o vans. El Gobierno nacional, hace unos años presentó el proyecto del Metro de Maracaibo, por cierto, nada bien pensado para la ciudad, y con una única línea, que arruinó el comercio de toda una avenida, tardó más de lo previsto (y de hecho seguimos esperando por otras líneas prometidas para hace años), y cubre muy pocos kilómetros de una avenida nada céntrica (Sabaneta). 

Por supuesto, este metro no ha sido una solución integral (muchos lo utilizan, pero que solucione a un sector, no quiere decir que realmente haya tenido un gran impacto urbano general). La misma institución del Metro, ha traído unos modernos autobuses, espaciosos, y con aire acondicionado funcional (y claro, de color rojo); para ponerlos a funcionar en rutas urbanas en la ciudad, pasando por encima del Imtcuma, que no es que sirva mucho (y les apuesto que cero convenios con ellos).

Qué más quisiéramos los marabinos que todos nuestros autobuses fueran como esos, pero la aplicación de las rutas ha sido impuesta de una manera totalmente errónea. En Maracaibo existen cientos de rutas establecidas, y muchas de ellas redundantes (eso lo explico acá). Estos autobuses, en lugar de haber sido puestos a funcionar en rutas ya existentes, les han asignado nuevas rutas, que de paso redundan en las antiguas.

En estos días, por ejemplo, me topé con uno que llevaba la ruta Centro (Estación Libertador) - La Limpia - Curva de Molina. Ya existen muchísimas rutas que transitan entera (y un poco más a veces) la Avenida La Limpia, en modalidades de carro por puesto, microbús y autobús. El tráfico en La Limpia en horas pico no se soporta, y me atrevería a decir que entre 30 y 40% de ese tráfico es trasporte público.

¿Por qué en lugar de inventar OTRA ruta para La Limpia, no ponen a funcionar esos autobuses en las líneas ya existentes, sustituyendo las viejas unidades? ¿Por qué no eliminan la ruta de carros por puesto? Porque "populísticamente" no les conviene, aunque en realidad, nos conviene a todos.

De hecho, ya tuvieron protestas de rutas de transporte existentes en los primeros días que implementaron los buses de MetroMara.

El Gobierno rojo ha utilizado, y sigue utilizando la Funadación Metro de Maracaibo como instrumento de propaganda en la ciudad, sin que proponga soluciones eficientes, y solo habiendo inaugurado una sola corta línea de metro en realidad.

Modernizar el transporte público de Maracaibo no solo pasa por cambiar las unidades. Las rutas hay que planificarlas, y alimentar las rutas maestras que ya existen para hacerlas realmente eficientes. ¡Ah! Y que las rutas dejen de ser administradas por los mismos transportistas.



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martes, 23 de septiembre de 2014

Sobre el discurso feminista de Emma Watson

El pasado 20 de septiembre, la conocida actriz Emma Watson, dio un discurso para presentar un proyecto ante las Naciones Unidas. Se trata de HeForShe, un proyecto para la igualdad de género, según dice ella misma, y según lo reseña la web. 

En resumidas cuentas, el objetivo es involucrar a los hombres en el movimiento feminista, porque ellos también deben estar interesados en la igualdad de género, y porque ellos también son víctimas de los estereotipos de género.

En general, el discurso me ha gustado. No tiene una teoría muy complicada (y es que si viene alguien muy filosófico le tildarán de intelectual-burgués-elitesco), pero viene a resaltar varios aspectos importantes:

  1. Que el feminismo actual está produciendo detractores, debido a su radicalismo, al odio a la expresión de la sexualidad masculina y al hombre en general, y a sus pretensiones de crear estereotipos contrarios a los existentes solo porque sí (por ejemplo, la no depilación).
  2. Que el hombre es poco participativo en el movimiento feminista en general. Esto puede ser lógico, pero en el mundo de hoy, sobre todo en ese mundo en que ya gozamos de cierta igualdad al  menos legalmente, los hombres debieran estar igualmente involucrados en esta lucha.
  3. Que el hombre también es víctima de los estereotipos de género, y que esto influye mucho en el avance de la igualdad. Si no se quiere una mujer estándar, no debería quererse un hombre estándar tampoco, entendiendo siempre que la femineidad y masculinidad existen desde el ámbito biológico y psicológico.
Han surgido detractores izquierdosos, que critican a Watson, calificándola de representante del capitalismo, patriarcado... pero en mi opinión, no hay argumentos válidos en su objeción "mamerta", y solo se limitan a escupir propaganda anti-capitalista, o todo los "antis" que siempre se dedican a divulgar, aparte de darle la cuota de ad hominem que le corresponde a ella por ser actriz de Hollywood.

Por último, me gustaría acotar que el tema de que el hombre también es víctima del machismo, y de que la mujer también lo perpetra, lo traté en este blog ampliamente en marzo del año pasado, aunque no abarcando todo (por ejemplo el tema al que hace referencia Watson de que los hombres son las mayores víctimas de suicidio) y les dejo algunos de los posts al respecto:




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lunes, 15 de septiembre de 2014

Ateos "muy religiosos"

Hay una idea que se repite mucho en general en el mundo de hoy: que los ateos saben más de religión que los religiosos, o que los ateos están más obsesionados con la idea de dios que la gran mayoría de los religiosos. Y les diré: probablemente tengan razón, pero esto no ocurre por resentimiento, por "obsesión", por odio, o similares. De hecho, a mi parecer es bastante lógico.

Muchas veces recuerdo la época en que decidí decir que yo era "atea". Dejar de creer en dioses admito que fue uno de los acontecimientos más importantes en mi vida. Y cómo no, si la gran mayoría de las personas que conocemos jamás han dado ese paso. Uno se siente inevitablemente definido por eso, al menos en parte.

Ese proceso fue relativamente rápido, y fue subsiguiente a una época muy religiosa de mi vida: unos dos años siguientes a mi primera comunión era toda una niña católica practicante. Repentinamente, de un modo paralelo a mi pubertad, el concepto de dios estorbaba un poco en el despertar de mi sexualidad por entonces remitida a la imaginación, y lo recuerdo claramente.

El culmen de todo aquello ocurrió cuando leí dos libros de Sagan, y paulatinamente y sin resistencia mental que valiera la pena, el mito de dios fue desmontado de mi mente y descartado como plausible. Aquello no fue para nada algo doloroso: todo lo contrario. Acabar con una idea y un estorbo tan poderoso y abarcador como lo es la creencia en dios, fue absolutamente iluminador. No recuerdo cuándo ni cómo dejé de creer en el Niño Jesús o el Ratón Pérez (equivalentes latinos de Santa Claus y el hada de los dientes), pero sí cómo, cuándo y por qué (o los muchos porqués) dejé de creer en dios.

No fue traumático ni tampoco fue un tabú social. De hecho recién gestada la idea, y porque tengo en general una buena relación con mis padres, un día les dije: me parece que dios no existe. Hubo resistencias, discusiones en casa y en el colegio, pero nunca nada que pasara los límites de lo racional y un orgullo normal de alguna de las partes. Discriminación mucho menos.

Pero en todo esto, y como uno se siente pleno, iluminado y hay toda una apertura mental necesaria en el hecho de volverse ateo de pronto, hay una inquietud que no deja de acompañarlo a uno: si es tan obvio, tan lógico, tan intuible por medio de muchas ideas y perspectivas, que dios no debe existir, ¿cómo es que la gran mayoría del mundo adulto es creyente de una deidad? Esto pasa a ser algo incomprensible, y uno busca la manera de ponerse en el lugar del otro, es inevitable.

He conocido ateos que son más bien indiferentes, pero casi nunca se declaran "ateos", sino algo más bien como a-religiosos. Esta indiferencia en mi caso no la concibo, sobre todo al ver que en el mundo se cometen injusticias, se discrimina gente, y se siguen teniendo debates éticos y "científicos" usando la religión como argumento. No me cabe en la cabeza.

Es por ello que creo que es normal que el ateo hable mucho de religión. Sobre todo si se es orgullosamente ateo, es porque esto es significativo para uno. Y hay una causa que cualquier ateo, agnóstico, no creyente o a-religioso defenderá naturalmente: la laicidad; porque somos una minoría religiosa o, mejor dicho, la minoría de los no religiosos, y creemos en un mundo donde la religión no sea financiada de ninguna manera por fondos públicos, ni directa ni indirectamente.

También creo que hay perfiles y personalidades que tienen tendencias a hablar de lo "religioso" y lo "espiritual", o mejor dicho, de lo que va más allá de lo material, de lo abstracto, de lo conectivo, de lo filosófico, y estos perfiles existen también en el colectivo ateo, por ello algunos ateos hablarán de ateísmo más que otros, porque gustan del tema, ¿y?; así como algunos religiosos hablan más de religión que otros. Así pues, somos los ateos "más religiosos".

Y si un ateo crea un espacio (programa, grupo, blog...) de ateísmo, ¿de qué esperan que hable? Pues sobre ateísmo, es decir contra dios y contra la religión.


























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miércoles, 10 de septiembre de 2014

¿Ser optimista en Venezuela?

Últimamente está muy de moda eso de ser optimista. Libros de autoayuda, orientalismos adaptados, fitspiration, memes de felicidad y agradecimiento, etc. Yo no digo que la gente tiene que vivir deprimida ni nada por el estilo, pero toda esta onda de optimismo porque sí, a veces me parece sospechosa. No es que anden tramando algo, pero no todo es positivo en todo este optimismo.

Creo un poco en el hecho de que el optimismo crónico es malo para la razón. Ver todo bonito tiene sus pro y sus contra, obviando el hecho de que de vez en cuando (¿por qué no?) amanezcamos con ese mood. Sin duda hay gente que necesita mensajes de aliento en la vida, todos los necesitamos de vez en cuando, ver el lado bueno de las cosas, sonreír ante la adversidad... Pero un exceso de esto puede hacer que perdamos un poco el sentido crítico, y que exageremos de hecho "el lado bueno" de las cosas, o que incluso lo rebusquemos.

En Venezuela vivimos una situación muy particular de tensión. Una tensión psicológica constante, que hablando de un modo resumido se debe a que no tenemos seguridad de cubrir nuestras necesidades básicas (alimentación, vivienda, transporte, seguridad, etc.), y esto en líneas generales, atravesando todos los estratos sociales (menos los ricos, claro está). Aunemos a esto la tensión política constante, no importa a qué bando pertenezcamos.

La situación política y económica que vivimos trae un sinfín de frustraciones personales, tanto a jóvenes como a viejos. Estamos viviendo incluso un éxodo sin precedentes, y emigremos o no, vemos emigrar a otros, y quienes no tenemos cierta estabilidad enfrentamos todas las mañanas el maldito dilema: "¿será que lo mejor es largarme de aquí?, pero no quiero, pero es supuestamente lo mejor, pero es tan difícil..." Todo esto reforzado por las vivencias cotidianas, esa ciudad sucia, ese transporte que no sirve, esas colas en cada bomba, en cada supermercado, ese "no hay" cada vez que buscamos algo, un alimento, una medicina, etc.

Y no se puede tapar el sol con un dedo.

Cuando veo esos mensajes optimistas por aquí y por allá, muchas veces me resultan vomitivos. Me parece que se pretende ignorar una realidad que ya no se oculta en ninguna parte. Los gurúes del optimismo por lo general llevan una buena vida (que no les reprocho, y que no dudo que sudaron por conseguir), pero es imposible sentirme identificada con ellos. Por otro lado, muchos de quienes les siguen se ocultan tras este "positivismo", tras ese "la vida es bella" todos los días, mientras muchos pierden la vida afuera, y me parece, por lo menos, hipócrita.

A veces uno parece un pesimista crónico en esta realidad, pero es que no hay de otra, a menos que uno se haga la vista gorda con lo que pasa todos los días en las calles. Aparte de todo, muchos de estos mensajes están acompañados del elemento religioso, ese que no pongo en duda que nos ciega como individuos.

A lo mejor soy muy cruel, a lo mejor debo considerar esta onda optimística como una terapia para nosotros, pero lo siento, a mi no me funciona.
Dave's Domain / Foter / CC BY-NC-ND

martes, 9 de septiembre de 2014

En la onda de los tiempos

Hay una actitud que he visto en ciertas personas que me parece un tanto ridícula. Es la actitud del "yo debí haber nacido en otra época", haciendo referencia a una época que por lo general no vivieron.

Sentir admiración por culturas y tiempos ajenos es maravilloso, pero ello debe ser un vehículo para manifestarse en la propia época y lugar, o al menos así lo veo particularmente. Sentirse frustrado por vivir en la época que vives, o por ser oriundo de algún lugar (aunque querer irse es válido, pero de donde eres, eres), es para mi un desperdicio de frustración.

En primer lugar, no me imagino en ninguna época anterior a la mía por una sencilla razón: ya conozco los avances científicos de esta época, y no cambiaría poder ver la ISS en vivo por YouTube, o los avances en el tratamiento del SIDA por nada. Eso yendo a extremos, la tecnología permea nuestra cotidianidad e ir a otros tiempos podría ser insoportable.

Segundo, porque mi época y lugar me hacen lo que soy. Así sea admiradora de lo que sea, soy una marabina de principios del siglo XXI admiradora-de-cualquier-vaina.

Tenía un amigo por ejemplo que decía que le hubiera gustado vivir en la Roma antigua. Eso no te hace un romano atrapado en la Venezuela de hoy. Solo seguía siendo un cabimero contemporáneo admirador de los aspectos romanos que han trascendido hasta nosotros. Y yo se lo decía.

Al respecto de la onda de los tiempos, siempre he dicho que los genios son dignos representantes de su lugar y época, explotaron lo mejor de su entorno, y en algunos casos se adelantaron a ella.

Yo no querría haber nacido en otro espacio o tiempo, porque plantearía un conflicto a mi propia identidad. Yo veo la manera de ser de la gente de hoy, las tendencias generales, y definitivamente soy una mujer de aquí y ahora, aunque tratando de no perderme demasiado en los "trendings" pues hay muchas cosas valiosas fuera de la euforia de las masas.


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sábado, 6 de septiembre de 2014

Líbranos del "Chavez Nuestro"

Hace unos días, una representante del PSUV pronunció una versión del Padre Nuestro católico, pero haciendo alusión al comandante "eterno". Estos delirios de religiosidad alrededor de la figura de Hugo Chávez ya se han visto con anterioridad, de múltiples maneras: la mención de supuesta eternidad de vida del líder, capillas, altares, rezos, etc.

Yo misma hablaba hace poco de una misa a la que asistí en un hospital público, en la que el culto a los seres supremos parecía mezclarse, y aunque el cura no dio claras señales de ser chavista, cualquier pequeña participación de la feligresía incluía la figura de Chávez y su doctrina.

Una oración como el Chavenuestro es algo de suma gravedad, pero no por las razones que muchos opositores intentan aducir. Es más, incidentes como éste sacan a relucir lo peor de nuestra oposición y lo peor de nuestra política. A veces pienso que desde las cúpulas chavistas se hace esto a propósito, para distraer la atención de los problemas reales, pero no lo sé: con la actuación frenética y casi religiosa de sus fieles que he visto ya en el mundo real nada me extraña.

En primer lugar los mismos chavistas se ven reducidos de su condición de ciudadanos, a condición de feligreses. Una cosa es seguir una doctrina política y defenderla (por más inverosímil que ésta sea), y otra muy diferente es pasar a la adoración de un ser humano que se ha pretendido sea elevado a algo más que eso. Si yo fuera aún seguidora de Chávez, me sentiría al menos ofendida por la barbaridad de tener que arrodillarme perennemente ante la imagen de un difunto. Esto no es admiración, esto es deificación, y no se justifica.

Por otro lado, el Chavenuestro saca a relucir el peor lado conservador y reaccionario de la oposición. El grito de ¡blasfemia! no se ha hecho esperar de la boca de muchos. Primero he de decir que en cualquier cultura con un mínimo de libertad de expresión y de progreso, la blasfemia no es un escándalo. Es más, la blasfemia es un derecho. Cuando la burla a la religión no se la tolera, nos encontramos en una sociedad peligrosamente retrógrada.

Esto ha generado por supuesto el pronunciamiento de los jerarcas de la Iglesia católica, y del lado del chavismo (y de ciertos sectores opositores), les hacen ver como parte de la representación de la oposición política. Nada peor que creerse representado por la Iglesia políticamente hablando, y esto lo he criticado con antelación. Yo particularmente, soy opositora al régimen de Maduro, y no me siento en lo mínimo representada por la Iglesia, es más, casi siempre estoy en su contra.

Aparte de sacar lo peor de la oposición y del chavismo, se distrae la opinión pública y se la vuelca a un debate religioso: un debate de nunca acabar. Hablar de dios, de la adoración, de la creencia en él y de las oraciones que nos pertenecen o no, es un hilo demasiado viejo, y que poco tiene que ver con nuestros problemas cotidianos (o no es que poco tenga que ver, porque mucho dice de nuestra racionalidad como pueblo, pero hablar de ello no es lo que urge).

Líbrennos del Chavenuestro.



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