viernes, 26 de julio de 2013

Acto de contrición

Siempre he dicho que el recorrido psicológico del ritual de la misa católica no es casual. Todo está bien establecido, para empequeñecer un poco tu humanidad y engrandecer bastante a dios.

La misa comienza con el canto de entrada y la salutación del sacerdote. Pero la primera parte es el acto de contrición. Dicho de otro modo: arrepiéntete y tendrás entonces el derecho a disfrutar del banquete eucarístico.

Hay dos oraciones que detesto principalmente: el Credo y el Yo confieso. El Credo por todas las cosas que dices que crees y pues yo no las creo. Y el Yo confieso, porque hace quedar a todos los partícipes como pecadores que necesariamente deben arrepentirse de algunos de sus actos o pensamientos.

"Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa", versa la oración terrible, y nos sume en la más profunda vergüenza de nosotros mismos. Suena aún más abominable cuando la recita un niño, ¿de qué tendría que arrepentirse un niño? ¿Qué acto infantil merecería semejante arrepentimiento?

Recuerdo cuando en la primaria nos preparaban para hacer la primera comunión, y un acto necesario era la confesión. Si les digo la verdad, yo nunca sabía qué decir, porque no me sentía arrepentida de nada. Errores he cometido como todos, pero arrepentida no he sido nunca.

La culpa es patológica, y como decía Dawkins en su documental, los religiosos hacen lo mismo que los no creyentes en general, la diferencia es que ellos sienten mucha culpa.

Yo prefiero ser y vivir en toda mi humanidad con conciencia, cometiendo mis errores, en un aprendizaje constante y sin ningún arrepentimiento. Allá aquellos que suplican piedad por existir, como si debiéramos algo por ello.

jueves, 25 de julio de 2013

Mis discrepancias con los "seis tipos de ateos"


En días recientes se publicó un estudio, hecho en los Estados Unidos, por Christopher Silver y Thomas Coleman, de la Universidad de Tenessee. Intentaban hacer una especie de clasificación de los ateos, mas bien de los no creyentes. En esencia, no me molesta la intención de clasificar, el problema es que una buena clasificación debe partir de un buen criterio, conciso.

A vuelo de pájaro, su clasificación (que ellos admiten tuvo una muestra pequeña), define seis tipos de no creyentes, a saber:

1) Ateo/agnóstico intelectual, a quienes les gusta investigar y argumentar sobre al ateísmo, y suelen ser bien informados.
2) Activista, quienes suelen expresar al mundo su rechazo a la religión, y combinan el activismo ateo con otras causas.
3) Agnóstico buscador, quienes dudan de la existencia de dioses, pero reconocen los límites del conocimiento humano, y se cuestionan constantemente.
4) Antiteísta, creen que la religión es perjudicial y debe ser atacada frontal y "agresivamente".
5) No teísta, no se involucran en ninguna religión, ni tampoco en ninguna causa antirreligiosa.
6) Ateo ritual, no cree en dios, ni está adherido a ninguna religión, pero gusta de practicar de rituales tradicionalmente religiosos, por considerarlos beneficiosos, o que tienen buenas enseñanzas para la vida.

Para ver la clasificación un poco mejor explicada, remitirse a este enlace.

Digamos primero, para probar que esta clasificación no me gusta, que yo me identifico con casi todas las categorías. De hecho todas, excepto la quinta. Eso a pesar de que algunas incluyen el término "agnóstico", que no es mi posición. Sin embargo, yo me considero una indagadora y he leído sobre ateísmo desde muchas perspectivas, también expreso mi rechazo a la religión, y escribo sobre otras causas (LGBT, sostenibilidad, igualdad de género, etc.), reconozco los límites del conocimiento humano y me cuestiono todo el tiempo, creo que la religión es perjudicial ( no sé qué significa para ellos atacarla "agresivamente"), y me gusta practicar algunos rituales asociados a religiones, por ejemplo, el yoga. ¿Entonces?

Creo que esto sucede precisamente porque no hay una claridad en el criterio de clasificación. Si nos fijamos bien, no se está clasificando a la gente por lo que cree, sino mas bien por lo que hace con respecto a lo que cree, y estas son categorías muy poco limitantes. Considero esta una clasificación inútil.

¿Por qué un intelectual y un activista están en categorías diferentes de no creyentes? No lo entiendo. Creo que alguien que gusta de leer y argumentar, y expone sus ideas ya es un activista, aunque no salgamos a la calle, digámoslo así. También creo que cada quien selecciona las causas por las cuales prefiere pronunciarse. Por ejemplo, yo tomo muy en serio la causa de la laicidad, pero eso también es del interés de las minorías religiosas.

Si nos clasificamos según lo que creemos, creo que se llegaría a la clasificación clásica de no religiosos, ateos, agnósticos y panteístas (para mi los panteístas son no creyentes muy importantes, y poco considerados en los colectivos no religiosos). Incluso dentro de estas tres categorías hay ya clasificaciones existentes, sino, dense un paseo por la Wikipedia. Creo que incluir ateos y agnósticos en la misma categoría es absurdo, a menos que se esté generalizando sobre no creyentes, que no fue la intención del estudio, fue mas bien hacer una subdivisión de los no creyentes.

Además de ello, no entiendo la diferencia entre el "activista" y el "antiteísta". ¿Que unos son más duros que otros? Creo que todo aquel que se ha convertido en ateo considera la religión perjudicial en cierto punto. Sea a nivel de pensamiento, a nivel de sociedad o a nivel de la institucionalidad religiosa. Por algo nos hemos decepcionado de la religión. Ahora, si los "antiteístas" llegasen a la agresión física de religiosos e instituciones, no los consideraría activistas sino criminales, y en eso creo que estamos todos de acuerdo.

Dentro de las religiones también hay intelectuales, activistas, anti-ateos, no practicantes y el clero correspondiente. ¿Se trata la clasificación de ello? No veo la necesidad de hacer clasificación semejante, a menos que haya algún interés práctico de saber cómo vive la gente su religión o irreligión. Y creo que en este caso habría que hacer una clasificación para cada grupo de los clásicos.

Concluyo pues que para su buena intención, se apreciaría un poco más de claridad en los criterios. Desconozco también la naturaleza de la entrevista que se aplicó.

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martes, 9 de julio de 2013

Comparaciones musicales absurdas

Hace un par de días un buen amigo me compartía esta imagen:


Hay una parecida por ahí con una partitura de Bach, junto a la célula rítmica básica del reggeaton. La intención por supuesto es humorística, y pretende contrastar burlonamente la calidad de la música de los grandes maestros con la de la música comercial de hoy en día.

Se aprecia la inteción, pero desde que vi la imagen anterior, tengo mis objeciones al respecto. Dejando de lado que la cantidad de notas no hace "mejor" a la música, ni la partitura de la canción de Bieber, ni la célula rítmica del reggeaton, expresan todo lo que está sonando en el tema musical. De hecho, esa partitura que vemos arriba está claramente hecha para principiantes que quieran tocar la melodía de la canción, con un bajo muy simple.

Si hiciéramos una partitura completa, con todos los instrumentos, notas y acordes de cualquier tema comercial, el que no es músico tal vez se sorprendería. Las partituras de Bach y Beethoven respectivamente, expresan todo lo que debe sonar, en cada momento.

No es que ahora yo vaya a decir que el reggeaton y el pop comercial puedan compararse a la maestría de Bach, pero la comparación es burda, injusta y está hecha fuera de contexto.

En primer lugar, Bach, Beethoven, y la música barroca y clásica no volverán. Estamos en otro mundo, con un arte completamente diferente. En segundo lugar, es preocupante la ignorancia de la gente con respecto al proceso de elaboración de la música "comercial".

Comercial no implica mala calidad, cosa que muchos piensan. Sabemos que no todos los famosos, iconos de la música de hoy, son músicos en realidad. Pero hay detrás de ellos toda una industria que elabora el producto final del que ellos son imagen.

Dicha industria incluye gran cantidad de publicistas, técnicos y también, músicos profesionales, que son quienes están detrás de los arreglos, instrumentos, procesos de grabación y masterización. Estas personas tienen amplios conocimientos y experiencia, y sus habilidades, aunque de pronto nos parezcan fáciles o que se les dan con facilidad a simple vista, se requiere de años para tenerlas, dominarlas y aplicarlas a cualquier obra/producto.

Así mismo, mucha música comercial es de excelente factura, y conlleva el mismo proceso de elaboración y concepción.

Te sorprenderías de lo que tienes que aprender, practicar y pasar para llegar a ser un músico de tarima, productor, arreglista y ser contratado por famosos o grandes industrias. Así que más respeto, sobre todo entre nosotros, colegas.

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