jueves, 12 de diciembre de 2013

Municipales 8-D: más de lo mismo

He estado pensando si vale la pena hacer algún comentario al respecto, emitir alguna opinión que no se haya repetido ya mil veces. Más o menos he expresado lo que pienso respecto a las elecciones del pasado domingo, pero me he decidido a dejar las ideas aquí, un poco mejor articuladas que en Twitter.

En mi municipio (Maracaibo), de más está decir que la sola elección de los candidatos por parte de ambos bandos fue pésima. Eso tuvo particularmente a la población joven un poco desanimada. Sin embargo, muchos salimos a votar, no por algún candidato o por algún proyecto, sino simplemente por un color, o más bien, en contra del otro.

El hecho de que Eveling haya sido reelegida creo que sólo fue posible debido al terrible candidato que eligió el bando rojo, quien no tiene nada que ver con nuestra localidad y no logró convencer a nadie de lo contrario. Mucho antes, cuando la MUD decidió relanzar a Trejo, todos temimos lo peor: la oposición perdería a este municipio tan anti-chavista. Y sin embargo la "salvaron".

Estamos cansados de la pésima gestión de nuestra ciudad, y ya no hallamos a quién achacar las culpas. Maracaibo tiene terribles problemas de urbanismo, vialidad, basura, transporte, alumbrado público... Muchas de estas son claramente atribuciones de la Alcaldía, no hay cómo excusarse. Pero ya lo expresé en las redes sociales: el boicot a los gobiernos opositores no es solamente obvio, sino que ya llega a lo descarado. Tan descarado que el gobierno crea cargos paralelos con gente puesta a dedo, irrespetando la elección popular, y cagándose en la democracia (disculpen, no encontré expresión más adecuada).

Lo hicieron cuando Pablo Pérez era gobernador del Zulia, y tenían al Arias Cárdenas pa'cá y pa'llá inaugurando obras con fondos del gobierno central. No está mal darle obras al pueblo, vengan de donde vengan, pero hay que trabajar con quienes la gente ha elegido. Sino ¿para qué hacemos elecciones entonces? Ya esta misma semana se han regalado cargos a perdedores de las elecciones, muchos de ellos descaradamente paralelos a los de sus contendores, democráticamente elegidos.

Estos cargos paralelos nos salen caros, a nosotros, a la gente. El dinero público es nuestro, y tenemos entonces una burocracia duplicada, unos cargos duplicados, un presupuesto duplicado. Y es lamentable que no nos pongamos a reclamar seriamente por ello, cuando se están burlando de nuestro voto frontalmente.

Otra cosa es que no observé ni un atisbo de reconciliación entre los sectores. Y el gobierno con su actitud y su discurso lo que menos hace es trabajar en ello. En lugar de intentar establecer el diálogo con los opositores que ahora poseen cargos públicos, le ponemos a otro de los nuestros al lado, y pues le damos el dinero a él.

Otra reflexión, ya repetida por muchos, es que la oposición tiene que buscar la manera de ganarse al campo. Todas las cifras se han publicado: la oposición tiene la mitad de los votos pero muy pocos municipios ganados. Esto se debe a que su voto está concentrado en los lugares de más densidad de población: las ciudades principales. El campo, la producción agraria y las industrias básicas no han salido precisamente beneficiadas en estos años de "revolución", y eso hay que hacerlo ver a la gente que habita fuera de las ciudades.

La mayor vergüenza de estas elecciones quizás fue la fiesta pre-electorera del gobierno nacional. Esta vez ni siquiera se conformaron con usar fondos públicos para la propaganda y para los regalitos, sino que se dedicaron a saquear la empresa privada. La especulación en Venezuela es un hecho real, pero la inflación también lo es. Y es mucha casualidad semejante campaña de fiscalización radical justo antes de las elecciones. Antes no se hizo nada, y parece que ya calmaron los ánimos, y se habla de otros temas un poco menos agradables como el aumento (necesario) de la gasolina. Lo bueno es que la fiesta no tuvo gran impacto, porque los resultados en números permanecieron parecidos a elecciones anteriores.

Todos siguen haciendo las cosas iguales: el gobierno intentando actuar "a lo arrecho", la oposición favoreciendo a los viejos políticos bien acomodados, casi nadie escuchó a la gente, y muchos sufrieron las consecuencias, pero sobre todo quienes las sufrirán, seremos nosotros.

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