martes, 9 de noviembre de 2010

Antes y Después de Cosmos

“El cosmos no fue descubierto hasta ayer.  Durante un millón de años era evidente para todos que aparte de la Tierra no había ningún otro lugar.  Luego, en la última décima parte de un uno por ciento de la vida de nuestra especie, en el instante entre Aristarco y nosotros, nos dimos cuenta de mala gana que no éramos el centro ni el objetivo del universo, sino que vivíamos sobre un mundo diminuto y frágil perdido en la inmensidad y en la eternidad, a la deriva por un gran océano cósmico punteado aquí y allí por centenares de miles de millones de galaxias y por mil millones de billones de estrellas.  Sondeamos valientemente en las aguas y descubrimos que el océano nos gustaba, que resonaba con nuestra naturaleza.  Algo en nosotros reconoce el Cosmos como su hogar.  Estamos hechos de ceniza de estrellas.  Nuestro origen y evolución estuvieron ligados a distantes acontecimientos cósmicos.  La exploración del Cosmos es un viaje para autodescubrirnos”
 Carl Sagan, Cosmos



Hay pocas cosas en mi corta vida que pueden ser consideradas una frontera, un quiebre de la existencia, una evolución en sí.  Y la lectura de Cosmos fue una de ellas.  Este año apenas y me entero de que hay un día dedicado a Carl Sagan que es, predeciblemente, el aniversario de la fecha de su nacimiento.  Entonces he decidido aprovechar, y como muchos, hacerle un homenaje, aunque no de muchas pretensiones, éste es pues, un homenaje desde lo personal.

Cuando leí Cosmos tendría yo 12 años, era apenas una niña, y al igual que todos los niños tenía yo muchas inquietudes.  A la mayoría de los niños los enseñan a callar la mayor parte de ese montón de inquietudes y curiosidades que tienen, mientras yo tuve la fortuna de leer este libro, que representaría para mí una especie de despertar.  Todavía recuerdo a la persona que me lo recomendó, y también a la persona que me lo regaló, ambos respondiendo a la gran curiosidad que yo sentía por las estrellas, y casi sin perder tiempo y apenas con un limitado manojo de conocimientos a mi disposición, leí el libro entero, y aún hoy los cambios que este libro produjo en mi pensamiento se hacen sentir.  Luego leería otros textos de él, como Un Punto Azul Pálido y El Cerebro de Broca.

La astronomía es en sí una ciencia bastante transversal, es decir, trata esencialmente el estudio de los astros, pero este estudio atraviesa prácticamente todas las demás disciplinas científicas.  Una de las cosas que Sagan logró, fue dibujar genialmente esa transversalidad, y no despojar jamás a la ciencia de su humanidad, todo en un lenguaje accesible y que raya en lo poético.  Así, a través de sus textos, lo más fácil es amar la ciencia, y ver su belleza desde todos los puntos de vista posibles; a la vez, yendo de la mano con la humanidad creadora de esta ciencia y viviendo sus historias y perspectivas.  Leer Cosmos es ver el universo desde el ojo humano, y ¿de qué otra forma podríamos nosotros contemplarlo?

A través de las líneas de Sagan no sólo aprendí a usar mejor la razón, sino que encontré una infinita y  profunda inspiración, como no la había encontrado en otra parte.  El concepto mismo del Cosmos puede cambiar totalmente nuestra visión del mundo.  En él, todo está interconectado, todo influye sobre todo, y nosotros mismos, nuestra conciencia, es el resultado de infinitas interacciones entre cosas y sucesos que normalmente veríamos como ajenos a nosotros.  Así pues no sólo se razona, sino que se siente la conexión tan temida y a la vez tan anhelada por el individuo.  Entonces uno se convierte en algo demasiado pequeño y a la vez demasiado grande; uno es tan frágil y diminuto en la inmensidad del universo, y a la vez tan excepcional, es decir, tan especial, pero uno a la final es el universo mismo en acción.



Así pues, mientras me paseaba y me regodeaba entre mundos extraños, entre relatos de civilizaciones antiguas, entre las colisiones atómicas de los núcleos estelares, entre las formas de vida más extrañas de la Tierra, entre los nubosos brazos de las galaxias, me regodeaba en mi espíritu mismo, y la contemplación podía ser total y fecunda.  Descubría entonces la geometría y la poesía a la vez.

Sagan me enseñó a desconfiar de muchas cosas, entre ellas la religión.  Y comprendí la importancia de la duda en el aumento de las perspectivas de la mente.  Pero lo quizás lo más importante que me enseñó no fue la duda, sino una nueva fe: me enseñó a creer en la humanidad.  Entre sus altas y bajas, entre su agricultura y su arquitectura, entre sus dioses y sus matemáticas, empecé a reconocer al hombre como el ser genial que es, y que tal vez por sentirse tan solo, no tiene más remedio que desconocerse a sí mismo.  Pero, a pesar de todo, yo creo en el ser humano y en que es dueño de facultades que él mismo no se atreve a descubrir, y en que es uno de los estadios más evolucionados que conocemos de eso que llamamos Cosmos, es un ser con conciencia.

Al final, lo que yo crea es irrelevante; sólo sé que Carl Sagan no fue un hombre irrelevante ni para mí, ni para muchos, ni para la ciencia del siglo XX. Cómo decirlo… no soy más que una voz en la fuga cósmica, y no me queda más que contemplar y acaso intentar descifrar los secretos de su polifonía.

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lunes, 1 de noviembre de 2010

¿No entiendes a los ateos? ¡Lee!

Si eres religioso, y no entiendes a los ateos, o no entiendes algún aspecto del ateísmo, cosa que es normal, sólo quiero que me lo hagas saber ¿Para qué? No quiero convertirte al ateísmo, siempre he pensado que es una postura personal a la que se llega luego de muchas vueltas y conclusiones.

Lo que quiero es preparar una entrada para este blog, comentando algunas inquietudes comunes que tiene la gente sobre la creencia en la inexistencia de alguna deidad. Para eso quiero sus preguntas. Escríbanlas como comentarios, y a manera de interrogante, por ej. "'¿Cómo es posible que el universo sea tan perfecto sin la existencia de un ser superior?". Las preguntas deben ser claras y no emitir juicios de valor ni contener insultos, sino, no serán consideradas.

Al final (dentro de unas dos semanas) las preguntas que sean muy parecidas serán fusionadas, y respondidas, y esto conformará la entrada que publicaré. Espero sus preguntas.

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domingo, 31 de octubre de 2010

Anti - Natura

Yo confieso que hay muchas expresiones comúnmente expresadas por la gente que me parece que en sí mismas encierran una contradicción. Qué más podemos hacerle, el hombre es un ser profundamente ambivalente. Hoy conversaba con un amigo sobre el tema de la homosexualidad y la transexualidad, y él recurría constantemente a un argumento para justificar que esta gente no tiene por qué reclamar los mismos derechos de todo el mundo, y dicho argumento era que ellos, según él, obran "contra-natura", y que por eso no pueden ser considerados normales, y, por lo tanto, no pueden exigir los derechos de la gente "normal", o mejor dicho, de la gente "pro-natura" o "natural".

Supongo yo que la expresión "contra-natura" o "anti-natura" denota que algo va en contra de lo que es natural o de la naturaleza. Yo la he escuchado en referencia a cosas como la homosexualidad o el sexo anal. En fin, si no es esto lo que denota, la verdad no se qué más, díganmelo ustedes. Por ahora, me limitaré a exponer por qué dicha expresión, es una de estas atrocidades lingüísticas contradictorias.

En primer lugar tendríamos que preguntarnos ¿qué es lo "natural"? La definición común de algo natural es todo aquello que no es el hombre, y todo lo que no haya sido creado por él. Bajo este fundamento se hace la distinción de "natural" y "artificial". Visto desde esta perspectiva, nada que haya sido creado por el hombre es natural, y cuando digo "nada", es NADA; es decir, cosas como el plástico, el dinero, las bombas nucleares, el matrimonio, la religión, son TODAS artificiales, no naturales. 

Y si es en este concepto que se basan los que usan la expresión "anti-natura", pues ellos dicen que eso de las relaciones homosexuales y la transexualidad son inventos del hombre, entonces al final toda la humanidad está contra la naturaleza, porque todos hacemos y usamos cosas inventadas por el hombre. Y, de paso, yo no estaría tan segura de que éstas prácticas sean exclusivas del hombre. Quienes estudian el comportamiento animal han mostrado que ellos (que están con la naturaleza, pues) también practican la masturbación, la homosexualidad, las orgías, etc. La transexualidad obviamente necesita de métodos sofisticados y tecnologías determinadas para llevarse a cabo; sin embargo, si al mero hecho vamos, en el mundo animal los sexos pueden asumir y cambiar los roles de género de diferentes maneras, y en casos más extremos, pueden incluso cambiar de sexo, todo esto "naturalmente", como dirían por allí. Entonces ¿por qué es "contra-natura" la homosexualidad?

Otra manera de explicar qué es "lo natural" sería decir que nuestras estructuras físicas cumplen biológicamente o naturalmente una función, y que cualquier otra función que se les quiera dar a esas estructuras es "antinatural"... ¡Imagínense ustedes! Yo supongo entonces que usar las orejas para llevar zarcillos es antinatural también, o si los órganos sexuales fueron hechos exclusivamente para reproducirnos, todos, de cualquier tendencia sexual, somos antinaturales, hasta los animales terminarían siéndolo. Yo no creo que las partes del cuerpo "sirvan para", es decir, el cuerpo funciona de una manera armónica y hay órganos fundamentales que deben estar haciendo cosas determinadas para poder estar vivos y sobrevivir como especie, pero de resto, podemos hacer lo que queramos de nuestros cuerpos, y sino, los animales también andan por ahí haciendo cosillas indebidas con sus genitales ¿Quién dicta para qué se usan las estructuras del cuerpo? ¿La naturaleza? ¿Qué o quién es la naturaleza, sino los mismos organismos vivos que la conforman, incluyéndonos?

Quizás uno de los argumentos más absurdos sea decir que "lo natural" es "lo normal" ¿Lo normal? ¿Es en serio? Lo normal podría ser: lo predominante; lo que te enseñaron; o peor, lo que tú estás acostumbrado a ver. Sea como sea, lo que no está dentro de la normalidad es chocante, pero chocante no es sinónimo de "malo". Si algo supongo que está bien claro es que no hay nada más relativo que "lo normal". Lo normal está determinado por tu grupo étnico, geográfico, social, cultural y hasta económico. Una persona como yo, blanca y narizona, es normal aquí, pero en Asia o en África no lo es. Ser heterosexual es lo predominante, y hasta lo normal por ser lo que acostumbramos a ver, pero la homosexualidad y la transexualidad no deben ser condenadas, mucho menos discriminadas por ser anormales o "anti-naturales", cosa que como intenté demostrar, no son. 

Ellos y ellas viven, son seres humanos y hacen con su estructura biológica lo que les place, y ¿acaso no es eso lo natural? No veo por qué negarles sus derechos humanos, cuando no están cometiendo ningún crimen, ni actuando contra la voluntad o la integridad de otros seres humanos. Negar sus derechos es una actitud que está cargada de prejuicios, de una moral parcializada (bueno, cuál moral no lo es) y de una gran intolerancia.

Texto escrito originalmente el 27/05/2010

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miércoles, 8 de septiembre de 2010

Ejecución Meditativa

Cualquiera que me conozca sabrá perfectamente que desde muy temprana edad he pregonado que soy atea, pues cuando tenía aproximadamente 12 años destruí por completo dentro de mi mente la idea de dios (como ser superior, divino, creador de todo lo que existe) y, aunque a muchos parezca incomprensible, esta idea nunca me ha hecho falta para mi desarrollo personal.  Así como digo que soy atea, así como no me hace falta dios, tampoco me ha hecho falta alguna experiencia religiosa que le sustituya o que "me llene" en algún sentido, y quiero aclarar que para que haya una experiencia religiosa no hace falta la idea de dios, sobre todo la de "dios" en el sentido occidental, que no me parece más que un monarca absolutista y represor.

Pero por estos días estuve leyendo un libro* en el que hay una explicación de las premisas básicas de las filosofías religiosas orientales, y hay algo que ha llamado profundamente mi atención, y es el pensamiento budista-hinduista, más específicamente, la descripción de lo que ellos denominan nirvana.  Según lo leído, el nirvana es un estado espiritual en el que el ser se hace conciente de que es uno con el todo, y que esto se logra mediante la liberación de la ilusión de maya, es decir, la ilusión de que todas las cosas son estructuradas, diferenciadas, cosa que es resultado de la estructura lingüística de nuestro pensamiento.  Entonces pues nirvana o la iluminación llega en el momento en que se trasciende el mundo racional de los conceptos, y se llega a vivir la realidad "tal y como ella es".

Para alcanzar este estado existen infinidad de maneras, hasta se puede decir que cada ser tiene sus propios caminos de alcanzar la iluminación.  A estas formas de alcanzarla, que por supuesto deben inducir siempre a un determinado "estado mental" que provoque la anulación del individuo, es a lo que se llama meditación.  En la meditación la mente debe conseguir superar el sufrimiento humano (según Buda, proveniente del aferramiento a las cosas que, por su naturaleza, son todas perecederas), superar el mundo racional de las estructuras, los conceptos y los símbolos, y entonces vivir la realidad verdadera, de naturaleza intuitiva en donde todas las cosas son la manifestación de lo mismo (Brahman**) y todas están intimamente interconectadas por un flujo caótico e intuitivo, que es lo único eterno e imperecedero.

Si les digo la verdad, yo ya había leído sobre estas cosas, y no siempre había logrado aproximarme a la concepción mental del nirvana y jamás pude entender en qué consistía la meditación, y la verdad, nunca me llamó la atención "meditar" (creo que me imaginaba sentada con las piernas cruzadas intentando no pensar en nada).  Pero hoy caí en cuenta de algo, creo que bastante revelador.  Si las formas de meditar son infinitas, y la "visión" de nirvana se logra a través de la trascendencia de los conceptos... entonces creo que yo he meditado de muchas formas, y quién me lo podría negar.

Puede ser entonces que cada vez que intentaba buscar una identidad perdida en las estrellas, estaba meditando, porque a través de esto comprendí el concepto de Cosmos, el cual denota que todas las cosas en el fondo, están hechas de lo mismo, que todo está infinitamente conectado y que todos compartimos la misma historia cósmica... "no somos más que polvo de estrellas"***.  Así mismo cuando en mi adolescencia, en cualquier mañana cálida despertaba mi sensualidad y buscaba aquel pálpito profundo en el que todo se desvanece y a la vez, todo cobra sentido (más tarde supe que esto era conocido como "orgasmo"****), estaba meditando.  Cuando escribo intentando explicar cómo funciona mi mente y sólo encuentro complejidad y un millón de paradojas y sin embargo, acepto que así es, estoy meditando.  Cuando estoy frente a un contrincante en una pelea, y me doy cuenta de que no es racionalizando lo que hago, sino dejándome llevar por el ritmo del combate y anulando mi cerebro que logro efectividad, estoy meditando.  Cuando improviso con el lápiz o los colores, estoy meditando.  Cada vez que intento comprender la ambivalencia de Freud, o el Apolo de Nietzsche, o me sumerjo en el juego simbólico de la literatura borgiana, estaba meditando.  Y cuando estoy tocando el piano, cuando me doy cuenta de que he superado todos los conceptos referentes a la obra, que la técnica, la forma, la armonía, las notas, la melodía, las dificultades, el estilo, la articulación, ya no merodean en mi cerebro cuando toco, sino que ya los he superado, ya son inherentes a mi estructura, y entonces surge la fluidez, y surge la música... estoy meditando.

Tocar un instrumento puede ser entonces una experiencia meditativa, en la cual se parte de una idea (una obra propia o de otro, una partitura, que no es más que una maqueta, un plan), y luego se pasa por una fase de estructuración y racionalización (a veces paradójica) de esa idea, pero, para que fluya la música, para que suene, todo esto tiene que pensarse, mecanizarse e interiorizarse hasta el punto de ser superado, lo cual puede requerir meses de práctica; en ese punto, la mente se anula, y la música surge, surge la "iluminación". ¡Qué cosas! Yo que pensaba que meditar no me interesaba y ahora me doy cuenta de que a lo mejor he meditado más de lo que imaginaba.  Sólo puedo decir que si todo lo anterior son caminos de la meditación, y que si alguno de los destellos que he logrado vislumbrar son manifestaciones de la iluminación, si no estoy equivocada en mi concepción, es una de las cosas más satisfactorias que se puedan imaginar.

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* Para este momento leía El Tao de la Física de Fritjof Capra.
** En algunos casos se suele traducir el término Brahman como Dios.  Esa traducción a mi parecer no es la más correcta, ya que el término Dios tiene demasiadas acepciones, entre ellas la del dios occidental, como ser supremo.  En el caso de Brahman, podríamos utilizar una acepción de Dios más panteísta: como esencia de la que están hechas todas las cosas, inmanente a todas ellas.
*** Famosa frase de Carl Sagan.
**** La idea de que se puede alcanzar la iluminación a través del orgasmo es antigua y contemplada por varias filosofías, incluso se hace a veces la analogía de que la iluminación es un "orgasmo cósmico". Para una vista muy general del asunto pueden echar un ojo a esta página, o investigar al respecto ;-)
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Texto escrito originalmente el 30/08/2009

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jueves, 2 de septiembre de 2010

Perturbaciones

¿Tú crees acaso que la paz consiste en vivir sin perturbar y sin ser perturbado?
Pues yo a esto te diré:
eso no es la paz,
eso es la muerte...
Acaso no comprendes que la vida,
acaso no comprendes que el universo
no es un montón de cosas arrumadas,
no es un montón de conciencias depuradas,
es una red finamente autotejida,
donde todo está unido por irrompibles hilos de plata,
y lo que no perturba ni es perturbado
sólo puede estar muerto,
sólo puede no existir.
Acaso no comprendes que tu conciencia
es la construcción que otros hicieron,
y que tú habitas y sigues construyendo,
que tú eres constructor de otras...
Que el bien no consiste en no perturbar...
Que la libertad no consiste en no ser perturbado...
Porque tú como vida que eres,
ya eres toda una perturbación,
ya eres toda una influencia,
ya eres todo un infinito receptor...
y la única posibilidad que tienes de "bien" o de "libertad"
es darte cuenta,
es aumentar tu conciencia,
es saber y controlar
qué perturbas,
qué te perturba,
y así ser un ente delicadamente activo
en la compleja red del universo...
y podrías conocer la paz,
porque ahí la culpa no existe,
ahí los ídolos no existen,
ahí todo tiene fundamento,
todo lo que existe,
que es lo que es
y lo que llegue a ser,
el resto son sólo procesos de la imaginación
que tarde o temprano madurarán
y entonces,
vivirán
y entonces,
perturbarán
y también serán perturbados,
por lo tanto serán libres
y serán...
que la perturbación
es cambio,
es evolución,
y es autenticidad,
es el rostro de lo que un día llamamos "voluntad",
y que es ella en todo su esplendor la esencia
de la comunicación
del movimiento
de la percepción
de la trascendencia
de la vida...
El día que no quieras ser perturbado,
muere.

Texto escrito originalmente el 13/01/2008

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miércoles, 1 de septiembre de 2010

Sobre el pasado

El pasado no existió,
el pasado existe;
él no fue,
él es;
y no porque me persiga,
no porque me agobie,
sino porque me estructura,
soy lo que soy,
soy mi pasado,
soy su encarnación,
y cualquier conflicto con él
es un conflicto de hoy,
es mi conflicto estructural;
y cuando repaso el pasado
estoy repasando mi estructura,
estoy repasando mi ser,
lo observo,
lo escudriño,
y lo soluciono;
mi pasado es yo,
sin él yo no sería,
y me entretiene contemplarle,
pues me contemplo a mí misma,
soy lo que soy,
soy lo que fui,
soy mi pasado.

Texto escrito originalmente el 29/06/2009

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sábado, 28 de agosto de 2010

Una breve simplificación

Últimamente se me han pasado por la cabeza muchas cosas que detestar. No sé si es que ando en un círculo de negatividad, lo cierto es que no me siento deprimida, sino que más bien puedo decir que a través de la negación se afirma uno a sí mismo, y afirma cosas también. Y me di cuenta de que hay algo que detesto y que en una persona tan irreverente como yo es raro detestar, y es precisamente la arrogancia y la irreverencia que muchos tienen frente a la complejidad.

La "realidad" es compleja, y es esto lo que la hace fascinante, y a la vez, inaprehensible y, por lo tanto, incomprensible del todo ¿Es esto tan difícil de aceptar?

Cualquier intento que haga el hombre por explicar cualquier cosa es una simplificación, es siempre insuficiente. Así es. Cualquier discurso, sea del tipo que sea, es un intento desesperado de nuestras mentes por simplificar algo inaprehensible que siempre está ahí, dentro, fuera, alrededor, que es demasiado complejo para nuestra comprensión tan primitiva. La ciencia, el arte, la mismísima palabra, son simplificaciones de diferentes aspectos de esa complejidad, y es que quizás en ella, esos "aspectos" ni siquiera existen como tales. Hasta este escrito es una simplificación. Es más, creo que simplificar es nuestro mejor talento.

Entonces, cómo es que alguna gente, y no precisamente de la más experta, puede creer que es capaz de comprender e incluso predecir cosas tan complejas como un individuo, una economía, una partícula, yo que sé. Admiro todos los esfuerzos que se hagan por conocer, por indagar, por cada vez simplificar un poco menos lo simplificado. Pero, por favor, más respeto por el caos, la complejidad y el devenir, sólo así seréis capaces de comprender un poco más.

Texto escrito originalmente el 08/05/2010

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lunes, 23 de agosto de 2010

El escabroso comienzo

Siempre lo más difícil es empezar... muchos lo dicen y vaya que tienen razón. No sé si será un aspecto muy taurino de mi personalidad, pero especialmente he notado que lo más costoso es comenzar, después de eso, todo fluye. Y me refiero a cualquier aspecto de la existencia: en general no soy una persona impulsiva, y esta particularidad me ha llevado a meditar a fondo sobre dos aspectos de la interpretación: la improvisación (a la que no me referiré por ahora) y al comienzo de cualquier obra de repertorio (estudiada previamente).

Señores, nada más determinante que la primera nota, ella es la puerta que nos dará paso, como ejecutantes o como oyentes, a todo lo que vendrá. Y con la primera nota no me refiero a la simple vibración de la cuerda persé (en el caso del piano), la primera nota es la actitud con que se camina al entrar en el escenario, es la reverencia, es sentarse frente a la monstruosa máquina, es la idea que te venga a la mente, es a dónde dirijas la mirada, es la respiración, es el levantamiento del brazo, y finalmente es el ataque de la tecla. Y aunque no parezca creíble, uno se ha preguntado la forma correcta de llevar a cabo todas estas fases para cada obra en particular, para hacer que nuestra mente misma "sea" esa nota antes de hacerla vibrar por los aires... y teniendo en cuenta que en la música lo que sonó, sonado está.

Concluiré con una anécdota en una clase magistral con una gran maestra, en la que, al oírme interpretar una obra, y notar mi mal abordaje de la misma y del instrumento, me dijo una frase que no olvidaré: "Siempre debes tocar la primera vez como si fuera la segunda". Pienso mucho en ella, y no crean, no es fácil, y no sólo para tocar.

Texto escrito originalmente el 16/09/2009

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