jueves, 9 de enero de 2014

No lo llame "falta de valores", llámelo impunidad

El tema de la inseguridad ha salido a flote de nuevo a través de nuestras redes y medios. Aunque es un mal que nos afecta día tras día, siempre algún caso conmociona a la opinión pública, y por lo tanto, la gente habla más. En ese hablar más se exponen cualquier clase de argumentos y dentro de la indignación y la sed de justicia, algunos comentarios resultan fuera de lugar, y nos sorprenden algunos radicales por allí que hasta se ponen a defender "pena de muerte" y demás.

Un mensaje muy repetido es que la delincuencia es culpa de todos, que todos nosotros, a través de nuestro comportamiento poco cívico, somos en cierta medida delincuentes, y que con ello tenemos el caldo de cultivo de bandas delictivas, ladrones, secuestradores y asesinos.

Esto no es del todo falso, cierto es que atendemos a una falta de civismo, más allá de una falta de valores a secas. La crisis en nuestro país es muy profunda, y hay aspectos fundamentales, como la deficiencia de la calidad de la educación y la crisis económica, que afectan directamente ese comportamiento del ciudadano venezolano. La educación y la economía son responsabilidades del Estado, así como la seguridad.

Hay crímenes dentro del ámbito económico, mucho se habla de la "guerra económica" para acá y para allá, pero en primer lugar existe un sistema que propicia los comportamientos ilícitos, al propiciar (a través de innumerables regulaciones y limitaciones) la existencia por todos lados de mercados negros. En los mercados negros no sólo no se respetan las regulaciones. Tampoco se respetan los impuestos, y a veces la propiedad y la vida.

Pero, ¿quién vela por que esto no suceda? Se habla por todos lados de los raspacupos, de los contrabandistas de alimentos, del mercado negro de divisas, pero ¿alguien ha caído preso o ha sido severamente multado por estas acciones?

Hablan por ahí que el mero gesto de lanzar un papelito por la ventana, de estacionar el carro donde no se debe, de tragarse la luz roja, dice mucho de nosotros como ciudadanos y nos hace cómplices de la delincuencia hasta cierto punto, lo cual tampoco es falso, pero ¿acaso usted ve a los fiscales de tránsito en la calle multando a la gente? En Maracaibo, por ejemplo, es normal que los mismos policías cometan infracciones de tránsito al circular, y de vez en cuando, si se les antoja, o si se les atravesaron muy mal, paran a algún ciudadano que se trague la roja o "invente el cruce".

A pesar de los muchos controles, ¿alguien ha parado el contrabando de alimentos y gasolina por la frontera? ¿Dónde están los cuerpos policiales y militares? ¿Han hecho algo al respecto? Nada. El problema no es que la gente haga, es que nadie la castiga por ello.

Eso del comportamiento cívico "persé" no es un mito, pero requiere al mismo tiempo educación y represión de las ilegalidades. Vaya usted al centro. ¿Quién le dice a los buhoneros que la acera o el canal alterno no son lugares para su tarantín? ¿Quién le dice que está ocultando el frente de cientos de negocios que tienen su local legal y pagan impuestos? ¿Quién lo hace? Nadie.

En Venezuela la impunidad es de todos. Tenemos unas cárceles abarrotadas, y sin embargo, en la calle la gente hace lo que le da la gana. Las mismas cárceles carecen de programas de rehabilitación, y son focos del crimen desde donde funcionan bandas que operan por toda la ciudad, donde hay armas, drogas que pasan por allí, entran y salen, ante la obvia complicidad de las autoridades, no hay otra explicación.

Ni hablar de los asesinatos, sean por hampa, por venganza, etc. La gente anda armada en las calles como si nada, y dispara alegremente sin que las autoridades hagan gran cosa por investigar y atrapar a los criminales.  La gente mata porque sabe que lo más probable es que no sea castigada. Es sorprendente cómo en el caso Spears aparentemente ya tienen a los culpables, y con el resto de los 20 mil y pico de asesinados no se hace justicia.

Sin duda la solución no sería meter preso a todo el mundo. Para empezar ¿dónde meteríamos a tanta gente? Pero tiene que haber campañas, multas para que la gente empiece a comportarse. No solamente presencia de los cuerpos policiales. Las autoridades tienen que hacer ver los abusos, y mínimo llamar la atención de quien lo está cometiendo. Hacer quitar al que está en el puesto de minusválidos, perseguir al que tiró el papelito por la ventana, y así. Porque mientras podamos hacer las cosas mal, y nadie nos reprenda por ello, las seguiremos haciendo.

Y para reafirmar un poco la idea, me tomo el atrevimiento de citar a mi amigo Jesús Guevara:
No hay justicia sin castigo. No hay castigo si no hay ley. No hay ley si no se aplica. Y sí, sonará de perogrullo, pero es eso.
Los valores y la cultura del asesinato (y buena parte de la cultura premoderna típica venezolana) son los síntomas; no la causa. La causa auténtica de la inseguridad no es "la gente" (en todos lados cualquiera puede matar hasta con tenedores), es que a la gente no se le castiga. Y el que castiga los delitos en nombre de la sociedad es el Estado. Punto.
No hay prisiones, solo sucursales del infierno. No hay policías ya que estos no sirven (los corruptos andan matraqueando, haciendo de alcabalas, o hay muy pocos), los fiscales andan atiborrados de trabajo, los jueces están politizados y propensos a la corrupción.

Y sí. Las prisiones son necesarias; el castigo es necesario; la reeducación para la civilización es necesaria. Y la vida más o menos pacífica de los países que se toman el orden y la paz en serio lo certifica. Venezuela obviamente no está en ese grupo...
Fuente

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