lunes, 7 de noviembre de 2011

Zapatos sucios

Iba caminando por la ciudad, que esta madrugada fue azotada por una fuerte lluvia. Estaba llena de charcos y lodazales, llena de hojas y agua sucia. De pronto rememoré esos días de colegio, en los que le insistían a uno que limpiara y lustrara sus zapatos. Y me pregunté de pronto: ¿por qué estará mal visto que alguien tenga los zapatos sucios?

Los zapatos son esas prendas que separan a nuestros pies de la tierra. ¿O más bien las prendas que nos unen a la tierra? Es de caminantes ensuciarse los zapatos. Mojarlos, llenarlos de tierra seca o húmeda, pasarlos entre el monte, entre las hojas, o infortunadamente por cemento fresco. Por eso los niños siempre tienen los zapatos sucios. Ni les importa por dónde caminan o si lo que pisan los ensuciará.

Yo disfruto caminar por la tierra, por el lodo, pisar charcos (si no están muy profundos, aunque a veces ni eso me importa), pisar las hojas, caminar por el monte. Disfruto de las múltiples texturas y los múltiples sonidos. Y creo que prefiero a alguien con los zapatos sucios antes que con los zapatos pulcros. Porque ahí hay una señal de que ha caminado prestando más atención al camino y a sus alrededores, que al hecho de no ensuciarse.

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3 comentarios:

  1. Así como el sudor de tu frente pudiera ser argumento de esfuerzo, así pues tus zapatos con testigos de tu andar... En el camino se encuentra las brechas de los que por allí han pasado, pero en sus pies, en sus zapatos sabrás quien en verdad ha abierto brecha para que otros le sigan.

    Muy evocador tu escrito.... me gusta.

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  2. Justamente hace un momento estaba discutiendo con una enfermera la superficialidad que tienen las personas al juzgar el estado de sus zapatos, para ella era algo no solo necesario sino primordial para tener una idea anticipada y calificarla como una persona muy ordenada. Yo, por el contrario, le dije que esa es solo una razón (y la mas superficial de todas) puesto que esos zapatos sucios pueden ocultar toda una caminata de esfuerzo para llegar al punto de está, vivir en una zona marginal de la ciudad donde impera la arena y el polvo, o la austeridad extrema en la que vive, en que una moneda es mas importante invertirla en un pan para los hijos que un betun
    .

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  3. Yo me considero obsesivo compulsivo con respecto a tener los zapatos sucios, y en realidad considero que he caminado mucho por la vida aunque todavía me faltan caminos por recorrer. Después de leer con detenimiento el artículo recordé que mi mamá solía decir que a ella le causan buena impresión los hombres que tengan los zapatos limpios, aunque en una escena de la película Forrest Gump el protagonista del filme comentó en una escena que se puede saber mucho de una persona al mirar sus zapatos. Adonde va, adonde ha estado, en fin en realidad no sé si mi mamá tiene la razón o el guionista de la película en cuestión, lo cierto del caso es que hay un refrán que dice "De todo hay en la viña del señor" y con los zapatos sucio o limpios siempre hay alguien que tiene algo que contar y de ese alguien siempre aprendemos algo.

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