sábado, 8 de febrero de 2014

Cuando el problema se convierte en xenofobia


Cosas muy feas y sinceramente vergonzosas están pasando en Venezuela. Nuestra crisis nos lleva cada día a lugares insospechados, como dicen por ahí, el fondo no existe. Nuestros problemas económicos y políticos últimamente han tomado un tinte que no dice lo mejor de nosotros. Ciertas relaciones con algunos grupos humanos se están llenando de odio, y aunque ciertamente hay a quienes señalar, los prejuicios se están apoderando del discurso cotidiano de la gente.

Y no cualquier prejuicio, se trata de un desprecio constante y muchas veces irracional contra ciertos grupos, empujándonos a la línea de la xenofobia.

Por un lado está el ya antiguo e irresuelto problema del contrabando de alimentos. En este negocio en el estado Zulia están involucrados a diferentes niveles, sujetos de la etnia Wayuu. Esta etnia es por tradición comerciante, y han sabido adaptarse a la sociedad mestiza gracias a ello. La oportunidad de negocio frente a productos regulados, y viviendo ellos en la frontera, es obvia. Obviamente también es ilegal y perjudica tanto a la economía venezolana como a la colombiana.

No estoy diciendo que los wayuunaiki o algunos de su grupo sean los culpables, causantes o responsables por lo que está pasando, ni mucho menos los únicos involucrados en el negocio. Para que dicho negocio pueda darse se necesitan complicidades con autoridades, tanto internamente como en la frontera. Muchos de ellos apenas son la base de la cadena, por estar dispuestos a pasar todo el día buscando productos regulados y haciendo las colas correspondientes. Pero en su lugar,  probablemente sean de los que menos reciben beneficios económicos por ello. Aún está el transporte, las mafias que controlan el paso, autoridades implicadas, etc. También está la política irresponsable del gobierno, por regalar productos, quebrar nuestras empresas y generar con ello el negocio y la escasez resultantes.

Sin embargo los visibles son aquellos que están en las colas de sol a sol, de bus en bus, con pequeñas bolsas, cumpliendo con los "mayoristas del contrabando", y la gente comienza a descalificar al Wayuu solo por serlo, y a responsabilizarlo solo a él.

Tenemos por otro lado nuestra muy devaluada moneda. Quien tiene bolívares parece que tiene cada día menos, y quien pasa por aquí con dólares, cada día puede hacer más y tener más poder (adquisitivo y de otras clases). La gente de nuestro país vecino se ha percatado de ello. Pero comprar en Venezuela no es barato porque seamos una superpotencia en producción industrial, sino porque somos un país pobre: así de simple y duro es.

Nuestros vecinos vienen a comprar aquí porque les sale demasiado barato. Pero no es que compren (como solían hacer los venezolanos en Maicao), es que ha habido gestos muy grotescos que rayan en la impertinencia. Hay gente que no sólo viene a comprar algo de lujo por aprovechar lo barato. Se han metido de lleno en los supermercados a comprar productos de la cesta básica, que de por sí, están escasos para los venezolanos. A veces no se llevan la comprita, sino que se llevan cajas de un producto.

Pero si a cuentas vamos, y si ellos entran y salen legalmente por la frontera y pagan los impuestos correspondientes, no están cometiendo un crimen como tal. Pero ya la gente no puede evitar mirar mal a cualquiera que le hable con acento colombiano. El desprecio por ellos y por lo que hacen (desprecio algo justificado) se ha convertido en la norma. Todos comentan sobre los colombianos que andaban en el super, en el Sambil, o sobre la cantidad de carros colombianos que hay en nuestras calles.

Caso ya de larga data es el de los cubanos. La simpatía y los negocios poco favorecedores para nosotros que ha hecho el gobierno chavista con Cuba, han despertado el desprecio de mucha gente para con el cubano. A ello se suma el problema de que se han traído miles de cubanos a Venezuela a ocupar plazas de trabajo, que no sobran precisamente en nuestro país.

En estos días fue famoso el caso de la gente abucheando al equipo cubano en la apertura de la Serie del Caribe, y según me entero, hasta se llegó a formar una protesta frente al hotel donde se hospedaban los jugadores (que nada tienen que ver con la política exterior del difunto Chávez y de sus herederos).

También vi un caso de primera mano. Hay una pequeña plaza en el norte de  Maracaibo llamada José Martí, en homenaje del escritor cubano (que vivió mucho antes de la Revolución de Fidel, cabe destacar). Allí se hace un acto todos los 28 de enero que resulta ser el natalicio del personaje. Este año de hizo como de costumbre, y se dejaron unos arreglos florales en la plaza. Alguien de la zona, por exteriorizar su odio a los cubanos, prendió fuego a las flores.

¿No son muchos de estos actos estúpidos, o peor, inútiles? ¿Acaso no vemos que los responsables de este desastre, de esta crisis son nuestros terribles administradores, esos que día a día se llenan la boca hablando de justicia, patriotismo, unidad latinoamericana, y como ven, no hacen sino dividirnos? ¿Odiarnos y señalarnos entre nosotros acaso servirá de algo?

Quien comete un crimen o una injusticia lo hace y punto, sin tener nada que ver con su raza o nacionalidad. Quienes tengan que pagar por ello, que paguen, sin ser juzgados con sesgos bajos de esta clase. Que ya de sesgos estamos hartos.

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4 comentarios:

  1. Gracias por tu comentario xenofobico en mi post sobre la xenofobia.

    Amigo, es lamentable no la invasión a tu país, sino el hecho de que nuestra mejor opción sea largarnos. Tal como pasa con el cubano.

    La tragedia no es estar ocupando puestos en otro país, es que en el propio no haya trabajo para nosotros.

    Y no nos llame mierdas, que por décadas hemos acogido a extranjeros que hicieron su vida y negocios en nuestro país.

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  2. Soy de origen extranejro y lamentablemente es criticable como los venezolanos desprecian hasta a los de su propio pais aqui hay un odio social increible y eso es antes de Chavez, me di cuenta de eso no mas pisar este pais. El venezolano q emigra ya está siendo cuestionado por sus actitudes arrogantes sobre todo en Panama... l

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  3. Esta vaina no pasaba con Chavez!

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