miércoles, 9 de julio de 2014

El "chip" de la tonalidad

Hay cosas curiosas que pasan a uno en la experiencia musical y de ejecución. Una de ellas es lo que yo llamo el "chip" o "cassette" (para los más viejos) de la tonalidad.

La tonalidad o sistema tonal, es un sistema en el que se dan relaciones entre las alturas o sonidos, y en el cual todos giran en torno a un sonido principal o "tónica", que es el punto de equilibrio. Si han visto una vulgar "escala" en cualquier instrumento, es el primer sonido de ella.

La tonalidad aparece como tal, con ese nombre, quizás en el temprano período barroco. Antes de ello se hablaba de "modos", pero éstos eran en cierto modo una tonalidad, pues había un punto de estabilidad. Aunque las relaciones tonales y armónicas como tal se iban ya desarrollando de un modo rudimentario.

De ese "chip" no hemos podido escapar aún. Los músicos y compositores se rebelaron efectivamente contra este sistema ya desde finales del siglo XIX, intentando volver a modos antiguos, usando métodos como los llamados dodecafonismo, serialismo, pantonalidad, etc. Pero este intento de huir de las garras de la tonalidad ha sido, hasta cierto punto, en vano. Aún hoy en día, la mayor parte de la música está en una tonalidad determinada.

Ya imaginarán que cuando uno está leyendo, y determina la tonalidad de la obra, se activa este "chip" del que hablo. A este respecto me pasan ciertas cosas curiosas:

Hay obras antiguas, hablo del temprano barroco o del renacimiento, que tienen armadura de clave, pero son "modales". Me explico. Por ejemplo, hay una armadura con si bemol, que indicaría que la obra está en Fa mayor o su relativa, re menor. Pero en los puntos de estabilidad, siempre hay un acorde de sol (menor, y al final probablemente mayor). Se podría decir que se trabaja en una especie de "sol dórico". Irónicamente se dará cuenta que aparecerán muchos mi bemoles en la obra, con lo cual concluimos que sí, es una especie de sol menor tirando a dórico.

Pero cuando estoy leyendo una de estas obras, y en el transcurrir de la misma aparecen esos mi bemoles, olvido por completo que en la armadura de clave Mi bemol de hecho no está, y que las notas Mi sin alteración indicada son naturales. Se me olvida, y por ello cometo errores de lectura. Ando ya con el chip de sol menor en la cabeza, y debo hacer un segundo esfuerzo para recordar que no es así.

Otra cosa que me ocurre. Los teclados tienen una opción para transportar automáticamente. Si usted coloca +1, todas las notas sonarán un semitono más arriba y así sucesivamente. Más de una vez me ha pasado que me piden que suba o baje de tono una partitura o cifrado usando esta opción, evitando un transporte mental a primera vista. Pero ¡oh! resulta que aunque yo coloque la opción de transporte, mi cerebro también quiere transportar, y de pronto meto un acorde de la tonalidad a la que estoy transportando (o sea, queda re-transportada la cosa).

Para ser más específica, supongamos que me ponen un cifrado en Re mayor, y quieren que sea en Mi mayor. Yo coloco +2 en la opción de transpose, pero cuando estoy leyendo de pronto uso las funciones de Mi mayor, porque sé, en el fondo, que es la tonalidad que está sonando (muy mal). No creo que sea una cuestión de oído absoluto, sino mas bien una traición del subconsciente. Ojalá transportaran el teclado sin que me diera cuenta y ya. Aunque, esperen, una vez un niño travieso lo hizo, y al tocar una obra conocida me di cuenta, claro.


smkybear / Foter / Creative Commons Attribution-ShareAlike 2.0 Generic (CC BY-SA 2.0)

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