domingo, 31 de marzo de 2013

El deber de las mujeres de construir nuestra vida

El logro de la igualdad de género en la sociedad contemporánea debe ser asumido por ambos sexos, y para ello la mujer no solamente debe luchar por sus derechos, sino recordar que tiene el deber de ser un humano integral y autosuficiente, para darse su lugar en la sociedad. Hay varios aspectos en los que la mujer sigue siendo machista, y hay que hacer lo posible por cambiarlos.

Más que como mujer, como ser humano, debes pensar que la construcción de tu vida, de tus sueños y tu realización personal deben ser tu responsabilidad. La mayor parte de la sociedad hoy en día brinda la posibilidad de estudiar, trabajar, ser creativa y ser lo que quieras, sin la necesidad de depender de un hombre.

Hoy en día son muchas las mujeres que a la hora de salir con un hombre, quieren que éste pague todo, haga el transporte, etcétera. Yendo más a fondo, hay mujeres que buscan en su pareja alguien que las mantenga económicamente, y algunas se valen de las leyes para casarse y luego quitarle al hombre gran parte de sus fondos y bienes, que ha ganado por su cuenta (no hablo aquí del caso en que los dos han conseguido obtenerlos).

Deja de pensar que como eres la mujer (o "la dama"), el hombre tiene que pagarlo todo. Depender de un hombre no hace más que tener que subordinarte a él en muchos sentidos. El dinero es poder. Estudia, trabaja, y haz tu propio dinero.

No quiero decir con esto que te quedes soltera o sola. Parte del bienestar personal viene dado por nuestra vida sexual y amorosa. Si tienes una pareja, que sea en condiciones de verdadera equidad. Que tu pareja no aplaste tus ambiciones y sueños, que compartan la vida realmente, y en la medida de lo posible, que ambos aporten económicamente, no importa si sus ingresos son desiguales.

Deja de esperar que es en "el hombre de tus sueños" que encontrarás la plenitud. Un ser amado puede hacernos muy felices, pero ¿dónde están los demás aspectos de tu persona? Desarróllate integralmente, y no pienses que porque eres mujer no serás tenida en cuenta.

Alba Soler Photography / Fashion Photos / CC BY-NC-ND

miércoles, 27 de marzo de 2013

Buena presencia

Un requisito fundamental (aparentemente) para que te contraten en cualquier trabajo es contar con "buena presencia". Algunos llegan al colmo de solicitar "excelente presencia". Qué es eso, yo no sé, porque la verdad es que suele prestarse para tantas relatividades que no hay manera de prepararse para ello, que no sea arreglándose, al "buen gusto" generalizado y de moda.

Siempre a la entrevista de trabajo uno procura ir más arreglado de lo que irá en los días normales de laburo. Pero cuentos de "buena presencia" he escuchado extremos, y la cosa raya en lo absurdo.

Recuerdo que cuando iba a la universidad, solía recibir muchas críticas de parte de cierto público masculino por no llevar nunca maquillaje (el cual todavía no uso a diario, lo reservo para actuaciones y conciertos); por andar de pelo suelto, pero no secado ni planchado y además escalonado, lo cual muchos de ellos interpretaban simplemente como "despeinado" (y eso que tengo un pelo lacio como pocos), y por vestir poniendo por encima la comodidad sobre la "belleza". A esto agreguen que uso las uñas cortas por el instrumento. Todas esas cosas, pues a muchos de ellos no les parecen.

Otros críticos masculinos que son molestos sobremanera, son esos gordos panzoncitos que a cada rato te critican la figura. A veces no para decirte que estás gorda, sino también "demasiado flaca". A veces lo hace la misma persona en ocasiones diferentes, lo cual me deja un poco confundida. Pero sobre todo me molesta que lo haga alguien con sobrepeso, porque muchos hombres piensan que ellos tienen licencia de ser todo lo feos y gordos que les plazca, pero las mujeres no, imagínense, eso es desagradable.

Fenotipos y variedades hay miles, pero aparentemente para ellos todas las mujeres tienen que ser, al menos, "arregladas". Olvídenlo, eso de que el hombre "mientras más feo, más hermoso", y la mujer arregladita y flaquita, por favor, es machismo puro.

En cuanto al punto por el que comenzaba, he escuchado unas historias de trabajo inauditas. Conocí a una respetable profesora que renunció a una universidad porque se le exigía que fuera maquillada y de tacones a dar clase. Dar clase es un trabajo en el que uno pasa mucho tiempo de pie, y que se le exija esto a una persona de edad me parece, por lo menos, una falta de respeto.

Conocí a otra muchacha que trabajaba en medios de comunicación, a quien le exigían llevar el cabello planchado (ella lo tiene naturalmente rizado), por lo cual hasta perdió la forma de su "look" natural. También hay historias de hombres a quienes no les dejan llevar barba, ni siquiera arreglada, ni usar el cabello largo, porque no se ven "limpios". El único caso en que esto es aceptable (y no estaría tan segura) es en los trabajos que requieren manipulación de alimentos, y sin embargo, a ninguna mujer le mandan a cortar el cabello (incoherencia).

He conocido profesores de instrumento que no soportan las uñas pintadas de colores llamativos o fuertes, porque "eso no es presentable", y profesores de cualquier cátedra que le dicen a las muchachas "échate una pinturita" para ir a clase.

No me malinterpreten, mi problema no es con el maquillaje ni con las uñas, de hecho el maquillaje puede ser todo un arte, mi problema es con los estereotipos de "lo que se ve bien y lo que no", "lo que es agradable y lo que no". La manera de lucir de una persona es un reflejo de su subjetividad y estilo de vida, y sobre todo las mujeres sufrimos el señalamiento constante si queremos lucir, o simplemente lucimos de alguna forma que esté fuera de dichos patrones.

En esta sociedad se tiene la mala costumbre de pensar que se puede criticar a una mujer por cómo se ve, cómo se viste, o por andar "mal arreglada", y nadie escatima en los comentarios, ni hombres ni mujeres.  

A ellos hay que responderles simplemente, si no le gusto, no me mire, que no vine al mundo a atraerle a todos tampoco.

¿Y ustedes? ¿Tienen alguna anécdota de este tipo?


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lunes, 25 de marzo de 2013

Crónicas del falsete masculino

En uno de los artículos anteriores, pretendí demostrar que el machismo también afecta a los hombres. Las maneras cómo les afectan pueden rayar muchas veces en la estupidez, y particularmente en mi campo profesional, he visto cómo ciertos hombres son víctimas de dichos prejuicios. Y uno de los prejuicios más estúpidos se da con respecto a aquellos cantantes masculinos que quieren dedicarse a ser falsetistas.

Creo que la mayoría de las personas sabe lo que es un falsete, especialmente en los hombres. Sin embargo les dejo la definición de Wikipedia para que tengan una idea:

El falsete es una forma de emisión vocal en voces tanto masculinas como femeninas, usando la vibración de una parte de los pliegues vocales, que son unas estructuras situadas en la laringe próximas a las cuerdas vocales. Se utiliza para alcanzar notas más allá del registro normal del cantante, tanto agudas como graves, aunque lo más frecuente es que se emplee para agudos. La principal característica del falsete es el notable cambio de color y timbre de la voz al efectuarse, en comparación de la voz natural del ejecutante.
En general se distingue dos registros en la voz humana, un registro grave o de pecho y un registro agudo o de cabeza. Además de estos dos registros principales, existe la voz de falsete, simulando la voz infantil, que es más aguda que la voz natural y en ocasiones inestética. El canto de falsete ha contado con grandes escuelas a lo largo de la historia que han perfeccionado este método de emisión de voz.

Empezaré con que yo no estoy muy de acuerdo con el nombre de falsete, pues denota que el cantante está usando una voz "falsa", cuando no es literalmente así. El cantante usa su fisiología natural para cantar estas notas, solo que el cambio de color, y la relativa facilidad para abordar una nota muy aguda en comparación al ataque con la voz de pecho, es lo que hace que se le llame así. Pero siendo técnicamente correctos, el falsete es otro registro. El registro sobreagudo de la voz, podríamos decir.

Todos los instrumentos poseen una heterogeneidad tímbrica entre sus diferentes registros, y la voz humana no es la excepción. No todas las voces masculinas tienen un buen falsete. Las connotaciones "poco masculinas" que se le atribuyen, pueden provenir del hecho de que su color se asemeja mucho al de una cantante soprano en su registro agudo.

No se debe confundir falsetista con castrato, aunque muchas de las obras que hoy interpretan los falsetistas fueron escritas para castrati. El castrato es sometido al proceso de castración en su temprana adolescencia, para conservar su voz infantil. Otro nombre con el que se conocen los falsetistas es el de "contratenor".

El falsete es un gran recurso expresivo también en la música popular. En los coros de voces masculinas se utiliza mucho para poder tener un registro más amplio y más variedad de color. Muchos solistas hicieron y hacen uso de este registro, como Michael Jackson, Freddie Mercury y más recientemente Mika.

En Europa, en la actualidad y en la historia escrita de la música de Occidente, no parece haber asociaciones respecto a ser falsetista (incluso castrato cuando existían) y la orientación sexual del cantante. De hecho, estos cantantes eran grandes estrellas que tenían muchas amantes y llevaban una vida de excesos. Cómo llega a asociar el latinoamericano el falsete con homosexualidad, no lo sé.

En Maracaibo las cátedras de canto no son numerosas, y se puede afirmar que existe una sola Escuela como tal, llevada y madurada por la misma persona. Si algún cantante marabino lee este artículo, probablemente no podrá evitar entender las alusiones personales. Yo me limitaré a no mencionar a nadie.

Un par de amigos míos han sido víctimas del prejuicio anti-falsete. Las personas que los condenan, e incluso los amenazan (no con daños físicos, pero sí con perjuicios profesionales), argumentan que el público marabino "no está preparado" para ver un falsetista en escena, y que inevitablemente serían atacados y discriminados por la gente (ellos son los primeros que los discriminan al hacer semejante afirmación). Sin embargo, sé que ellos estarían dispuestos a asumir ese riesgo, que es el riesgo que asumimos todos los que tratamos de hacer música clásica en esta ciudad, en uno u otro nivel.

Así, los mismos artistas, las mismas personas del gremio musical, que son las primeras que deberían abogar por el arte, aplastan las iniciativas personales, y así siguen evitando que "el público esté preparado" para cualquier cosa. Me molesta sobremanera que además estas amenazas hacia el talento joven tengan tantas connotaciones tanto machistas como homofóbicas.


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martes, 19 de marzo de 2013

Esas madres machistas

Esas mujeres que perpetran el modelo paternalista desde nuestra tierna edad. Esas madres machistas.

Esas que visten de celeste al niño y de rosado a la niña. Que le compra carritos y soldados al niño, y maquillaje, cocina y bebé a la niña.

Esas que dicen que el niño no lava platos, ni barre, ni prepara comida, ni hace nada en la casa.

Esas que meten al niño en deporte, y a la niña en modelaje. Y no admitirían que el niño quiera hacer ballet, o que la niña quiera jugar futbol.

Esas que desde que la niña tiene ocho años, le dicen que está panzona, que tiene que hacer una dietica para cuidar la figura, y las llevan a la peluquería a arreglarse ese pelo feo y hacerse las uñas todas las semanas.

Esas que alcahuetean al niño y sus novias, y lo dejan salir a donde quiera y cuando quiera, mientras guardan afanosamente la castidad de la niña, y ponen mucho cuidado con el novio que elijen, y si ese novio puede darles la vida "que se merecen".

Esas que dicen que las niñas son delicadas y sumisas, y no hablan feo, ni dicen groserías, y menos enfrente de los niños.

Esas que piden al niño que tenga una carrera respetable, y a la vez productiva, sin importar sus gustos, talentos y sueños.

Esas que sueñan con tener un bebé de un sexo u otro, para hacer construcciones en torno a su género, y no dejar desarrollarse libre y creativamente a esos seres humanos que traen al planeta Tierra.

viernes, 15 de marzo de 2013

Se apagaron las luces, mas no las voces

Ayer se celebró la primera parte de la edición de este año del festival coral de música sacra Vox Clamantis. Uno de los coros infantiles que acompaño en el Sistema participaba. Todo lucía muy de rutina, esperar a que terminase la misa, acomodar a los niños, hacer la vocalización, comer el refrigerio, estudiar el escenario, el teclado, retocarse el maquillaje y que empezara la función.

Nuestra participación fue la primera, y menos mal. Estuvo bien, y bien aplaudida. Nos dieron un certificado y nos ubicamos nuevamente como público para dar paso a las demás agrupaciones.

A mitad de la segunda interpretación, pasó algo que en estos lados ya es normal: se fue la luz. Casi fue imperceptible, porque las luces de la iglesia estaban apagadas, y habían contratado unas luces escénicas (ni me pregunten detalles) que tenían su propia fuente de energía. Se apagó el aire, y la poca luz que entraba por las ventanas, mas no se apagaron las voces.

Para nuestra fortuna, actuamos de primeros, pues todas nuestras obras fueron con teclado. Uno de los grupos tuvo que dejar de hacer una de las suyas por esta razón. Pero el festival no se detuvo. Estuvimos aproximadamente una hora y media dentro de la iglesia escuchando las voces sin electricidad. Para nuestra sorpresa, cuando íbamos saliendo, llegó la luz.

Me pareció una actitud admirable, de parte de todos los presentes, pues el público tampoco desertó. A pesar de tanta adversidad, la música sigue.

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viernes, 8 de marzo de 2013

La virginidad NO es una virtud

Imagen: noclearline.tumblr.com

Si hay un mito que me molesta, es el de la Virgen María. La única figura femenina del catolicismo es una virgen, que no solo es casta, sino que llega al colmo de quedar embarazada y dar a luz al Mesías sin la necesidad de acto sexual o "pecado". Mientras en las religiones primitivas el culto de la diosa era un culto de la belleza, la sensualidad, la sexualidad y la fertilidad, los monoteísmos abrahámicos adoran la imagen de una mujer retraída y casta, que manifiesta su peor extremo en las religiones islámicas conservadoras.

Esta adoración de la virginidad permea nuestra cultura hasta el presente, erigiéndose como una máxima moral, que se exige sobretodo a la mujer, y que hace que en nuestra sociedad se caiga en el sentimiento de culpa a nivel íntimo, y en la más grande hipocresía a nivel social.

Aún en nuestro mundo que tiende a la hipersexualización, muchas mujeres "se guardan" para el matrimonio, mientras reprimen sus deseos en un mundo que además vende sexo por doquier. Los sentimientos de culpa provocan el tabú incluso hacia la masturbación femenina. Muchísimas mujeres jamás admitirían que se masturban, aunque muchas estadísticas demuestren que la mayoría sí lo hace.

Así mismo existe una doble moral al respecto. Por un lado, muchas mujeres quieren ocultar que han tenido experiencias sexuales, llegando incluso a una manifestación que considero grotesca: la cirugía de reconstrucción del himen, como si la virginidad fuera atribuible a un rasgo físico. Algunas hacen todo tipo de prácticas sexuales con su pareja, menos la penetración vaginal, para conservar su virginidad.

Muchos hombres hablan de dos tipos de mujeres: aquellas que gozan la vida y tienen una sexualidad activa y son buenas amantes, y las mujeres "de su casa" que son guardadas y son las ideales para ser esposas: para ellos la mujer digna de transmitir sus genes es la casta, no la "impura".

Con la exaltación de la virginidad, la mujer reprime una parte importantísima de sí, y muchas veces se abstiene de la vida sexual que quiere, lo cual no es saludable, pues cuando no la tiene se genera frustración, y cuando de vez en cuando sí, se produce culpabilidad. Al desarrollarse estos sentimientos que pueden degenerar en desórdenes psicológicos, se perpetúa la dominación del hombre, que sí es libre de pensar y hacer lo que le plazca.

No quiero decir con esto que todas tenemos que ser promiscuas. Simplemente, la mujer debe educarse, explorarse, y ser libre y responsable a la hora de vivir su sexualidad.

La castidad es una opción, no una virtud, y ser casto no te hace mejor persona. Esto por supuesto aplica tanto para hombres como para mujeres. La castidad por moralismos retrógrados y por religión, es la peligrosa, pues cuando la persona se reprime es más proclive a tomar malas decisiones (relaciones desesperadas, matrimonios apresurados, abusos sexuales, etcétera).

Y debemos aprender a valorar nuestras experiencias sexuales, sean éstas ocasionales, pasajeras o duraderas. Si hay mutuo consentimiento, ambos ganan y disfrutan. Y si una relación tiene consecuencias no deseadas, ambos son responsables por ello.

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miércoles, 6 de marzo de 2013

Sobreviví al gobierno de Hugo Chávez


El día de ayer finalmente nos fue dada la noticia que desde hacía semanas esperábamos: el presidente Hugo Chávez falleció. Ante un acontecimiento de tal magnitud es difícil decir algo nuevo o importante. Creo que lo más sensato es hablar de lo que representó semejante personalidad en la propia vida, aprovechando que los hechos están fresquitos.

Chávez va a constituir una marca en mi generación. Al día de hoy estuvo gobernando la mitad de mi vida. Habiendo tantas vivencias tan lejanas y en edades de tanta inmadurez, se hace difícil entrar en demasiado detalle.

Las elecciones presidenciales de 1998 transcurrieron dentro de los escasos tres años que mi familia y yo vivimos en el campo. Yo tenía 12 años y una conciencia política casi nula. Mis padres eran de los grandes desilusionados de las tres décadas anteriores de la democracia adeca-copeyana y sin duda votaron por el comandante. En el colegio donde estudiaba la directora era una monja que en todas las izadas de bandera no hacía sino hablar de Chávez, siempre le hacíamos burla.

Nunca voy a olvidar esa noche, cuando se anunció su victoria, ellos saltaban eufóricamente, cosa que no pasaría ya nunca más en una elección presidencial.

Los años 99 y 2000 fueron relativamente tranquilos, recuerdo el tema de la constituyente y las megaelecciones, pero ya en ese entonces la gente de mi alrededor se había desencantado (misteriosamente para mí) del presidente Chávez, y desde ese momento dieron su voto al candidato opositor, en ese momento, irónicamente, Francisco Arias Cárdenas, quien había sido gobernador del Zulia.

Los recuerdos de los años 2001 y 2002 se tornan un poco difusos para mí. Volvimos a Maracaibo, y en medio de un momento terrible para los de casa, ocurrieron sucesos como la caída del World Trade Center, que me llevaría a investigar un poco, entre libros, foros y una internet de dial up, sobre política internacional.

Luego sobrevino el paro petrolero, ese momento tenso y bizarro, muy dramático para mis pareceres de aquellos días. Colas interminables en las bombas de gasolina y recuerdo que a muchos les encantaba hacerlas. El día en que Carmona Estanga usurpó el poder sentí un asco profundo, y una desilusión de aquel proceso. Todo muy intuitivo. Todo lo veíamos en la televisión, pues en Maracaibo los sucesos son mucho más suaves.

Entre finales de 2002 y el 2003 comencé a trabajar e ingresé a la universidad. Sacando copias de libros, y conociendo gente nueva y fascinante, tuve mis primeros encantos con el marxismo. Hasta ese momento sentía un desprecio por la oposición en general, y me consideraba chavista. Decía que era la oveja roja de la familia.

En ese entonces las políticas del gobierno me parecían positivas. Recuerdo especialmente los días en que se discutía la Ley de Responsabilidad Social en Radio y Televisión, una de las más polémicas y en nombre de la cual, se cometerían abusos contra los medios. Pero mientras fue proyecto y recién aprobada, yo era partidaria de ella. Recuerdo el Plan Venezuela Móvil, recuerdo la Ley de Política Habitacional.

En 2004 cumplí la mayoría de edad, y me estrené con el primer referendo revocarorio que se le hizo a Chávez, logrado por El Firmazo organizado por la entonces Coordinadora Democrática. De más está decir que lo apoyé. Luego de esto, cuando la famosa Lista Tascón y sus aires fascistoides, comenzaron las decepciones con respecto al régimen. Sin embargo en 2006, aún lo apoyaba.

A principios de 2007, en casa sufriríamos un duro golpe con la inseguridad, lo que llevó aún más al desencanto, y recuerdo cómo los líderes chavistas en ese entonces decían que la inseguridad no era más que una "construcción mediática". La burla era inaceptable, y las historias de atracos y secuestros cada día más frecuentes y espeluznantes.

El cierre de Radio Caracas Televisión fue otra de las arbitrariedades decepcionantes. No tanto, la salida del aire, sino el robo descarado de la planta televisiva y los equipos para hacer otra televisora. Hoy por hoy, la hegemonía mediática viene de parte del gobierno, y los canales públicos, financiados con dinero público, son una constante campaña política.

Parecía que en el segundo período, Chávez se había radicalizado, y con todo el camino libre, teniendo a toda la Asamblea Nacional a su favor. También por esos años intentó lanzar el paquetazo de leyes al cual el pueblo dijo "no", y sin embargo, se aprobaron via habilitante, y una de las más temidas, la reelección indefinida, fue sometida nuevamente a votación popular, ganando esta vez.

En este período las medidas económicas comenzarían a tornarse en un matiz radical y autoritario. Comenzaron las expropiaciones, la regulación de precios, todo esto sin que se admitiera el problema de la inseguridad, mientras las mafias y el contrabando andaban campantes, y el gobierno gastaba millones en armamento.

Las misiones que en principio sonaban muy bonitas, se convirtieron en regaladera y en focos de sub-empleo. Me preguntaba yo entonces dónde era que estaba el "socialismo" de esta gente. La formación del Partido Socialista Unido de Venezuela, y la moda por hacer marchas confrontadas, hizo que se perdiera todo el sentido de cualquier protesta, y los bandos políticos se radicalizaron más y más.

Cosas de la vida, terminé trabajando en una de las que consideraba aún gran obra del gobierno, el Sistema Nacional de Orquestas Juveniles e Infantiles de Venezuela. Sin embargo, conociendo la institución desde adentro, pude ver que a pesar del gran trabajo social, el centralismo y la ideologización corroe todas nuestras instituciones culturales.

En el año 2010 vivimos la peor de las crisis energéticas. Aún recuerdo el primer apagón, de cuatro interminables horas de duración. Luego se reducirían a dos. Recuerdo que todas nuestras actividades domésticas, académicas y laborales giraban en torno a los horarios de racionamiento. Había semanas que se suspendían determinadas clases y actividades por el racionamiento. Y ni hablar de los semáforos. Había que estar al tanto más o menos de los horarios de toda la ciudad. Y uno se seguía haciendo la misma pregunta estúpida cada día: ¿cómo es que, viviendo en un país petrolero, pasan estas cosas?

Tardíamente, más o menos entre 2009 y 2010, y después de muchísimas muertes, el gobierno admitiría el tema de la inseguridad. Esto es algo que no olvidaré. Además el tema del contrabando de la gasolina comenzarían a admitirlo y atacarlo en 2011 o 2012, pretendiendo imponer un racionamiento general, y el tema del contrabando de alimentos, aún hoy no lo terminan de admitir.

Todo eso con un discurso paralelo de odio y confrontación, y con una inflación y la existencia de un mercado negro de divisas que hace imposible tener ambiciones de una vida digna siquiera para el ciudadano de a pie. La división política de las masas en este período no tiene precedentes en nuestra historia.

En estos largos catorce años, que aunque democráticamente ganados, fueron demasiados, vi irse a varios de mis familiares, reduciéndose visiblemente la gente en cada reunión. Así mismo, la mayoría de mis primos segundos han nacido fuera del país, y no conozco a ninguno.

Recuerdo la frustración que me embargó el 7 de octubre de 2012. Increíblemente, estaba pensando en emigrar, lo pensaba con seriedad. La desilusión no solo por el gobierno, sino por la gente del país fue grande.

Los días siguientes serían poco más que el circo habitual, solo que Chávez se ausentaría prematuramente. Y entre la zozobra, el engaño y muchas violaciones a la Ley, muchos afirmaban que era inminente lo que hoy se informó: el presidente falleció. Al mediodía de hoy todos escuchamos la cadena bizarra y amenazante de Maduro. A las 5:30 mas o menos estaba dando una clase, y una alumna que fuera de las reglas tenía el celular en la mano, dijo la noticia: se murió.

Confieso que el sentimiento fue de tranquilidad y esperanza. Esperanza porque al menos ahora hay la oportunidad de un cambio. Ver las imágenes de Chávez cuando asumía la presidencia aquel 1999 me resulta profundamente conmovedor, porque vivimos este largo gobierno que tanto influirá en nuestra historia como país.

A pesar de admitir su importancia, espero no olvidar nunca todas las decepciones, rabias, desesperanzas y frustraciones que se nos presentaron en este gobierno. Tampoco voy a olvidar que a pesar de que soy profesional y trabajo, y a pesar de todas las propagandas y todas las promesas, aún no he podido independizarme. Un gobierno que comenzó con aires de esperanza, y de buenos programas que muchos de los de mi alrededor aprovecharon bien, acabó convirtiendo al país en un lugar lleno de odio, violencia y escasez.

Tuve la suerte de no estar en un atraco por parte de locos, de no estar en un fuego cruzado, de no estar en el camino de una bala perdida, donde miles, sobre todo gente de las clases bajas, sí estuvieron y perecieron, y por eso digo, sobreviví al gobierno de Hugo Chávez.

Y al que se pare ahí, igual le tenemos a exigir. Ya basta de estar adorando presidentes, como si fueran mesías, cuando son en realidad empleados públicos, que manejan lo que a usted y yo nos pertenece supuestamente. Chávez tuvo una oportunidad de oro, pero más bien resultó ser más de lo mismo, duélale a quien le duela, y deja atrás muchos fanáticos, muchas mafias, mucha burocracia, y un país altamente endeudado.

No será fácil, pero al menos hoy, tengo esperanza.

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lunes, 4 de marzo de 2013

El machismo al revés

Normalmente cuando se habla de machismo se ve éste desde la perspectiva de la superioridad del hombre sobre la mujer, teniéndose a ella como la principal víctima de la sociedad paternalista. Esto es cierto, y sabemos que, aunque las brechas de género en Occidente cada vez están más cerradas, aún hoy ocurren  atropellos a la mujer y se cometen crímenes claramente sexistas.

Pero mi intención es resaltar una dimensión del machismo que pocas veces se aborda: el hecho de que éste reparte los roles sociales de hombres y mujeres por igual, resultando en una limitación de la vida del hombre también. Como dije, en Occidente podría decirse que, al menos en el marco formal, legal y jurídico, el machismo ha sido erradicado. Pero culturalmente está lejos de no existir y, particularmente en Latinoamérica, sigue estando muy arraigado en el pensamiento general y aún más gravemente, afecta muchísimas veces la crianza de los hijos. 

El machismo no solamente constituye la prevalencia del hombre sobre la mujer, sino la prevalencia de los valores masculinos en la construcción de la sociedad, y un desequilibrio general en la expectativa de qué es un hombre y qué una mujer. Se espera pues que el hombre sea excesivamente masculino y dominante, y que la mujer sea femenina y sumisa, cuando las características asociadas a "masculinidad" y "femineidad" son realmente una convención, que no siempre encaja con la personalidad de quien es de un sexo (biológico) u otro, y que pudieran estar presentes al mismo tiempo en el carácter de un mismo individuo.

Los roles que juega cada sexo no son del todo artificiales, y algunos tienen profundas raíces biológicas y culturales. Por ejemplo, el hecho de que la mujer sea quien porte a la descendencia durante nueve meses en su seno, y tenga que alimentar a los hijos durante el período de lactancia, hace que inevitablemente ella tenga un vínculo mayor con ellos y que se vea afectada físicamente en este período particular de su vida; así mismo, el hecho de que un macho pueda reproducirse al mismo tiempo con muchas hembras, pero no al revés, marca profundamente el comportamiento no solo del hombre, sino de muchas especies en cuanto a la organización social. También durante las primeras etapas de la civilización sedentaria humana, se daba en muchos casos la repartición de roles del tipo el hombre es quien provee - la mujer es quien cría, por razones prácticas, pero no sé si se pueda hablar de un determinismo biológico o social, puesto que han existido en la humanidad muchos tipos de sociedades y de conformaciones matrimoniales y familiares.

Lo cierto es que en la sociedad occidental (esa cosa extensa, antigua y heterogénea que a veces no parece poder tener un solo nombre) hay una larga tradición de paternalismo, que se refleja tanto en lo material (el hombre provee, el hombre crea, el hombre es quien trabaja y quien es capaz de grandes ideas; la mujer es inferior en todo sentido y debe ocuparse de los hijos, de la casa y del cuidado emocional del hombre), como en lo espiritual (Dios es hombre).

La democratización progresiva de la sociedad y del conocimiento, así como el avance de la tecnología y los logros en el facilitamiento de la vida cotidiana, ha llevado a la mujer a querer formar parte, cada vez más y más, de los asuntos importantes de la sociedad. La mujer quiso ejercer sus derechos civiles, tomar sus propias decisiones económicas, tener la posibilidad de estudiar, tener la posibilidad de divorciarse, crear, exponerse, pasar de ser una mujer a ser un humano integral, teniendo la misma autoridad y visibilidad que cualquier ser humano (hombre) en el mundo. Aún así se sigue esperando de ellas cierto apego al hogar, cierta sumisión, mucha fidelidad sexual y cuando demuestra demasiada agresividad intelectual, física o de actitud, se la considera "intimidante".

Pero ¿qué es lo que se espera del hombre? Porque es el problema que quiero tratar especialmente. Del hombre también se esperan ciertas características. Un hombre tiene que ser fuerte, independiente, promiscuo (aunque no se diga públicamente), y no debe mostrar actitudes de sumisión, o de extrema sensibilidad, cualidades que se tienen como especialmente "femeninas": "los hombres no lloran". Ciertamente la fuerza y la sensibilidad parecen actitudes contrarias, el error está en asociarlas a algún sexo. Esas actitudes están en cualquier ser humano en diferentes medidas.

¿Afecta esto la vida de los hombres? ¡Por supuesto que sí! Los afecta todos los días, puesto que la expectativa sobre ellos es también sumamente desequilibrada. Por esta razón es que por ejemplo, los hombres tienen tantas dificultades a la hora de querer dedicarse a una carrera artística. No se espera de ellos esa sensibilidad, y peor, se asocia la actitud sensible con homosexualidad. Lo irónico es que tradicionalmente en Occidente, tanto el quehacer laboral y científico como el quehacer artístico siempre fue "competencia de los hombres". No se conocen científicas y artistas femeninas de épocas antiguas por la misma razón. Muchas de ellas, las más valientes, obraron desde la clandestinidad. Sin embargo, hoy en día, como fenómeno residual (y ridículo) del pensamiento paternalista, vivimos estos juicios dados al hombre artista.

Tantos hombres hay que quieren ser chefs, cantantes o bailarines, y tantos padres hay que no aceptan el gusto de sus hijos por el arte, por considerarle "femenino" e "improductivo" (esta última parte no solo está asociada al machismo sino también al pragmatismo de nuestra época). Así mismo se condenan muchas veces las actitudes románticas o idealistas en el sexo masculino: "no seas poco hombre".

Otro error, que se comete más frecuentemente con respecto al hombre, es asociar la homosexualidad con pérdida de la masculinidad. La orientación sexual y el sexo son cosas diferentes. Y por extensión, las actitudes "poco masculinas" se asocian a homosexualidad, cuando no necesariamente es así. Igualmente, dentro del colectivo homosexual masculino (y femenino también) hay una gran heterogeneidad de actitudes y normalmente el hombre homosexual no aspira a ser mujer (eso es transexualidad), sino que acepta demostrar actitudes que socialmente son tenidas como "femeninas", gustan de practicar más bien cierta "androginia social" (cosa que también gusta a algunos heterosexuales, y no es tan mal vista en la mujer).

El uso del cuerpo también ha sido deformado por esta división arbitraria de lo masculino - femenino. Usar el cuerpo como medio de seducción, exhibirlo, y cuidarlo estéticamente es normalmente asociado a una actitud femenina. Quizás solo quienes son más "tradicionalistas" mantengan este pensamiento, pero se refleja en el discurso cotidiano. Actitudes dedicadas a la exhibición, como el modelaje o el fisicoculturismo, no son tenidas como algo "muy masculino", sino al contrario.

Estas actitudes no solamente son reforzadas por los hombres (padres, amigos...) sino también por las mujeres. Muchas mujeres comentan que un hombre bailarín es poco masculino, o que un hombre que se saque las cejas es horrible. Y muchas veces se excusan en que "es una cuestión de gustos". Pero estos valores (lo que realmente son) se los inculcan a sus hijos varones en su crianza. En un mismo hogar en el que hay hijos de ambos sexos muchas veces se observan marcadas diferencias en cuanto a lo que se permite a uno u otro, y en cuanto a lo que se espera psicológica, social, sexual, económica y profesionalmente de uno o de otro.

La sociedad machista es pues algo que debe ser superado, no por el bien de las mujeres, sino de los hombres también.


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