viernes, 26 de agosto de 2011

Qué es un músico

Hace unos años cuando comenzaba mi segunda carrera en la universidad, en una de las materias que veíamos, la primera actividad que se nos encomendó para discutir luego en clase constaba de una interrogante: ¿Qué es un músico? Yo para ese momento estaba mucho menos experimentada que hoy en las cuestiones prácticas y laborales de la música, sin embargo, yo como aparte de músico soy aficionada a la escritura, elaboré si mal no recuerdo una de las respuestas más largas que hubo en la clase, y aún hoy me sigue gustando. Hoy quise compartirla con ustedes.
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Ser músico... es ser esencialmente humano, porque el músico no es otra cosa que un activísimo hombre, un activísimo materializador de ideas... Es cierto, la materia prima concreta fundamental utilizada por el músico no es más que un fenómeno, no es más que la onda sonora, lo audible; pero es él, en su condición de hombre, quien dota a este complejísimo fenómeno de un sentido, y hace de su complejidad y variedad una paleta infinita de la cual se sirve para manifestar a sus semejantes y por qué no, a sí mismo, el poder de ese sentido, siempre lógico, siempre bello... hacer música es revelar cómo suena el espíritu humano mismo.



El hombre es músico desde que es hombre; lo creían los seguidores de la Biblia con la descendencia directa de Caín; lo creían en la Grecia clásica con sus musas; nos lo dice la civilización humana entera, pues no existe en este mundo una cultura que no lata, que no cante, que no toque, que no suene.  Y esto, más allá de demostrar la grandeza y trascendencia del hombre como músico, demuestra la inmensa responsabilidad que descansa sobre sus hombros, al ser él quien está capacitado para dotar de sonoridades a toda una sociedad, a toda una generación.

El músico guarda en sí las posibilidades de ser un oído entrenado e hiper-sensibilizado; un matemático conocedor de las proporciones sonoras; un arquitecto y constructor de estructuras sonoras equilibradas; un maníaco medidor del tiempo; un prodigio en la coordinación y sincronización del propio cuerpo entregado al flujo musical; un genial ingeniero constructor de finas y complejas máquinas emisoras de sonido; un orador de discursos sonantes y abstractos; un explotador de ideas; un creador de idiomas enteros dotados de acento, conjugaciones, entonaciones y sintaxis; un maestro pintor con los óleos tímbricos, y un artista que de lo que menos vive es de la soledad, pues la música es arte entre varios y es arte elaborado in situ.

El músico es un creador constante, y se entrega a su obra siempre en tiempo presente, hace de ella una vida, que sabe que morirá en cuestión de minutos, y que nunca más renacerá:  la próxima vez, aunque se guíe por la misma pauta escrita, por el mismo plan interpretativo, por la misma imagen memorizada, la música será siempre otra, nunca volverá a ser igual.  Es por esto que ve nacer y morir su creación en cada interpretación... en cada boceto, en cada ritual, en cada ensayo, en cada concierto.

A fin de cuentas, el hombre siempre ha sido, es y será músico... siempre tendrá la necesidad de perturbar la paz del aire con sus inquietas ideas. 

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