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Navegando por las redes sociales, me encontré hace dos días accidentalmente que habría una conferencia de la gente de Parque Explora, de Colombia, cuyo título no pudo llamar más mi atención: "Borges y la mecánica cuántica".
Resulta ser que el profesor Alberto Rojo, que la impartió, publicó un libro en el que relaciona algunos de los conceptos de la física moderna, con los de la literatura borgiana. De un primer vistazo, me pareció que tenía mucho sentido, por el manejo que se ve en Borges de conceptos como el tiempo, el infinito, los sueños, la memoria, las posibilidades, los laberintos...
La manera como me topé con Borges en primer lugar a lo mejor resultará poco creíble. Yo tenía un pequeño escrito en el que describía la vida como un gran río con miles de ramificaciones, y cuya corriente representaría el tiempo, que nos obliga siempre a ir en la misma dirección, y que inevitablemente tengamos un tramo limitado para escoger cada ramificación.
Una metáfora no muy descabellada, y a lo mejor común, de mis años infantiles. En la casa encontré una edición de El Nacional de Ficciones, y fue por el subtítulo El Jardín de los Senderos que se Bifurcan, que me animé a leerlo.
No esperaba encontrarme a las puertas de ese mundo de maravillas y deleites abstractos en el que Borges nos sumerge. Recuerdo siempre con especial sensación Las ruinas circulares, Funes el memorioso, El jardín de los senderos que se bifurcan, Tlön, Uqbar y Orbis Tertius, y el mencionado por el conferencista: La biblioteca de Babel.
El señor es genial y se expresa con claridad sobre temas tan profundos. Ya en mis elogios a Capra he mencionado lo importante que me parece la exploración y divulgación de la ciencia moderna.
La conferencia es abordada con un tema sin duda importante: la ciencia como experiencia estética. Me identifico con la visión expuesta, y de hecho casualmente hace poco tuiteaba que tengo ese defecto de ver la ciencia como poesía ya que, aunque no entienda nada, siempre tengo un goce estético con ella.
Luego habla de cómo se ha citado a Borges en trabajos científicos, y como éste se adelantó a muchas ideas que hoy son teorías de la física cuántica. El genio de Borges no tenía límites, a mi parecer, y su estilo que se nos confunde entre literatura, ciencia o filosofía, en verdad me cautiva.
En La biblioteca de Babel, como nos explica el señor Rojo, Borges expone una idea que para la combinatoria y la estadística es interesantísima. Un número enorme de tomos, de determinada cantidad de páginas, que contienen todas las posibles combinaciones de caracteres en dicho número de páginas. La mayoría de los libros son disparates, pero algunos serán joyas de la literatura, algunos nuestras biografías, otros catálogos de la bibliteca misma, etc.
También destaca las analogías entre El jardín de los senderos que se bifurcan, y la teoría de los tiempos paralelos o universos paralelos; o de cómo diferentes bifurcaciones del tiempo pudieran coexistir simultáneamente.
En fin, me gustaría adquirir este libro, y seguir hallando similitudes entre la ciencia y la literatura borgiana. Sin más, les dejo el enlace a la conferencia, y les recomiendo que lean más al maestro Jorge Luis Borges.
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