sábado, 1 de diciembre de 2012

El efecto aguinaldo

La época navideña es muy particular. A mi me gusta mucho. Ya sé, soy atea. Pero no voy a detenerme mucho en el hecho de que el origen de la Navidad no es precisamente cristiano. De eso ya han hablado muchos blogueros por ahí, y seguramente, este año otros tantos hablarán. Igual en su origen perteneció a alguna religión, pero una más conectada con los ciclos de la naturaleza, eso se los puedo asegurar.

Hay quienes dicen que muchas costumbres navideñas del hogar nacieron seguramente porque en Europa en esta época comienza el invierno, y la gente se ve obligada a encerrarse en sus casas debido al clima inclemente. Lo irónico es que las celebraciones navideñas se caracterizan por una gran alegría, y un aire festivo, justificado en la Navidad cristiana por el nacimiento del Mesías.

¿Qué me gusta de la Navidad? En primer lugar la comida. En diciembre se preparan cosas que en el resto del año no. Nada mejor que las hallacas (típicas de Venezuela), el pernil, el pan de jamón, la torta negra y el ponche crema. Luego están las reuniones familiares, que para mi particularmente son gratas. También están los regalos, aunque a uno ya de adulto no le dan muchos. Y está la alegría de recibir un nuevo año. Ese es mi ritual favorito, el del 31 de diciembre. Simplemente la celebración de otra vuelta alrededor del Sol.

Para nosotros los músicos esta es una época de mucho trabajo. Muchas fiestas, muchas misas, muchos conciertos navideños, muchos conciertos de cierre de año, en Maracaibo las fiestas patronales van ahí pegadas, y no sé por qué, muchos matrimonios. Pero no vengo a hablar de dinero, ni de consumismo, aunque a las remuneraciones especiales decembrinas también se las llame "aguinaldos".

En toda mi carrera he estado muy ligada al mundo coral. Canté en tres coros cuando era estudiante. Hoy día soy estudiante de canto, y mi trabajo consiste en acompañar coros con el piano. Los cantantes, como me conocen, y saben que yo también canto, me contratan mucho. Y por estas fechas (desde septiembre, en realidad) el repertorio comienza a pintarse de Navidad. Se montan aguinaldos y villancicos, con cuatro y tambora, y todos hemos hecho conciertos con gorrito de Navidad.

La música navideña me encanta, no sólo los aguinaldos, sino también las gaitas que aquí se escuchan solo en estas fechas. Pero esta música tiene un efecto muy particular. Desde que se empieza a ensayar este repertorio, y siempre sucede, todo el mundo se pone como hiperactivo.

La alegría, el ritmo, las letras, o no sé qué, hacen que los cantantes y músicos siempre salgan del ensayo con mucha energía y todos risueños. No importa cuántos años seguidos hayas cantado "Niño lindo", "Al llegar aquí" o "Espléndida noche", uno nunca se cansa de cantarlas o tocarlas, y el público nunca se cansa de escucharlas. Y los coros de niños, ni les cuento. Ellos que normalmente son hiperactivos, con los aguinaldos se ponen peores. Nada mejor que un concierto de música navideña, pues al público también le encantan los aguinaldos y siempre festejan junto a nosotros-

Por eso disfruto mucho esta época llena de muchos aguinaldos, tiene su propio encanto y una energía muy especial, que por supuesto, se la da la gente con sus costumbres y quehaceres.

Les regalo una lista de reproducción de aguinaldos, pero les digo, ellos son más placenteros en vivo, y nada más con tambora y cuatro.



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