martes, 4 de enero de 2011

El silencio y la oscuridad

No, esto no es un texto sentimental. Vengo aquí a hablar de dos recursos naturales que poco a poco se han ido perdiendo irrecuperablemente: el silencio y la oscuridad.  En nuestro mundo, cada vez más urbanizado, cada vez hay más ruido y más luz, nuestros sentidos viven totalmente sobresaturados, sobreestimulados, y a pesar de que en teoría aceptamos que existen la contaminación sónica y lumínica, cada vez nos olvidamos más de lo que estamos perdiendo, cada vez lo vivimos menos.

Yo particularmente tengo la fortuna de vivir en una ciudad relativamente pequeña, Maracaibo, donde aún se pueden ver las estrellas más brillantes y donde aún en ciertos momentos del día y de la noche, puede sentirse un silencio relativo, excepto por uno de nuestros más grandes cánceres, que es el aire acondicionado.

El desconocimiento que tenemos del silencio es tal que no lo soportamos.  Muchas personas dentro y fuera de mi casa he escuchado decir que no soportan estar con todos los aparatos eléctricos apagados porque no soportan el silencio, es más, prenden el televisor solamente para que haga ruido, ni siquiera para prestarle atención.  Yo misma admito que me molesta tocar el piano con el aire acondicionado apagado, pues siento que todos me oyen.  Estoy tan habituada a su sonido que no puedo construir el de mi instrumento si no es sobre ese colchón.  Pero cuando voy a algún lugar donde no hay aire acondicionado, siento que puedo oír todo lo demás y, de una forma u otra, mi oído descansa.

Hablando de la oscuridad, quizás lo más hermoso de ella, es poder ver las luces más sutiles y lejanas que podamos apreciar: las estrellas en el cielo nocturno.  Las estrellas se han convertido en una extrañeza para la mayoría de los seres humanos.  Uno de los momentos más tristes de mi vida fue cuando el año antepasado viajé a Santiago de Chile, esperando con ansias al menos poder ver las principales constelaciones allá, ya que el cielo del hemisferio sur me es totalmente desconocido.  Cuál fue mi sorpresa al percatarme de que la contaminación lumínica y el smog no dejaban ver ni una estrella, es más, las más de las veces ni siquiera podía ver la luna.  Y todos mis compañeros felices de que estaban en aquella capital tan desarrollada, y yo sólo pensaba ¿desarrollada y no pueden ver las estrellas?  Qué triste me pareció el desarrollo en ese momento.



Pienso que no es casualidad que uno de los lugares más hermosos en que he vivido y uno de los que ha despertado más mi inspiración y pensamiento creativo, sea un pueblo en el medio de Los Andes venezolanos.  Quizás no tenga los mejores cielos porque hay mucha nubosidad, pero como viví allá unos años, viví muchas cosas que en un viaje no se pueden experimentar más que como una leve impresión.  Allá todo se oía mucho más nítido, desde la propia voz hasta la lluvia.  Y en sus cielos despejados tuve la oportunidad de ver estrellas como no las volví a ver jamás y la mismísima Vía Láctea atravesando el cielo.  Es un espectáculo que no tiene comparación y que hoy día sólo veo en la pantalla de la computadora.

Afortunadamente hay movimientos ya para recuperar el silencio y la oscuridad en el mundo.  Los mismos que graban paisajes sonoros dicen que prácticamente no queda ya ningún lugar en la superficie del planeta en que no se oigan sonidos humanos.

Yo estoy segura de que si pudiéramos escuchar más seguido a los grillos y mejor los sonidos de nuestro propio cuerpo, y si pudiéramos ver mejor las estrellas, nuestro pensamiento sería radicalmente diferente.

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Les dejo un par de enlaces en inglés:
International Dark-Sky Association

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3 comentarios:

  1. Estimada Paiku,
    tú has dado en el clavo describiendo "el silencio y la oscuridad". Tal vez no nos demos cuenta que la falta de ambos nos lleva a unos extremos muy peligrosos para nuestro organismo. Completamente de acuerdo contigo. Si pudiéramos oir al silencio, tal vez podríamos escuchar nuestra conciencia y si pudiéramos ver la oscuridad tal vez podríamos descubrir nuesta alma.

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  2. Estoy totalmente de acuerdo contigo, para mi que estudio arquitectura todo se relaciona directamente con el urbanismo y la urbanidad, y es definitivo que el sobre-crecimiento, tanto en altura como en expansión, de las ciudades esta hasta bien visto por la mayoria de las personas, se dice que es señal de "poder" (robándome las palabras de un excelente profesor) pero por muchos años pasamos por alto la repercusión negativa de este proceso de las ciudades en nuestro estilo de vida tan alejado de lo natural y lo bello, como son la oscuridad y el silencio, yo misma no puedo dormir si no es con una lampara encendida y aveces el televisor. Pero existe una solución que tardara años, de eso no hay duda, y es el nuevo urbanismo, las nuevas enseñanzas, hacia una ciudad estructurada por espacios verdes, que no son "vacíos" como se viniera creyendo, sencillamente son VERDES, pulmones de la ciudad, en donde la oscuridad y el silencio serán los protagonistas en las noches... bueno al menos ese es mi sueño como arquitecto...

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  3. muy buena reflexión! 100% de acuerdo!

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