sábado, 15 de noviembre de 2014

Aires de feria y chikungunya

Mañaneo. Aún persisten los dolores en las manos, rodillas, cuello y pies cuando estoy recién levantada, aún cuesta caminar. Este mal que nos ha invadido viene de África, dicen. Se llama Chikungunya o Chikunguña, vocablo makonde que significa "enfermedad del hombre retorcido". Se supo de ella en nuestro país desde hace unos meses, era como un fantasma del que hablaban los del centro, y de pronto arribó a las tierras marabinas por allí en octubre.

A casa llegó un fin de semana, mi abuela fue la que empezó, con dolores en las articulaciones y sensación de fiebre. Luego de un par de días me levanté yo con dolores en ciertas articulaciones y esa semana vinieron la fiebre y las erupciones. Luego cayeron mi madre y mis dos hermanas. Cinco personas, de siete que compartimos el techo. Era de esperarse con la cantidad de zancudos que hay acá, pero la velocidad de la propagación es impresionante, nada parecido al dengue por ejemplo.

Los hogares cuentan las mismas historias: cayó la mitad, cayeron todos, raros son los casos en que un solo miembro de una familia cae enfermo. Por supuesto, todo son cuentos y anécdotas. El gobierno se pronuncia muy tardíamente sobre el problema, y cuidado y usted dice algo. Incluso sé de anécdotas de primera mano, en que la palabra "chikungunya" estaba prohibida en los ambulatorios, sobre todo al inicio del brote. Todos eran diagnosticados con "virosis", "cuadro febril", o dengue en los casos que la duda podría existir por el parecido en el cuadro sintomático. Supe de un hospital público colapsado, que no tenía ni siquiera termómetros.

Por alguna razón, se difundió la idea de que el único medicamento que se podía tomar para aliviar los síntomas era el acetaminofen o paracetamol (también se puede tomar ibuprofeno o diclofenac), y la escasez de medicamentos en el país, aunado al brote repentino y a la viveza de muchos, ha hecho que se hagan colas enteras para comprar acetaminofen; y unos muy comentados medicamentos "para subir las defensas": el ácido fólico, la vitamina C y la vitamina B12 (1, 2, 3, 4...), y que se llegue a la gravísima existencia de un mercado negro de medicamentos.

El gobierno por su lado, habla de estadísticas de "fiebre", pero no de chikungunya, o sí de ella, pero con cifras que todos sabemos que no tienen nada que ver con la realidad. ¿Y cómo?, si no hay reactivos para hacer la prueba específica para detectar el virus en sangre. Aquí todos tuvimos chikungunya, nadie tuvo su diagnóstico oficial.

La falta de información oficial provoca toda clase de especulación. Que si la enfermedad se transmite tan rápido que ese no debe ser el mosquito, que si te tienes que tomar un menjurje para que se te cure y si no te lo tomas atente a las consecuencias, o una de las más descabelladas: esto no es chikungunya, sino una intoxicación por algún metal pesado debido al bombardeo de nubes (?).

A ello se suman las compras desesperadas de medicamentos "para las defensas" como los que mencioné, que pudieran empeorar a los enfermos con su incidencia hepática. Pero ahí anda, todo el mundo especulando, todo el mundo hablando paja, super convencidos de sí.

Familias enteras, instituciones a medio funcionar por personal enfermo, gente cojeando por toda la ciudad... parece sin embargo, que las advertencias ya estaban dadas: 

En un documento que publicó la Organización Panamericana de Salud el mes de julio de 2011, titulado Preparación y respuesta ante la eventual introducción del virus Chikungunya en las Américas, ya se alertaba que los grandes brotes resultantes podrían hacer colapsar los sistemas de atención de salud existentes y la infraestructura de salud pública, además de entorpecer algunos aspectos de la organización social. También advertían allí que la tasa de ataque de las comunidades afectadas oscilaría entre el 38% y el 63% de la población expuesta. (...) 
De los casi 30 millones de habitantes de Venezuela, no menos del 70% vive en áreas de alta densidad del mosquito Aedes, por lo que la población expuesta a la enfermedad es de unos 21 millones. Si la tasa de ataque es del 38 al 63%, el número de venezolanos afectados por Chikungunya puede estar entre 8 y 13 millones de personas. (Prodavinci)
La crisis de la Chikungunya, se suma pues, a nuestra crisis general, y en estas fechas, transcurrimos aplastados entre la desesperación y el desenfreno de las fiestas, que por supuesto, no van a parar. El Halloween fue, el Encendido de la Avenida Bella Vista fue (aunque tenemos apagones para regalar), la Feria será, las Navidades "felices" serán, y para echarle combustible a la candela de la ilusión, nos aumentaron el sueldo antes del pago de utilidades, y seguirán gastando unos miles de dolarillos en espectáculo caliente para el pueblo, mientras no hay para el sector farmacéutico.

Unos cuantos debieron andar cojeando en el encendido de luces, y a unos cuantos veré cojear en los amaneceres y procesiones, y otros tantos se pasarán de alcohol después de la artritis viral. Pero todo bien, La Chinita y el Niño Jesús nos protegerán (sarcasmo, ¿ok?)

Yo llevo casi un mes con esta vaina. Sí, descansé dos semanas enteras, y luego de volver al ruedo, recaí sin más, y con afecciones gastrointestinales. No, no he tomado menjurjes, y no quiero que me recomiendes el tuyo, ni tampoco voy a torturar a mi hígado con decenas de vitaminas. Ya tengo suficiente con que tuve que suspender mi debut debido a este interminable mal, y con que el dolor en los dedos no me deje tocar piano en paz.

Un consejo: no dejen que les piquen los zancudos.



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