domingo, 31 de enero de 2016

"El problema es de valores"

La crisis que atraviesa Venezuela, la atraviesa en prácticamente todos los órdenes, incluyendo el orden moral. Creo que nadie puede negar esto. El problema es que muchos argumentan que somos un pueblo "sin valores", y eso es lo que nos ha llevado a esta crisis.

Creo que se comete con esta afirmación una típica confusión de causalidad con correlación. Una crisis económica y una crisis del derecho (en esas dos sí que me pierdo, no sé cuál es el huevo y cuál es la gallina), inevitablemente llevarán a una crisis moral.

En un post que publiqué hace poco hablaba del islam, de los militantes de la religión de Alá que hacen estragos sea en su país, o en el que los recibe. Y comentaba ahí que muchos se equivocan al pensar que esta manera de ser sea del todo de origen genético. El ambiente en que se desarrolla un ser humano es muy importante también, y esas adaptaciones en un largo plazo (bastante largo), podrían terminar afectando el acervo genético de un grupo.

Muchos pretenden condenarnos. El venezolano, ampliémoslo al caribeño, o al latinoamericano, somos tildados de seres inevitablemente inútiles en general para decidir nuestra política. A lo mejor somos torpes, pero las cosas que se ven hoy día en Venezuela, ni de lejos se vieron en otros tiempos. No hay que ser muy viejo para saberlo.

La razón es la situación de precariedad que atravesamos, que puede sacar lo peor de nosotros. Son muchos los que al emigrar se dan cuenta de lo terrible que tenían el humor y la actitud cuando vivían en Venezuela. Y no es que esa sea su naturaleza, es que vivir en un lugar en el que no tienes lo básico asegurado: seguridad personal, comida, servicios, dinero que valga, medicamentos, y un largo etcétera, le cambia completamente la actitud a un ser humano.

El solo hecho de la escasez nos cambia la mente. Ya no es que iremos el fin de semana o la quincena a hacer la compra para la casa y listo. Es que vamos a hacer compra, y no sabemos qué encontraremos y qué no, y para las cosas que no encontramos nos encontramos en constante cacería: mirando las bolsas de los demás, preguntando en cada cola qué es lo que hay, cazando puestos de bachaqueros a ver qué tienen, viendo si algún mayorista nos consigue el saco a buen precio.

Así mismo, estamos en un país sumamente violento. 7 ciudades de Venezuela aparecieron entre las 50 más violentas en un famoso ranking que se publicó en estos días. La impunidad es causa fundamental de esa violencia, y nadie me quita esa idea. No es que la moral, que la educación, que la necesidad (aunque ésta es muy importante también en este sentido); pero que alguien cometa un crimen, y tenga prácticamente la certeza de que no habrán consecuencias para su persona, solo ganancia, hace que el crimen esté a la orden del día, y también la venganza.

Esto hace que todos andemos con ojos delante y detrás en la calle, escondiendo como podemos nuestras pertenencias, disimulando como podemos algún indicio de estatus, y desconfiando de todo el mundo en la calle. Yo particularmente voy caminando siempre pensando qué haré si alguien llegase a pretender robarme. A la hora de la verdad no sé si haré algo, pero el desgaste psicológico es constante.

En pocas palabras, estamos en modo supervivencia. Los valores importan poco en este modo. La civilización es inviable en este modo, puede salir lo peor de nosotros, esa bestia que está latente en todos. Así que sí, hay una crisis moral, pero ella no es la causa de las demás, es más, estoy convencida de que es una consecuencia.

¿Será difícil arreglarla? Como es difícil arreglar el país entero en este momento. Son tantas las variables que lo complicado y lo delicado es precisamente saber por dónde empezar.

¿Y tú? ¿En medio de esta crisis te has dado cuenta de lo que eres capaz?


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martes, 26 de enero de 2016

Soltar

No entiendo a esa gente que se la pasa en que "hay que soltar", "hay que dejar ir", yo siento que toda mi vida lo que he hecho es permanecer mientras puedo, luchar para que algo dure un poco más, y escribir para que lo maravilloso trascienda aunque mi memoria llegue a fallar. Porque al final, todos seremos olvido.

¿En serio alguna cosa les ha durado tanto como para exigirse con esa urgencia soltar?

Photo credit: Artistic-touches via Foter.com / CC BY-NC

miércoles, 20 de enero de 2016

Verde y corrupto

Nuestra política está plagada de escándalos. Bueno, cuándo la política no lo ha estado. Pero en estos días parecen aparecer uno tras otro, con una singularidad y unas cifras que parecen no tener precedentes en corrupción. Los poderes están tomados, y los amiguitos se encubren unos con otros, mientras en la calle, el venezolano común muere por falta de medicamentos y sufre cada día más para comer.

Pero a veces el escándalo viene con tinte de culebrón. Cómo les encanta un drama culebrónico a estas sociedades, de esos cargados de enredos sexuales. Y el de estos días sí que causó revuelo. Comentan los rumores (aunque parecen ser más que eso), que una modesta suma de trescientos mil dólares (300.000, se lee trescientos mil) en efectivo. fueron hurtados de una propiedad del presidente del Banco Central de Venezuela, y para colmo, al parecer, estaría una implicada una amante... de 16 ó 17 años de edad.

Con el revuelo que se causó en redes sociales, lleno de moralina (es raro ahora que a los hombres mayorcitos les gusten las jovencitas, mientras todos los días uno ve las webs y el timeline lleno de tetas frescas), de delirios religiosos, y de hashtags de lo más inapropiados del tipo #MerentesPedófilo, del que se hicieron eco las populachas cuentas del espectáculo barato tuitero de hoy; me enteré por usuarios sensatos, que la edad de consentimiento sexual en Venezuela es de 16 años.

¿A dónde quiero llegar con todo esto? Primero, a que la relación en tal caso ni siquiera es ilegal. Todo el mundo armó un escándalo por la "corrupción de menores" del viejo verde, pero nadie hablaba ya del origen de los 300.000 verdes en efectivo que tenía en casita nada menos que el Presidente del Banco Central, una cifra que, siendo condescendientes, un venezolano necesitaría unos 25.000 salarios mínimos para adquirir en el mercado negro, porque por vías oficiales eso supera por mucho el cupo.

Ni hablar de la gente que le llamó pedófilo; pedofilia es la atracción sexual hacia infantes, no hacia adolescentes con cuerpo de adulto que ya están terminando el bachillerato. Disculpen, pero usar términos inapropiados en esferas de esta delicadeza me molesta inmensamente, y más, si es para armar un lamentable espectáculo tuitero. Espectáculo que, por cierto, incluía fotos de muchachas por aquí y por allá, difundidas por todos, sin el mínimo reparo en indagar si semejantes acusaciones públicas eran ciertas.

De comportamiento en las redes, no hemos aprendido nada.

La política que se ha aplicado desde el Banco Central, es uno de los pilares fundamentales del hoyo negro económico en el que estamos metidos. A través de la impresión de dinero inorgánico y de la falta de oferta de divisas, nos ahogamos en la inflación y el mercado negro; mientras al pobre presidente le roban una cantidad escandalosa de dinero de dudosa procedencia.

Se pueden guardar su moral de cartón, el verdadero escándalo en este caso es la corrupción.

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lunes, 11 de enero de 2016

El islam y la naturaleza humana

Desde hace algún tiempo estoy leyendo un famoso libro de divulgación científica: La tabla rasa de Steven Pinker. Es un libro largo y que abarca muchísimos aspectos que pueden ser controversiales sobre la naturaleza humana, desde el punto de vista de la psicología evolutiva. No lo he terminado, pero a la luz de los acontecimientos actuales y luego de haber pasado capítulos sobre la violencia, el género y la violación, no me he resistido a escribir este post.

Son muchos los puntos en los que ninguna de las ideologías dominantes sabe leer la psicología humana y pasan por encima de los hechos, y de los resultados que estudios científicos pueden aportar, y por supuesto se hacen las cosas más difíciles.

Un tema candente en la actualidad es el islam, la migración de miles de musulmanes a Europa, y la manera cómo éstos actúan en las tierras en que se les da acogida. Sucesos como el de la revista Charlie Hebdo a principios del año pasado, y las violaciones masivas de Colonia a principios de éste, encienden las alarmas de Occidente sobre sus políticas y nos pone a cuestionarnos qué hacer y cómo actuar, pero para ello, nos pone a intentar comprender, qué rayos pasa en la cabeza de estas personas, ajenas a nuestra cultura, es verdad, pero al fin y al cabo seres humanos como nosotros.

Son muchos los apartados del libro de Pinker que me han hecho pensar en esto. Una de las afirmaciones principales que atraviesa todo el libro, y que está sustentada científicamente por varios estudios y estudiosos, es que entre los seres humanos hay poquísima variabilidad genética, esto quiere decir que entre razas y culturas, nosotros no somos esencialmente muy diferentes, y que, a menos que seas un individuo atípicamente psicópata, a nivel de violencia y sexualidad, en determinadas circunstancias, sobre todo circunstancias sociales, todos los seres humanos podemos ser unos bárbaros.

Esto, como el mismo autor aclara muchas veces, no quiere decir que se pueda educar a alguien para ser esencialmente de determinada manera, sino que estos comportamientos forman parte de nuestro instinto, de nuestro fondo genético, y que la violencia es una constante en absolutamente todas las culturas que han existido en nuestra historia como especie. No quiere decir muchísimo menos que se estén justificando estos comportamientos.

Efectivamente, en el mundo de hoy, la violencia en general se ha logrado reducir, gracias a mecanismos sobre todo de coacción (las fuerzas del Estado, la Ley tal como la conocemos), que se ha demostrado que son lo que mejor funciona. Y aún así, en zonas de alta conflictividad, o urbanamente deprimidas, donde las fuerzas policiales mismas no se atreven a entrar, y la gente toma la sobrevivencia en sus manos; o donde hay condiciones de vida pésimas, o no hay un sistema de Ley que funcione, o incluso las autoridades están infiltradas de corrupción y delincuencia, la violencia será invariablemente mayor.

Acompaño de los siguientes extractos, en forma de imagen: 




Interesante es también el apartado referente a la violación. La violación es un comportamiento universal, y también es universalmente condenado. Sin embargo, ciertas condiciones sociales pueden aumentar su incidencia. En los lugares de conflicto o de guerras, las violaciones aumentan considerablemente, y el mismo autor cita testimonios de soldados occidentales o norteamericanos en zonas de guerra.

Así mismo se puede afirmar que la violación es cosa de hombres, una cuestión que sencillamente tiene que ver con la economía de poder perpetrar los genes; y en general, es un trauma para la mujer, no solo por la violencia implicada en el acto, siempre se considera una ofensa mayor, por cuanto ella pierde autonomía de decisión sobre con quién va a tener relaciones sexuales.

Es pues preocupante la lectura general de los hechos relacionados con la violencia de muchos hombres del Medio Oriente en la actualidad.

Por un lado está la izquierda tolerante, que parece ser el discurso más general, en la estas personas para empezar han sido víctimas de Occidente durante años, y por ello tenemos la responsabilidad de darles acogida en nuestro territorio, además de asegurarles asilo y de paso, darles un salario y techo. Resulta repugnante ver a feministas de izquierda intentando ocultar o minimizar el hecho de las violaciones masivas, entrando en total contradicción con lo que pregonan.

Por otro lado está el discurso de derecha, que siempre pretende reducir todo al hecho de que el islam es una cultura de guerra, y que los creyentes de Alá son personas irrecuperables, pues se les educa en esa violencia, su religión pregona esa violencia, y todo se reduce a eso, en contraste con nuestros valores cristianos de Occidente; y por eso la civilización musulmana nunca llegaría al estadio de la nuestra, y están condenados a ese comportamiento.

La razón que tienen ambos bandos es parcial. En primer lugar, y como expuse al principio, la violencia es una constante en todas las culturas humanas. El islam puede ser una cultura preocupante, no por ser islam, sino por el estadio en que se encuentran actualmente gran parte de los países musulmanes. Son zonas de conflicto, gobernadas muchas por déspotas, o peor aún, por grupos terroristas, y de paso con un nulo nivel de secularidad y de estado de derecho.

En cuanto a la secularidad diré que una religión es peligrosa en la medida en que se pretende aplicar al pie de la letra desde las instituciones políticas. Particularmente pienso, que todas las religiones tienen el mismo alto componente de irracionalidad y etnocentrismo, y por tanto, capacidad para desencadenar espirales de violencia. Sólo que los terroristas del islam son los que cometen más crímenes en el mundo de hoy.

Todas las culturas humanas son etnocéntricas, pero más etnocentrismo no nos hace precisamente más avanzados, como algunos sectores de la derecha pretenden hacer ver actualmente. Al contrario, mientras la humanidad ha ido progresando, nuestro círculo moral se ha ido expandiendo. Esto no quiere decir que tengamos que ser tolerantes con cualquier premisa moral, al contrario, cuanquier cosa que atente contra ese progreso debe ser tratada con recelo y sin relativismos morales o culturales. 

Sin embargo, la actuación de los grupos terroristas islámicos, sí amerita una actuación violenta, lamentablemente, porque no hay otro modo de hacer contrapeso. Sí pueden haber mecanismos de mediación o negociación, pero esto es solo posible si se demuestra que podemos defendernos ante ellos. Sino sólo habrá más masacre de su parte.

Estas mismas variables inciden en el comportamiento sexual que se acerca más a lo primitivo. Una violación en grupo es algo que ocurre con mucha más facilidad si hay un conflicto alrededor, si las víctimas representan un enemigo étnico (¿ven por qué más etnocentrismo no es mejor?), y aún más, si los perpetradores se sienten protegidos por su condición, como está ocurriendo con los refugiados en Europa. Que muchos no son refugiados. O sí lo son, pero se sienten con el derecho de actuar como les place, y actúan con la mente de alguien que viene de una zona de guerra, de una religión férreamente conservadora y de una sociedad con derechos mucho más atrasados que los nuestros.

Lo que quiero concluir con esta exposición es que culpar al islam como religión por la violencia no es una lectura acertada, y no contribuye a entender los conflictos y comportamientos. Y que tampoco ser unos tontos tolerantes, que piensan que todo acto puede ser respetado "porque esa es su cultura", porque de hecho, parto de la misma premisa, esto poco tiene que ver con la cultura.

Mucha de la gente que viene de estas zonas debe preocuparnos tal vez más por la clase de entorno y  de civilización del que vienen y en la que desarrollan comportamientos que para ellos son normales, como el castigo por blasfemia (¿qué los cristianos no hacían lo mismo algunos siglos atrás?), las violaciones, el trato degradante hacia la mujer, el vandalismo, la matanza por causas ideológicas y religiosas, etc.

Ellos al fin y al cabo, son humanos como nosotros, y sí, hay una guerra desatada en este momento, tenemos que admitirlo. Y digo esto, porque tal vez es sólo leyéndolos como humanos, y no como el islam, como la otredad, es que podríamos tener una compresión mejor del fenómeno. 

Y también aprenderíamos de una vez por todas, que en el seno de nuestra sociedad Occidental, también pueden surgir grupos radicales, bajo una confluencia de factores que despierte lo peor de nosotros como humanos. Y estudiar bien qué cosas pueden ser, para evitar que ocurra. (¿Que no tenemos muchos ejemplos de ideologías políticas radicales y hasta genocidios?)

Tal vez existan nuevos estudios que ignoro y que den luz sobre esto. Al fin y al cabo, me estoy basando en un sólo texto, eso sí, amplio y bien fundamentado. De conocer nuevas referencias, agradezco sus citas, enlaces y aclaratorias.

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jueves, 7 de enero de 2016

Adiós, 2015 de contrastes

Este fin de año ha sido un poco extraño. No me preocupé de escribir un post antes del 31 de diciembre, y es que, a decir verdad, en 2015 el blog estuvo bastante abandonado. Eso a pesar de que me gané el primer premio por escribir acá. Aún así, considero que no hay material para un top ten o algo por el estilo.

El año pasado nos tiñó a todos de cierta sombra, pues fue un año económicamente trágico para Venezuela. Trágico, no hay otra palabra. A pesar de ello, trabajé con mucha gente nueva, aprendí muchas cosas y gané dinero que prácticamente en cuestión de días se pulverizaba, pero todo bien, he sobrevivido, y hasta he comprado juguetes nuevos.

Dentro de todo, toqué ópera, rock, pop, rock sinfónico, lo mismo de siempre con los coros infantiles, pero en resumidas cuentas fue un año de crecer; toqué lo suficiente para mantener mi instagram activo de farándula y conciertos.

Una foto publicada por Vanesa Cárdenas (@nesacardenas) el



En lo personal tuve altos y bajos, muy bajos, pero nada que no se traduzca en arte y más arte. Cambié, y mucho, y también aprendí y mucho, al parecer los momentos de oscuridad me han llevaron a una actualización de software de mi persona.

Este post quizás no tenga nada interesante. Quizás el tradicional ¡feliz año!, y decir que sí, fue algo increíblemente satisfactorio observar los resultados de las elecciones parlamentarias de diciembre. Quiero un cambio para mi país, y poder escribir más sobre mis intereses que sobre lo jodida que está Venezuela. 

A lo mejor y este año se pueda.

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