martes, 11 de octubre de 2011

De golpes y... golpes

La experiencia deportiva puede llegar a ser muy frustrante. Por lo general, los fracasos son más que los éxitos, a menos que seas un as. Aunque creo que hasta los genios se tropiezan bastante. Pero básicamente así es todo en la vida. No se logra la superación si no es en base a muchos errores. Me pasa hasta en la música. A veces hasta pienso que soy una masoquista, por pretender lograr tanto en tantos aspectos, lo cual a veces me lleva a sufrir mucho. Pero los momentos de éxito y los grandes aciertos lo llenan a uno de una satisfacción tal, que vale la pena proseguir a pesar de todo. Y cuando se hace un ejercicio de retrospectiva, resulta impresionante cuánto puede haber avanzado uno, y cuánto puede haber evolucionado uno, incluso tomando como referencia un período corto, por ejemplo, cinco años. Soy del pensar de que el movimiento en la vida siempre es bueno, aunque a veces duela.

El deporte como yo lo practico, considerándome una aficionada, por lo general se lo vive de una manera muy lúdica. Se obtienen muchos beneficios físicos y psicológicos, y también se hace uno de un grupo de buenos amigos, con quienes aunque uno compita, siempre serán amigos. Hasta el combate se vive de esta forma. Aunque a veces las hormonas hagan que uno de momento no quiera ni hablarle al rival, al rato el compañerismo prevalece, y uno recuerda la experiencia entre risas. Lo lúdico no quita lo serio. Para nada. Ni tampoco quita el aprendizaje. Lo mismo pasa en el arte. El deporte suele requerir de una gran creatividad, habilidad técnica y capacidad de improvisación. Lo lúdico suele enriquecer estos aspectos. Podría estar hablando de tantas cosas ¿cierto?

El domingo tuvimos un torneo en la escuela de kung fu en la que practico. Luego de mi primera derrota fui a pelear por el tercer lugar, y un mal golpe (malo para mi, bueno para la rival) hizo que sangrara por la nariz, y fui eliminada automáticamente. En el momento estaba herida, pero sobre todo de orgullo, como suele ocurrir en esos momentos. Uno no se hace consciente del daño, solo quiere dar la pelea, aunque al final sea derrotado. Pero al rato se pasó el sangrado, y el orgullo también. Es obvio que si me pasó eso fue porque algún error cometí, a lo mejor no cubrirme eficientemente o que sé yo. Pero fue divertido.

Hay madres que se horrorizan al ver este tipo de deportes, y he sabido de algunas que retiran a sus hijos de la práctica. A mi ya ni me duele la nariz. Peores golpes he llevado, aunque en este haya habido sangre. Golpes de crecer, como le decían a uno. Esos golpes se pasan rapidito. Peores son los golpes psicológicos y emocionales. De esos hay algunos que me dieron hace años y aún no los olvido. Así que antes de prevenir a sus hijos de golpes físicos, prevénganlos de golpes emocionales, que esos son los peores. En fin, qué voy a saber yo de criar hijos.

Al final yo sí creo que la práctica deportiva ayuda a forjar el carácter. Como cualquier aprendizaje y como cualquier práctica social en la vida, que requiera de enfrentamientos. Yo soy menos llorona gracias al kung fu, y también gracias al piano. Más me ha hecho llorar el piano, si a esas vamos. Así es que, a punta de golpes, sigamos forjando el espíritu.


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1 comentario:

  1. como quien dice la vida es solo estudio practica y esfuerzo si nos caemos o golpeamos en el camino nos tenemos que levantar aprender del pasado y seguir adelante para asi pervalecer

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