domingo, 29 de marzo de 2015

Cercos y muros

En la ciudad venezolana hay muchos símbolos. Símbolos que hablan casi siempre de nuestros modos de vida, del absoluto caos urbanístico en el que vivimos, y de nuestras crisis económicas.

Este gobierno, que ya lleva unos dieciséis años de duración, se ha jactado públicamente de haber reducido la brecha de clases en Venezuela. Sin embargo, el panorama urbano parece indicar lo contrario. Particularmente en Maracaibo las zonas / clases sociales son bien distinguibles, y durante este gobierno se han diferenciado aún más.

Aparte del clásico barrio (zona de clase media baja o baja) con casas de bloques, han aparecido zonas nuevas de miseria gracias a las invasiones, propiciadas y apoyadas por el ex presidente Chávez. Así, existen inmensos terrenos (antes propiedad privada, o incluso pública, como el caso de los terrenos de la universidad), llenos de ranchos improvisados de lata y cartón, con afiches alusivos a la revolución bolivariana por doquier.

Esto en las zonas de clase baja. Pero en las zonas de clase media y media alta el cambio también ha sido radical. Primero estuvo el "éxito" de las villas o pequeñas urbanizaciones cerradas. Caseríos de grandes quintas, cercadas por un gran muro alrededor, con una pequeña plaza y a veces una cancha, con un portón principal y una garita de vigilancia que controla el acceso de visitantes.

En las urbanizaciones clásicas de clase media, la gente se vio azotada por una insoportable inseguridad, que incluía robos en la calle y atracos a mano armada dentro de las mismas casas, por lo cual se decidió imitar a aquellas vías cerradas. Se han cerrado calles, vías públicas de bajo tráfico por todos lados de la ciudad. Si su cuadra no es avenida principal, se colocan dos portones en las esquinas, y una garita de vigilancia utilizando algún espacio de la acera.

Así mismo, en toda quinta, villa, construcción pública, local... se ha colocado el popular cerco eléctrico. Aparte de las ya acostumbradas rejas en cada puerta y ventana, ahora los muros han subido, las pérgolas se han multiplicado, y el que tenga algo de dinero, se atrinchera en su propiedad para salvaguardarla.

Nuestra ciudad está pues absolutamente fragmentada, y de hecho, las clases sociales están cada día más aisladas. La clase media, cuyo poder adquisitivo ha mermado considerablemente, aún invierte un poco en su atrincheramiento y deja claro que no está dispuesta a perder el poco espacio que le queda. La clase baja cada día toma más espacios no dispuestos para la habitabilidad, y se improvisan urbanizaciones y barrios enteros.

La crisis habitacional no ha sido resuelta. El urbanismo cada día es peor. Las clases cada día se aíslan más.

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jueves, 26 de marzo de 2015

Whiplash y el despotismo musical


En estos días vi esta película, muy musical, que por supuesto me recomendaron muchas personas. La banda sonora es una exquisitez en verdad. Y aunque me pareció ver ciertas exageraciones musicales (¿en serio alguien puede saber el tempo exacto de una indicación metronómica de una vez?), me gustó en general, por lo que creo que retrata principalmente.

En eso de ser director musical hay siempre una carga de poder. Eso no lo podemos negar. Mientras vi Whiplash, vi en el personaje del maestro Terrence Fletcher cosas que de hecho ya he visto en la vida real: la figura del director despótico y que piensa que la mejor manera de hacer responder a sus músicos es a través de una disciplina humillante, efectivamente existe.

La música necesita disciplina, y mucha. Ningún gran ejecutante lo es por casualidad o por mero talento, y esto lo creo muy profundamente. Aún hay gente que cree en el "niño genio", en el "prodigio", pero yo creo que siempre hacen falta factores ambientales, un buen mentor (padre o maestro), y una práctica insaciable y a veces obsesiva.

Pero creo que a pesar de ello, la música por ser arte, debe basar más su disciplina en la comprensión. Me explico. La disciplina en la ejecución, más allá de pretender tocar más rápido, más notas, y hacer acrobacias con el instrumento, por así decirlo, tiene que buscar una comprensión cada vez más profunda, tanto de sí mismo, como del instrumento y de la música.

Esta comprensión debe inducirse por la fuerza en muy contadas ocasiones, y cuando efectivamente la persona está preparada para ello. El maestro o director debe ser pues muy sensible en este sentido. De resto, creo que la búsqueda de esa comprensión es interna, meditativa, reflexiva, y claro, también necesita de la repetición mecánica que muchas veces nos lleva a escuchar las cosas de otra manera.

Debo confesar que una vez fui víctima de un comentario de una persona predominantemente despótica. Y afectó profundamente mi vida en ese momento, al punto de plantearme si continuar con mi carrera musical o no. Soy testigo de que esta persona logra resultados musicales increíbles, pero también ha tenido muchos problemas en relaciones interpersonales.

Un estudiante al momento de intentar hacer música con sus aún limitados recursos (o cualquier persona, como seres limitados y eternos aprendices que somos), y entregar sin embargo toda su sensibilidad, puede entrar fácilmente en un estado de vulnerabilidad que debe ser utilizado positivamente, y superado en lo posible en pro de la construcción del ego artístico.

Así que mejor guardemos la actitud despótica. Y de encontrar a un gran maestro así, pues bien hay que aprovechar sus conocimientos, sin permitir ser humillado.

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martes, 24 de marzo de 2015

Señalar al "raspacupo"

En Venezuela hay un sistema cambiario un tanto difícil de explicar, y más aún de justificar. En primer lugar, digamos que tenemos un sistema de bandas, es decir, hay diferentes tipos de cambio para el dólar.

Estos precios tienen diferencia considerable en la actualidad. Las tasas que se manejan son 6,30 Bs/$ (preferencial, "solo" para productos de primera necesidad como alimentos y medicinas); 12 Bs/$ (para cupos de viajero y compras por internet, cantidad limitada por el gobierno según el destino y tiempo de viaje, y un cupo de escasos 300$ para compras electrónicas); y la nueva "tasa de mercado" o Simadi, que hoy se ubica en 190 Bs/$.

Un sistema con tasas tan disímiles (la máxima siendo 30 veces mayor que la mínima) no puede sino generar fuertes distorsiones. A esto sumemos que es muy difícil obtener divisas preferenciales, no se consiguen las divisas a precio Simadi en las casas de cambio, y la tasa de dólar viajero solo se puede conseguir viajando (y hoy día, si acaso), por lo que el mentado mercado negro no ha dejado de existir, al día de hoy con un cambio de 251,57 Bs/$ (casi 40 veces el dólar preferencial, 20 veces el dólar viajero, y aproximadamente 30% más caro que el dólar Simadi).

Aquí, nada más viendo a vuelo de pájaro, hay una oportunidad de negocios increíble: conseguir divisas a los precios más baratos y venderlas al precio del mercado negro. Pero ya dijimos que de estas, las más accesibles son las de viajero, cualquiera puede comprar un pasaje (bueno, ya no tanto), pedir su "cupo" correspondiente, traerlo en efectivo, y ¡listo!, hasta recupera lo que gastó en viajar y aún gana una barbaridad.

Este sistema lo explico sobre todo para gente no venezolana, que a lo mejor no comprende lo que sucede acá con los tipos de cambio. Obviamente, este fenómeno conocido como "raspar el cupo" está trayendo graves problemas a la economía, y hasta a la economía de los países destino, que están empezando a manifestarse al respecto.

Pero esto, amigos míos, no pasaría si en primer lugar no existiera un cupo limitado de dólares para cada quien, de paso, baratos hasta el absurdo.

Señalar al "raspacupo" no es el deber ser. Muchos hacen esto como negocio, pagan a terceros por su "cupo" y raspan su tarjeta de crédito en el exterior para traer las divisas, cosa que claramente no sería posible si no hubiese quienes se prestaran a pasar tarjetas a cambio de efectivo, quedándose con una comisión en el extranjero. Esto es una práctica criminal (eso de pasar tarjetas de crédito de terceros, ¿ok?)

Pero la persona que viaja con su cupo particular y trae dólares en efectivo o mercancía para la venta a los precios de mercado (mucho más altos que calculados al dólar viajero), ¿por qué es criminal? ¿No son esos los dólares a los que le da "derecho" el Estado?

El problema está en el sistema en sí mismo.

No hay justificación para la existencia de tasas de cambio tan disímiles, ni tampoco para que el Estado controle a cuántos dólares tiene "derecho" cada venezolano. Menos aún recibiendo ingresos en divisas del petróleo todos los días. Pero así es.

Aparte de esto, la desastrosa política económica del gobierno chavista (altísimo gasto público, altísimo gasto en propaganda, control estatal y destrucción del aparato productivo, impresión de dinero inorgánico, trabas para conseguir divisas para importaciones...), ha ocasionado una hiper inflación y una escasez que hacen que el venezolano literalmente se arrastre por unos pocos dólares.

Entonces, ¿hay que pedir represalias para los "raspacupos"? ¿Hay que apoyar que nos deporten de otros países por esta práctica? No. Hay que exigir el desmantelamiento del sistema cambiario actual que es un cáncer para la economía. Debemos exigir libre acceso a las divisas del país, a un precio real, como ocurre en cualquier economía normal; y debemos pedir explicaciones de por qué, aún habiendo un "cupo" cerrado y control de cambio, han desaparecido millones de dólares de las arcas de la nación.

Photo credit: frankieleon / Foter / CC BY
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domingo, 15 de marzo de 2015

La banalización del exilio

Nuestra situación no es normal. No es normal que un alto porcentaje de la población de un país tenga tantos deseos de dejarlo, de buscar una vida mejor en otras latitudes, no es lo más común que una persona rebusque en las opciones de otros lugares, y sin necesariamente enamorarse de otra tierra, simplemente se vaya ante la primera opción viable, y a veces no tanto.

La cantidad de venezolanos que están abandonando el país me preocupa en lo profundo. Con esta crisis económica, con la inseguridad que amenaza constantemente la propiedad y la vida, y con el comportamiento dictatorial del gobierno actual que cada día viola más derechos civiles, en verdad uno piensa muy seguido que lo que quiere es salir corriendo.

Uno tiene la esperanza (en realidad la certeza) de que esto va a acabar. El problema es cuándo. Y uno tiene la esperanza de formar parte de una reconstrucción, de una nueva salida a la prosperidad, pero cuándo, y a qué precio.

No es fácil dejar la tierra, y tampoco es fácil ser un extranjero en otro lugar. Esto es algo que hoy pocos mencionan. Ante lo feo de nuestra vida cotidiana, aquello parece empequeñecer.

Algunos pregonan "la patria no existe". Pero el terruño existe, y aunque le dejemos va con nosotros a todos lados. No en vano el exilio y la tierra son de los temas más recurrentes de la literatura y las artes. El exilio es una tragedia, y nos estamos acostumbrando a minimizarla.

Por otro lado, se tiende a tildar de héroe a aquel que se ha ido y ha logrado hacer una vida en el exterior. En cierto modo lo es, porque como dije, ser un extraño en otro lugar no es sencillo. El extranjero siempre genera desconfianza, es una cosa casi de instinto.

Pero el que se queda también es un héroe en cierto modo. Construir una vida aquí, contra la corriente de la crisis cotidianamente, a merced de un estado de ánimo colectivo nada saludable que se mueve entre la ira y la depresión, y con un salario paupérrimo; así decidimos quedarnos muchos. Mucho peor, a veces parecemos despertar con una terrible dualidad en el alma: una parte de nosotros quiere largarse y se siente mal por estar aquí aún, y otra quiere quedarse bien sea por pelear, bien sea por un simple apego.

Desde el gobierno se grita muy a la ligera "si no te gusta el país, pues vete". ¿Qué gobierno le grita a sus ciudadanos que si disienten lo mejor es que se vayan? ¿Qué gobierno se ahoga mandando al exilio a la mayor riqueza de un territorio: su gente?

Entre la condena al exilio del gobierno, y el pensamiento generalizado del ciudadano de que la única salida es la frontera, hemos banalizado esa tragedia. Esta tragedia de país, de la cual probablemente no escapamos ni largándonos.

cishore™ / Foter / CC BY-NC-ND

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viernes, 13 de marzo de 2015

Y cómo suena tu cabeza

Si de algo estamos inundados en Venezuela es de balas. Viene un diplomático a pretender hablarnos de balas, de balas "que no distinguen" pero que "suenan diferente".

Creo que él mismo se dio cuenta que hablar de balas que no distinguen no le convenía. Porque las balas del hampa en Venezuela se llevan veinte mil cabezas al año, sin distinción de pensamiento.

Entonces quiso hacer un chiste, o algo, para dar a entender que de algún modo las balas en las cabezas opositoras tienen menos importancia. "Hacen un chasquido. La cavidad craneal es hueca".

Una increíble exposición de odio y de la acostumbrada apuesta a la segregación del chavismo, de parte de alguien que nos representa en el exterior. Y ahora pretende separarnos "biológicamente".

Y la verdad es que el gobierno demuestra eso, por ejemplo, cuando el año pasado en medio de las protestas de principios de año hubo muertos, y ellos solo conmemoraron a aquellos que les simpatizaban. Los otros de algún modo se lo merecían, o "quién los mandaba".

Lo más espantoso es ver semejantes comentarios incluso con niños, como el que fue asesinado hace pocos días en Táchira, por cierto, de un tiro en la cabeza.

La verdad es que las balas aquí no distinguen, señor Chaderton. Y créame, que aquí ninguna cabeza es hueca, por más adoctrinada que esté, ninguna cabeza vale menos por las ideas que contenga.

Ni siquiera la cabeza suya.

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miércoles, 11 de marzo de 2015

Mención Honorífica para Reflexiones Apresuradas en #VersionaTuBlog

Como les había comentado, este blog estaba en un Concurso que abrió el Diario Versión Final, "Versiona tu blog", para bloggers jóvenes del Zulia. Los premios fueron otorgados por votos del público y por decisión del jurado en tres categorías por edades.

Reflexiones Apresuradas recibió mención honorífica del jurado en la categoría de 26 a 30 años (la de los mayorcitos), así es que, oficialmente, este blog tiene un premio :-)

Con mi certificado :-)

Como reseña la web del diario:

El lunes en la tarde se clausuró la primera edición del concurso Versiona tu blog. Se diseñó para tres categorías, dos ganadores en cada una, pero el jurado calificador, integrado por los profesores Jesús Urbina y Diana Fuenmayor y los periodistas David Padilla y Daniela Rincón (directora web de Versión Final) ideó las menciones honoríficas debido el talento juvenil.
Las vidas de Gabriela (categoría de 14 a 20 años), a Ser feliz o al menos parecerlo (de 21 a 25) y a Cavernas y sombras (de 26 a 30). María Gabriela Infante, Marlyns Jovanna Valecillos y Víctor Solís son las caras de estos proyectos. Además de un certificado y sus tabletas digitales, tendrán un link permanente por un año- en la página www.versionfinal.com.ve (...)
Reconocieron con mención de honor el trabajo de Elaine Uzcátegui y Osmely Piña, autores de “Huyendo entre libros” y “We’ll Always Have Movies”, respectivamente. Y así siguió la lectura: “Premio del Jurado para Marlyns Valecillos, autora del blog ‘Ser feliz o al menos parecerlo’, por ofrecer una mirada íntima y original de su universo personal”. Las menciones honoríficas fueron para Fabiana Parra -“Mod.Arquitectura”- y a Handry Flores -“Moda en un link”-.
Las características que hicieron ganador a Cavernas y sombras, espacio de Víctor Solís, fueron las siguientes: abrió “un espacio para la reflexión sobre la literatura, el cine y sus creadores desde una perspectiva original y abarcadora”. Vanesa Pérez y Moisés Delgado, autores respectivamente de los blogs “Reflexiones apresuradas” y “Moisés Delgado”, se alzaron con menciones especiales.
El público con sus votaciones hicieron popular a Osmely Piña –We’ll always have movies- Helder Godoy -365 micrfocuentos- y Édgar Gómez- Neouomo-.

La ceremonia fue agradable, y un gusto conocer a jóvenes creativos más allá de la web. Estoy agradecida con la gente de Versión Final, y espero se sigan haciendo eventos para compartir entre blogueros, sea a modo de concurso o a modo de reunión. También agradezco a todos los seguidores y amigos que me apoyaron con sus votos en el concurso.

¡Felicidades a los ganadores!


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domingo, 1 de marzo de 2015

Hace un mes

Cada vez que anochece, que es hora de ir a la cama, no puedo evitar mirar la ventana. Mi cuarto era casi contiguo al tuyo, y las ventanas se miran. Además nunca he puesto cortina mientras he vivido en tu casa, y confieso que tengo un extraño gusto porque entren las escasas luces nocturnas y la luz del día en la mañana, así que para mí no es cosa seria eso de buscarse una cortina.

A través del vidrio escarchado, siempre me daba cuenta si ya te habías acostado o no, no porque hubieras apagado la luz (que nunca te quedabas a oscuras del todo), sino porque distinguía cuándo estaba encendida la luz del techo y cuándo la lámpara de tu mesa de noche. Y casi siempre te acostabas mucho más tarde que yo, aunque me distanciabas por dos generaciones. Eras una ama de casa nocturna.

En cierto modo tu presencia y tu (mucho y a veces atorrante) bullicio, con la música y con los programas de TV medio tontos que gustabas, me daba cierta tranquilidad a la hora de dormir. Sí, siguen habiendo cinco personas más en esta casa, pero ya sentir a una para acá y para allá es de repente tranquilizador.

Ahora no hay nada a través del vidrio escarchado. Ausencia y a veces oscuridad total. Creo que quiero una cortina. Pensando por las noches a veces te recuerdo con nostalgia, otras con tranquilidad, otras me aterrorizo, y otras no puedo sacar de la mente tu inmerecida agonía.

De todos mis abuelos, eras la más joven, y sin duda la más saludable, aunque con esas obsesiones que te mortificaban tanto, eras la única que aún caminaba erguida, con tacones hasta para andar por casa, te arreglabas y bañabas antes de salir todos los días, a manejar sin necesidad de anteojos y de pronto llegabas con la suficiente energía para maldecir a todo pulmón al gobierno. Lucías mejor que muchas cincuentonas.

Aunque más de siete décadas ya contabas, nunca creyó nadie que te vería desfallecer así de repentinamente, aún contigo pude constatar la fragilidad de la vida. Quizás, comentan todos, que tu amor de madre fue el que te ausentó, porque no hay dolor más grande que perder un hijo, dicen.

En los días en que te veía desvanecerte, y aún después que te fuiste, casualmente el día en que tu hija ya no cumpliría más años; no podía yo más que acordarme de cosas increíbles, cosas buenas y maravillosas que en su mayoría no recordaba hace mucho tiempo.

Un amigo se antojó de escuchar el álbum Clásicos de la Provincia, de Carlos Vives en esos días, y sonreí y lloré acordándome de esos días por el año 95 en que te encantaban esas canciones, y Carlitos también con lo bello que estaba, y Chayanne, y Juan Gabriel, y Marco Antonio... Me acordé de la época en que nos llevabas a la librería y comprabas para nosotras (mis hermanas y yo) todo el tiempo blocks de hojas blancas y portaminas de esos de puntitas cambiables que tenían olores... hasta los olí.

Me acordé de los días en que vivíamos fuera de la ciudad y nos quedábamos a dormir en tu cuarto en colchones improvisados y veíamos comiquitas en tu televisor todas las mañanas; me acordé de los ángeles de colores que tenías tejidos en tu cuarto; de tu metafísica; de tu librería, todo un mundo lleno de recetas y de revistas fashion y faranduleras, de los librillos de cruzaletras y del café con leche que nos hacías; de tus cuentos de club y de gimnasio, cuentos al estilo señora burguesa de los 50's. Me acordé cuando hace unos años atrás nos llevabas todos los sábados a desayunar tortas y café con mi mamá, o mejor aún, de cuando hacías tus tortas; y también de la mucha ira que sentí cuando tuvimos que venir a vivir a tu casa.

Me acordé mucho de tu voz, en estos días soñé con ella: de pronto te oí y conscientemente fui a verte, porque hacía tiempo que no te veía. Me acordé también de las canciones que me cantabas de niña. Había una que hablaba de una barca que se iba que me gustaba mucho, y la he buscado por internet, pues no me acordaba de toda la letra... Tal vez si el cielo fuera tinta y el suelo fuera papel podría enviarte esta carta.

A mi abuela Lucrita (1940 - 2015)


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