En estos días, como suele suceder después de cualquier elección popular en Venezuela, ha habido mucha tensión entre quienes discrepan del gobierno y quienes le apoyan, conocidos vulgarmente como opositores y chavistas. El hecho es que en las elecciones primarias llevadas a cabo el día 12 de febrero de 2012, hubo una participación mayor de la esperada, y las reacciones a este resultado no se hicieron esperar.
Quienes discrepan del gobierno (eran las primarias del candidato presidencial del bando opositor), evidentemente sintieron una gran satisfacción, al comprobar este alto índice de participación. Fui testigo de primera mano de que mucha gente se alegró, pues no se esperaban estas cifras, y ellas representan un número importante, que sirve hasta cierto punto de medidor de los electores a favor de la oposición política.
Por otro lado, quienes simpatizan con el gobierno, guíados por el discurso de uno de sus líderes mediáticos, empezaron a poner en tela de juicio los números que fueron divulgados por la representante del Consejo Nacional Electoral. No es malo dudar, es natural, de hecho la oposición lo ha hecho muchas veces. El problema es que el señor líder mediático, que ya sabrán quién es, propuso una fórmula matemática, cuyo absurdo se ha demostrado muchas veces, más aún, porque aplicada a otras elecciones, los números no cuadran, por lo cual, de ser verdadera, afectaría los números de las elecciones que les han favorecido, así de simple.
Mi problema no es el supuesto fraude cantado por los simpatizantes del gobierno, ni la celebración de la oposición. Ambas reacciones eran previsibles teniendo en cuenta las cifras. Lo que me molesta es esa actitud, como siempre infantil, que se ha tomado en torno al tema: que si tú estás pica'o, que si igual te daremos paliza en octubre, que si yo te supero por tres millones más, etcétera, etcétera, y un incansable número de etcéteras. Por un lado está la contradicción de que "los números no cuadran", y el "no importa, tres millones no es nada, nosotros tenemos seis"; y por el otro, los opositores del gobierno hablando de los números al más puro estilo Chávez, estilo, contra el que deberían luchar, y por lo tanto, dar el ejemplo. Vamos, que en el camino hay cosas más importantes de las que hablar. Y para colmo, las disputas en torno al tema de los números, ya costaron una vida.
Lo que me molesta sobremanera, y que aprovecharé para plantear, es ese empeño de "yo soy mayoría", y por lo tanto "yo tengo la razón". ¿Complacer a la mayoría es el fundamento de la democracia? Sí, pero SOLAMENTE cuando de elecciones se trata. De resto, quien haya sido elegido "según la mayoría", debe gobernar para todo el mundo, no para esa mayoría exclusivamente.
Cierta vez en un post en el que planteaba yo el problema del laicismo en el gobierno, un comentarista mencionó que es difícil establecer esta neutralidad cuando la mayor parte del país pertenece a una religión determinada (no lo dijo así textualmente, pueden visualizar el comentario). Entonces, ¿no vamos a desear un Estado neutral religiosamente solamente porque la mayoría del país es católica? ¿Y los demás? ¿Dónde quedan? ¿Tienen que tragarse el discurso católico porque ellos son mayoría? Debo decir, esto es solo un ejemplo.
Ser mayoría no es argumento para NADA. De hecho es un argumento peligroso. Es un argumento que atenta contra la diversidad humana. Establecer políticas basadas en las mayorías acaba, en el mejor de los casos, en que las minorías no son atendidas y su opinión no es escuchada. En el peor de los casos, acaba en discriminación, persecución y hasta genocidio. Y me extraña que un gobierno como el de Chávez, que pregona la inclusión como parte fundamental de su corpus ideológico, haga tanto énfasis en que ellos "son mayoría". Y si son ¿qué? Como dije, no es argumento para nada. La inclusión y la complacencia de las mayorías, son planteamientos contradictorios. La inclusión busca precisamente que las minorías sean escuchadas y tenidas en cuenta en los proyectos políticos y sociales, evitando en lo posible la intolerancia y la discriminación.
Hay casos en los cuales es la minoría quien tiene el poder, y pasa a convertirse en élite. No siempre son las mayorías quienes aplastan. Ambos casos, pienso, son antidemocráticos, pero cuando es la élite quien aplasta a la mayoría, el asunto se vuelve más difícil de esconder, y es más fácil que la mayoría, tarde o temprano, no acepte sublevarse. En este sentido se puede hablar de una de las más grandes contradicciones del mundo democrático (mundial) de hoy: los gobernantes son elegidos por las mayorías, pero las decisiones económicas son tomadas por élites, y la economía es uno de los pilares fundamentales de cualquier civilización.
Hablando ya de criterios para establecer mayorías y minorías, por lo general se toman en cuenta algunos como la raza, la religión, la cultura, la orientación sexual, la orientación política, el poder económico. Pero no son estos los únicos aspectos que constituyen a un ser humano. Cada uno de nosotros con sus gustos y colores, puede pertenecer a varias minorías sin darse cuenta. En nuestra era este fenómeno se ha hecho más consciente gracias a la Internet. Podemos encontrar gente que comparta los rasgos más absurdos de nuestra personalidad. Es por ello que en un mundo democratizado y tendiente cada día más a modelos anárquicos y descentralizados (o al menos eso espero), no se puede hablar de lo que quiere la mayoría. Hacemos unas elecciones por votos, porque es el mejor método que conocemos hasta hoy de elegir los cargos de poder, pero en ese juego hay muchas trampas, y todos somos conscientes de ello.
Habiendo planteado un poco este panorama entre mayorías y minorías, dejo como conclusión que hay que alejar este argumento absurdo del discurso político. El mismo Chávez al principio lo hizo y vean lo que logró. En el mundo de hoy eso de las mayorías no va. Hay que atender las necesidades específicas de los grupos humanos para que pueda haber un grado de satisfacción general, y por supuesto, atender estas necesidades en la medida en que no se afecte el bienestar general. Pero esa estupidez de desconocer al otro porque "es minoría", constituye eso, una estupidez.
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P.D.: Ustedes saben que yo no soy politóloga, socióloga, ni menos economista. Si eres especialista y quieres plantear tu opinión, citar teorías específicas o hacer una crítica, bienvenido seas :-)
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No puedo agregar sino una sola palabra: brillante!
ResponderEliminarTal vez no seas una experta en el tema, pero haces una observación crítica interesante (y a mi parecer acertada) del acontecer nacional. Es triste ver como el gobierno pregona la inclusión y luego gobierna -valga la redundancia- para un solo grupo, y aún más triste que quienes lo adversan caigan en el juego sucio de "toma tus 3 millones por el buche".
Estos meses serán cruciales para Venezuela, y sea cual sea el resultado final cambiarán muchas cosas.
Esto se conoce como Mayoritarismo, Oclocracia o mas comúnmente como "La tiranía de la mayoría". Las legislaciones de muchos países mediante la Carta de Derechos Humanos restringen expresamente que las leyes puedan ser cambiadas para favorecer a las mayorías y los magistrados son responsables de la protección de las minorías ante esto.
ResponderEliminarClaro esto funciona en países donde el sistema legal y la separación de los poderes garantiza una protección a la diversidad de los ciudadanos. Esta claro que no es nuestro caso.
Ahora la misma democracia crea la ilusión que lo que importa es ser mayoría lo que para mi también es un grave fallo e inaceptable para una sociedad de progreso. Creo que las sociedades del futuro deben desarrollar un mejor sistema político, antes que continue siendo un concurso de popularidad que nada tiene que ver con la capacidad de hacer un buen trabajo de estas personas que llamamos líderes.
Gracias por el comentario. Muy interesante esto, no sabía que estaba contemplado expresamente en los Derechos Humanos; aunque en toda la Declaración se hace ver que ningún ser humano puede ser discriminado bajo ningún concepto.
EliminarSaludos :-)
Es mucho pedirle a un país donde la aplastante mayoría piensa que pertenecer a la mayoría -o a la minoría del segundo lugar- te hace tener la razón. Como me dijera mi madre alguna vez: "Hay que creer en algo, tantos no podemos estar equivocados". Ad populum en todo su esplendor.
ResponderEliminarEl venezolano no sólo irrespeta a las minorías -a las que no pertenece-, sino que desconoce la existencia de éstas, todos los demás son locos y enfermos, o en este caso, manipulados y (boli)burgueses. Excelente.
sobre aspectos ético, doctrinales, o teóricos: la democracia no significa unicamente mayoritarismo, no. en tu reflexión estas en lo correcto. significa respeto al Estado de Derecho a las Instituciones, el reconocimiento a las minorías. hay expresiones practicas en los sistemas políticos contemporáneos, a saber método d´hondt que es un cociente electoral que ayuda a las minorías a alcanzar una cuota de representación aceptable y proporcionada a esas minorías que el mayoritarismo aplasta, este método es de los mas reconocidos en el mundo occidental. también se manejaba antes, aquí mismo en Venezuela la representación pro proporcionalidad, que aseguraba a los partidos cuotas de diputados en relación a su propio peso, aparte de la ya tradicional votación de listas con D´Hondt sobre los principios democráticos, hay varios autores pero la democracia, supone un conjunto de valores, igualdad ante la ley, representación de las minorías, y sobretodo el respeto de los derechos del otro, reconocimiento de las minorías. en las practicas de gobierno. muchas veces se vende la idea errónea de que elecciones son democracia, lo cual es una premisa falsa, es uno de los requisitos que se deducen de un sistema democrático. pero no el único. la democracia es una cultura política y ciudadana.
ResponderEliminaren Venezuela un tecnicismo legal hace que el metodo D´hondt no valga. aunque sea mandato expreso. y la representación proporcional tampoco. no existe bicameralidad, y eso ayudo a que la eliminaran.
sobre el acceso de grupos minoritarios a beneficios sociales. hay un tema que te invito a revisar. se llama "discriminación positiva".+
se le otorga beneficios sociales a grupos sociales determinados por su condiciones sociales, culturales e históricas. sean estructurales, o coyunturales.
para finalizar, la democracia no es un método de validación teórico- epistemológico. por lo tanto que vote la mayoría a una cosa, idea o afines no le otorga validez. la democracia sirve para dirimir en la política. pero no es un validador científico. ni siquiera lógico esencialmente. es desarraigar su sentido. la mayoría no estuvo con Galileo, ahora si, no saben porque, ni antes ni después. pero ahí les vemos. ejemplos históricos sobran.
la democracia infiere aceptación de las minorías, respeto a sus derechos, representación, participación, el reconocimiento de todos los que hacen vida en una sociedad, cumpliendo estas mismas premisas. es decir sometidos a los valores democráticos. para reconocer, reconozco.
y en ella se hacen consensos, dialogos, acuerdo. la democracia no es una guerra de levantar la mano. eso quieren vender. pero eso precisamente, no es.
@LuisCFV11
Gracias por tu comentario Luis, realmente has planteado cosas bastante interesantes. Has llamado especialmente mi atención con esto de que la democracia no es ni siquiera un validador lógico. Cuántas veces se trata de usarlo como tal. Y efectivamente, averiguaré un poco sobre la "discriminación positiva".
EliminarSaludos :)