Si una deidad hubiera sido la responsable de la aparición de la vida en la Tierra, éste habría sido su designio primario: "comeos los unos a los otros". Algunos, atrapados en cierto negacionismo infantil, parecen no poder superarlo. En estos días vi una imagen en Facebook, que me hizo pensar definitivamente en escribir algo en contra del vegetarianismo como doctrina. La imagen es la siguiente.
Defender los derechos de los demás seres vivos está muy bien, tanta en un sentido estrictamente ético, como en un sentido práctico: nuestra supervivencia como especie depende de las demás. No somos nada sin los otros seres vivos, por muchas razones. Una de ellas, la que titula este escrito. La imagen nos muestra una serie de animales humanizados, con caras de dolor, mostrando carteles con causas en contra del maltrato animal. Estar en contra de cosas como la tauromaquia, los circos, las jaulas está bien, puesto que en estas prácticas, se tortura al animal o se menoscaba su calidad de vida hasta el punto de poder considerársele una tortura. Estar en contra de la domesticación de animales para usos de carga, está bien para nuestra época, en la que podemos decir que es algo prescindible gracias a la tecnología. Pero no olvidemos que la domesticación para usos de carga, fuerza y transporte permitió en gran medida el desarrollo de nuestra civilización, y los animales no siempre son sometidos a malos tratos. Además no veo cuál es la diferencia entre domesticar a un animal para cualquiera de estos propósitos o para mera compañía, igual los tenemos con nosotros y les hacemos dependientes de nosotros.
En esta clase de temas podría extenderme luego. Lo que me pareció realmente ridículo de esta imagen, fue que una de las causas fuese "no somos comida". ¿Es en serio? Por favor, ¡todos los seres vivos somos comida! No hay otra manera de sobrevivir que comiéndonos los unos a los otros. Un ser vivo necesita alimentarse para sobrevivir. La alimentación constituye una de las fases principales del proceso conocido como metabolismo. El metabolismo, en palabras de Capra, es el constante intercambio de materia y energía con el entorno. Es lo que diferencia las cosas vivas de las cosas inertes, aunque estas últimas pudieran estar constituidas de materia orgánica. Un ser vivo deja de vivir cuando su metabolismo cesa por completo, y aunque su cuerpo sigue existiendo, está muerto.
No sé si se acuerdan de las clases de biología del bachillerato, cuando nos dijeron que existen dos clases de seres vivos, en cuanto a la manera cómo se alimentan: autotrofos y heterotrofos. Los seres autotrofos son capaces de producir su propio alimento a partir de la materia inerte. Los únicos seres vivos en la Tierra capaces de hacer esto son las plantas y algunos microorganismos. Los demás seres, los heterotrofos, tenemos que comernos a otros seres vivos, o su materia residual para poder obtener nutrientes y sobrevivir. Así funcionamos, no hay otra manera. No tengo que hacer aquí una descripción exhaustiva de la pirámide alimentaria, pero a resumidas cuentas, hay heterotrofos que se alimentan de autotrofos (los herbívoros), y hay heterotrofos que se alimentan de otros heterotrofos (carnívoros, carroñeros). Otras especies, como la humana, han tenido que adaptarse a múltiples entornos, lo que los ha llevado a ser omnívoros: los homo sapiens podemos comer prácticamente lo que sea (orgánico, claro). Así lo prueba nuestra dieta alrededor del globo y a través de la historia, así lo prueba nuestra necesidad de los más variados nutrientes para estar saludables y así lo prueba nuestra dentadura.
Entonces, todos los seres vivos somos comida. Somos de hecho, la única comida posible. No entiendo la insistencia de poner de un mismo lado la defensa de los "derechos animales" y el vegetarianismo. Para empezar, el mismo vegetarianismo se basa en argumentos absurdos y pseudocientíficos bien conocidos por todos. No comer carne es cuestión de elegir, pero esta decisión puede tener un costo muy alto para la buena nutrición de la persona, puesto que hay proteínas y aminoácidos esenciales que no se consiguen con tanta facilidad en las plantas. Además, los vegetales también son seres vivos, y los matamos para comérnoslos, no en el caso de las frutas y las flores, pero sí en el caso de los bulbos, tubérculos (raíces), y plantas enteras que son parte de nuestra dieta básica. Incluso, hay estudios que sugieren que las plantas sienten; y si esto se confirma ¿de qué nos alimentamos entonces? El vegetarianismo pseudoeticista es una negación de la naturaleza y de su funcionamiento.
Con la evolución de nuestra civilización nuestros métodos para obtener comida han cambiado radicalmente. Ya no somos los cazadores-recolectores de antes, hoy en día hay todo un despliegue industrial de producción de alimentos, y en este proceso se cometen muchas barbaridades, no solamente contra los animales, sino también contra las plantas, contra los suelos, contra el medio ambiente en general y contra nosotros mismos. Quien vea documentales como Food, Inc. probablemente no tendrá ganas de comer más nada nunca en su vida. En los países subdesarrollados como el nuestro, la producción no llega a esa escala, por lo que muchos de estos problemas no alcanzan semejantes magnitudes, pero estamos en ese camino. El problema no está en comerse a otro ser vivo, sino en maltratarle, contaminarle y extinguirle en dicho proceso (aunque la extinción no es algo malo per se). Comer no puede ser considerado inmoral, porque no podemos sobrevivir sin hacerlo (ninguna especie puede), y hasta ahora no podemos alimentarnos solo de sustancias sintéticamente producidas porque sería nocivo para nuestro organismo.
Lo que sí puede hacerse un poco más ético son los métodos para obtener la comida, pero como dije, esto es un problema no sólo del trato de los animales, sino del trato al medio ambiente en general. Y aunque lo que estés criando esté destinado a ser asesinado, se puede procurar una calidad de vida, que en resumidas cuentas afecta la calidad del alimento. Es lo mínimo que podemos hacer por ellos, como diría Temple Grandin.
En mi opinión, las organizaciones que defienden los derechos de los animales pierden totalmente su seriedad al defender el vegetarianismo. Se dicen amantes de la naturaleza, pero la niegan todo el tiempo. En lugar de perder el tiempo haciendo comelonas vegetarianas, deberían dedicarse a otras causas más importantes, entre ellas, la defensa de la crianza ética de animales, en lugar de simplemente decir "cómelos tú si quieres, yo no los como, y por lo tanto, no soy responsable". Es una postura cómoda porque la humanidad no dejará de consumir carne, así de sencillo.
--
Recibe las entradas en tu correo electrónico:
Recuerdo el caso de una chica vegana que me pregunta cómo podía hacer para que su gatuno jefe también siguiera sus pasos.
ResponderEliminarComo pseudoexperto en asuntos felinos, podéis imaginar cómo la mandé a freír espárragos. Purr... :3