martes, 25 de febrero de 2014

Me tienen harta


Aquí estoy. Yo trabajo principalmente en el sector educativo, así que las manifestaciones de estos días me tienen parada. Un poco entre el aburrimiento y el no saber qué hacer, o no tener claro qué papel jugar en todo esto, me tienen un poco harta. Pero no se confunda, no son los manifestantes los que me tienen harta. He criticado sus métodos predominantes del momento: la susodicha guarimba, en la que no participo, más por una cuestión de mi manera de ser.

Yo entiendo perfectamente la lógica de la guarimba: trancar y producir el paro. ¿Y me van a decir ustedes que no lo han logrado? Esta mañana (ya después de varios días de protesta), vi un tuit de El Universal que señalaba que el 70% del comercio en Maracaibo está parado. Y no me sorprende. Muchos de mis allegados se ven aún en la obligación de asistir a sus puestos, viendo cómo se movilizan, y a riesgo de si consiguen transporte, si se les jode el carro en alguna barricada, o si les alcanza alguno de los tiros que en estos días vuelan alegres como nunca en el aire. Pero la ciudad está paralizada, y tiene más de una semana así.

Pero volvamos al inicio, lo que me tiene harta. Me tienen harta muchas cosas. Pero la primera de ellas es el gobierno. Tiene al país paralizado, sin gobernabilidad, sin poder controlarlo y tienen los cojones de actuar como si todo estuviera normal. El gobierno que no ha tenido la voluntad de llamar a los manifestantes y preguntarles qué carrizo es lo que quieren. Por el contrario, sacan a todo el arsenal de fuerzas y cuerpos de seguridad de la nación, a reprimir de los modos más bajos (porque digan lo que digan, si usted está cometiendo un acto criminal, hay que llevarlo preso, no torturarlo, golpearlo en plena vía pública, y menos disparar alegremente en zonas residenciales).

Si hay una cantidad de problemas que nos estaban asediando día tras día (y no, no es un discurso copiado, no es construcción mediática, y quienes más los padecen SÍ son los pobres), como el desabastecimiento de alimentos y medicinas, la inflación, la inseguridad, la impunidad, la falta de insumos y repuestos con la consecuente crisis del transporte público y privado, etc., y el gobierno no los quiere reconocer, no los quiere atender, lo cual ES SU TRABAJO, sean cuales sean las causas, el descontento de una u otra manera habría de estallar, y ya lo estábamos temiendo (lo que temíamos más bien que nunca fuera a ocurrir). Y no vengo a hablar de esto ahorita, si quieren revisen las últimas entradas de mi blog, de la situación del país es prácticamente de lo único que he hablado en los últimos meses.

Entonces, el país entero está trancado, está parcialmente paralizado, ya debido a la represión ha habido una docena de muertes en contexto de las manifestaciones, y el gobierno sigue diciéndole a medio país "fascistas" y "vándalos" en cadena nacional, sigue armando su show de Carnaval, decretando por cierto dos días de asueto "en memoria" de unas víctimas de hace 25 años por las que el gobierno ni siquiera ha hecho justicia, y sin admitir NI UNO SOLO de los problemas que tienen a la población en este estado.

Yo puedo criticar a los guarimberos, pero con qué moral. Si ningún funcionario les ha dicho "ya paren, vamos a ver qué es lo que quieren", si los reprimen como animales (es que ni los animales merecerían semejante trato), si los ridiculizan y desconocen en cadena nacional, si hay ya muertes (a pesar de las miles de pruebas audiovisuales) de las que se siguen lavando las manos sin la menor voluntad de hacer justicia, si siguen amparando grupos paramilitares armados evidentemente resguardados por los cuerpos de seguridad de la nación, si la inseguridad no ha parado y no se abocan a ella sino que se ensañan contra los manifestantes... entonces ¿cómo? ¿Cómo pedirle a la gente que por favor "vuelvan a la normalidad"? ¿No era la maldita "normalidad" de todos los días lo que acabó llevándonos a esto?

Ya sé que vamos a tener mucho que limpiar y reconstruir después de todo esto. Pero es mucha caradura hablar de calles destruidas, cuando hay más de 200.000 víctimas del hampa en estos 15 años que no van a revivir.

También me tienen harta otras "pequeñeces", como la posición de cierta gente de la izquierda internacional, como el discursillo de odio que hay entre ambos bandos de la población, el sensacionalismo y alarmismo de ciertas personas en las redes, los oportunistas, los medios de comunicación vendidos de este país. Pero el gobierno, señores, el gobierno es lo que más me tiene harta.


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lunes, 17 de febrero de 2014

Protestas en Venezuela: algunas fotos y videos de las redes

Como dije en mi anterior post, se ha denunciado que circulan muchas fotos falsas (antiguas o de otras partes del mundo) en las redes sociales, diciéndose que son de las actuales protestas en Venezuela. Toda esta información falsa desprestigia la protesta y da bases para el bando oficialista para poner en duda la seriedad de las mismas.

Sin embargo, hay una cantidad de material que corrobora el carácter pacífico de las marchas, y que muestran los abusos de las autoridades. Pretendo publicar acá lo que he visto en mis redes sociales.

Videos y fotos que muestran abusos y agresiones de autoridades.




















Algunas fotos compartidas de manifestaciones pacíficas.














Si quieren más material (que hay MUCHO más), pueden buscar en las redes sociales. En nuestros medios de comunicación, la información no existe.

Y recuerden:


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Marcha pacífica ayer #16F en Maracaibo (Fotos)

Ante la situación de protestas que se vive desde hace unos días en Venezuela, hay muchas informaciones confusas circulando por las redes sociales. Pueden leer este artículo para conocer brevemente la historia, si la desconocen. Tenemos los medios de comunicación amenazados y censurados, por lo que los ciudadanos han tenido que tomar la información para hacerla circular por las redes sociales.

Mucha información falsa ha estado circulando, por desconocimiento, por irresponsabilidad o por manipulación. Así mismo, el bando oficialista ha sacado a la luz una cantidad de información falsa (verdaderamente falsa), pero oculta deliberadamente la información verdadera que circula, dejando de mostrar la realidad. Afirman con ello que las agresiones a estudiantes han sido mentira, y que las marchas opositoras no son pacíficas.

Particularmente en Maracaibo, sí han habido actos de vandalismo, contra objetos públicos. Ayer pude ver unos 3 avisos de señalización tumbados o quemados y hasta un pedazo de semáforo, que fueron usados para trancar las vías. De resto, cauchos y escombros.

En líneas generales la concentración sí es pacífica. Ayer me uní a ella en la Plaza de la República temprano en la tarde, y la gente está allí con sus pancartas, hay puestos con alimentos, hidratación y primeros auxilios que han sido puestos por la misma población que colabora con las manifestaciones.

Alrededor de las 6 salí con un grupo a marchar. Era un grupo bastante grande. Tomamos la ruta de 5 de Julio hasta El Milagro, cruzando hacia el norte, para llegar hasta Lago Mall. Ahí se permaneció unos 10 minutos y luego fuimos hasta el Parque La Marina, para regresar a la Plaza de la República de nuevo, pero esta vez por la Avenida Bella Vista.


Ver mapa más grande

Otro grupo se dirigió hacia el Centro de Maracaibo en ese momento. Durante el recorrido, la gente tanto en las zonas residenciales, como el sus vehículos apoyaba con consignas, cacerolas y cornetazos, y salían tanto en Cerros de Marín y Cotorrera (zonas populares) como en el Club Naútico. La marcha fue totalmente pacífica, y considero que la mayoría de las protestas han transcurrido así. Los actos vandálicos están siendo rechazados por los grupos estudiantiles.

Lo único que no me gustó fue que algunas de las consignas que se pronunciaron eran directamente atacando al seguidor del gobierno, al chavista. Creo que se debe estar contra el gobierno, pero no contra su seguidor. Recuérdese que independientemente de nuestra posición política, todos padecemos los problemas cotidianos que nos aquejan en Venezuela, y hay que buscar la manera de unir a la mayor cantidad de gente a la protesta.

Cabe mencionar que los cuerpos de seguridad de Maracaibo están respaldando y protegiendo la protesta en la Plaza de la República.

Les dejo algunas fotos (verdaderas, corroboradas, pues son tomadas por mí), de la marcha en la que estuve ayer. Todas tienen en la metadata la hora exacta de toma.


























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martes, 11 de febrero de 2014

Esa hipócrita marcha contra el bachaqueo

Así es, el día de hoy se realizó una marcha contra el contrabando de alimentos y combustible por la frontera venezolana, fenómeno conocido hoy como "bachaqueo", y que se suma a las causas de la escasez de los productos mencionados. No está nada mal que se protesta contra este fenómeno. Lo que está mal es la naturaleza politiquera de dicha marcha.

En primer lugar, no es realmente una protesta, pues una concentración convocada por el mismo gobernador (oficialista) contra algo que ellos mismos no han podido controlar y se ha acrecentado con los años frente a sus ojos ciegos, es por lo menos cínico.

Este es el único país del mundo donde el gobierno llama a marchar a su favor por problemas que ellos mismos propician con sus políticas económicas, y que llevan años de impunidad, queriendo librarse de responsabilidades, y pretendiendo que les creamos que ahora sí, se ocuparán de nuestros problemas. También se dan un "sabor a pueblo" con estos espectáculos (y claro, a estos sí les dan cobertura mediática), pero es hora de protestar contra los verdaderos culpables: los administradores de la nación.

Gran parte de la cuestión del contrabando está en los subsidios millonarios que tienen la gasolina y los alimentos de la cesta básica. Con la excusa de los "precios justos" y matando a toda nuestra industria, el gobierno ha adquirido, a través de expropiaciones, varias empresas productoras de alimentos que venden a precios de pérdida. Igualmente, nuestro combustible. Para que se pueda vender a estos precios irrisoriamente baratos, se necesita de un fuerte subsidio a la producción, que como se imaginarán, supone un costo altísimo al país.

Pensemos un momento, ¿de quién es ese dinero que subsidia los alimentos y la gasolina? Del país, de nosotros. Y francamente, prefiero pagar a un precio verdaderamente justo los alimentos y la gasolina, cubriendo los costos de producción con algo de ganancia para el Estado o la empresa privada, ya que con eso se asegura que los mismos se queden dentro de nuestra frontera, además de poder invertirse ese dinero público en educación, salud, infraestructura, etc.

Pero ellos, con su gobierno de corte populista, jamás admitirían que son los culpables de lo que ocurre, y siguen agravando la situación con sus nuevas leyes. Suerte con eso.

Foto: Panorama.

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"Azul y no tan rosa"


Ayer nos dieron la buena noticia de que esta película venezolana de Miguel Ferrari se llevó el premio a Mejor Película Iberoamericana. Una buena noticia, aunque estemos rodeados de desgracias. Y nuestro orgullo debe ser así: azul y no tan rosa.

No me considero crítica de cine. En lo particular la película me gustó mucho. Me gustó el enfoque familiar del drama de la intolerancia por la diversidad sexual, que el tema se haya puesto en la palestra a través de una buena historia, me gustaron las actuaciones, y el toque de humor que caracterizó al film. Hilda Abrahamz como trans fue lo mejor, tengo que admitirlo.

Da la casualidad de que la vi hace poco en una proyección gratuita en el Teatro Baralt, y en medio de la función el proyector tuvo problemas técnicos que tardaron como media hora en solventarse. Quién sabe el poco mantenimiento que han tenido estos equipos en medio de nuestra crisis. Así que cuando la vi también tuve mi "dosis de Patria".

¿Lecturas desde una perspectiva de país? Por un lado puedo decir que a pesar de todo, el venezolano tiene ganas de estar en la onda de los tiempos, y sigue de cerca las luchas actuales, aunque sí,  desgraciadamente un pueblo que tiene que pelear todos los días el pan, y que vive en una paranoia constante por falta de seguridad, poco le queda para pensar en asuntos "trascendentales". Pero en este caso, apuntamos en buena dirección.

Por otro lado, aunque sea motivo de orgullo, aún debemos lamentar que en nuestro cine estos casos sean la excepción y no la regla, así como en muchos otras artes (por ejemplo, que tengamos a Dudamel, no nos hace una gran escuela de directores de orquesta, porque no lo somos). Así que alegrémonos, pero hay que seguir trabajando en ello.

Agregaré que el trabajo creativo en este entorno es una especie de acto heroico, y eso hay que recalcarlo.

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sábado, 8 de febrero de 2014

Cuando el problema se convierte en xenofobia


Cosas muy feas y sinceramente vergonzosas están pasando en Venezuela. Nuestra crisis nos lleva cada día a lugares insospechados, como dicen por ahí, el fondo no existe. Nuestros problemas económicos y políticos últimamente han tomado un tinte que no dice lo mejor de nosotros. Ciertas relaciones con algunos grupos humanos se están llenando de odio, y aunque ciertamente hay a quienes señalar, los prejuicios se están apoderando del discurso cotidiano de la gente.

Y no cualquier prejuicio, se trata de un desprecio constante y muchas veces irracional contra ciertos grupos, empujándonos a la línea de la xenofobia.

Por un lado está el ya antiguo e irresuelto problema del contrabando de alimentos. En este negocio en el estado Zulia están involucrados a diferentes niveles, sujetos de la etnia Wayuu. Esta etnia es por tradición comerciante, y han sabido adaptarse a la sociedad mestiza gracias a ello. La oportunidad de negocio frente a productos regulados, y viviendo ellos en la frontera, es obvia. Obviamente también es ilegal y perjudica tanto a la economía venezolana como a la colombiana.

No estoy diciendo que los wayuunaiki o algunos de su grupo sean los culpables, causantes o responsables por lo que está pasando, ni mucho menos los únicos involucrados en el negocio. Para que dicho negocio pueda darse se necesitan complicidades con autoridades, tanto internamente como en la frontera. Muchos de ellos apenas son la base de la cadena, por estar dispuestos a pasar todo el día buscando productos regulados y haciendo las colas correspondientes. Pero en su lugar,  probablemente sean de los que menos reciben beneficios económicos por ello. Aún está el transporte, las mafias que controlan el paso, autoridades implicadas, etc. También está la política irresponsable del gobierno, por regalar productos, quebrar nuestras empresas y generar con ello el negocio y la escasez resultantes.

Sin embargo los visibles son aquellos que están en las colas de sol a sol, de bus en bus, con pequeñas bolsas, cumpliendo con los "mayoristas del contrabando", y la gente comienza a descalificar al Wayuu solo por serlo, y a responsabilizarlo solo a él.

Tenemos por otro lado nuestra muy devaluada moneda. Quien tiene bolívares parece que tiene cada día menos, y quien pasa por aquí con dólares, cada día puede hacer más y tener más poder (adquisitivo y de otras clases). La gente de nuestro país vecino se ha percatado de ello. Pero comprar en Venezuela no es barato porque seamos una superpotencia en producción industrial, sino porque somos un país pobre: así de simple y duro es.

Nuestros vecinos vienen a comprar aquí porque les sale demasiado barato. Pero no es que compren (como solían hacer los venezolanos en Maicao), es que ha habido gestos muy grotescos que rayan en la impertinencia. Hay gente que no sólo viene a comprar algo de lujo por aprovechar lo barato. Se han metido de lleno en los supermercados a comprar productos de la cesta básica, que de por sí, están escasos para los venezolanos. A veces no se llevan la comprita, sino que se llevan cajas de un producto.

Pero si a cuentas vamos, y si ellos entran y salen legalmente por la frontera y pagan los impuestos correspondientes, no están cometiendo un crimen como tal. Pero ya la gente no puede evitar mirar mal a cualquiera que le hable con acento colombiano. El desprecio por ellos y por lo que hacen (desprecio algo justificado) se ha convertido en la norma. Todos comentan sobre los colombianos que andaban en el super, en el Sambil, o sobre la cantidad de carros colombianos que hay en nuestras calles.

Caso ya de larga data es el de los cubanos. La simpatía y los negocios poco favorecedores para nosotros que ha hecho el gobierno chavista con Cuba, han despertado el desprecio de mucha gente para con el cubano. A ello se suma el problema de que se han traído miles de cubanos a Venezuela a ocupar plazas de trabajo, que no sobran precisamente en nuestro país.

En estos días fue famoso el caso de la gente abucheando al equipo cubano en la apertura de la Serie del Caribe, y según me entero, hasta se llegó a formar una protesta frente al hotel donde se hospedaban los jugadores (que nada tienen que ver con la política exterior del difunto Chávez y de sus herederos).

También vi un caso de primera mano. Hay una pequeña plaza en el norte de  Maracaibo llamada José Martí, en homenaje del escritor cubano (que vivió mucho antes de la Revolución de Fidel, cabe destacar). Allí se hace un acto todos los 28 de enero que resulta ser el natalicio del personaje. Este año de hizo como de costumbre, y se dejaron unos arreglos florales en la plaza. Alguien de la zona, por exteriorizar su odio a los cubanos, prendió fuego a las flores.

¿No son muchos de estos actos estúpidos, o peor, inútiles? ¿Acaso no vemos que los responsables de este desastre, de esta crisis son nuestros terribles administradores, esos que día a día se llenan la boca hablando de justicia, patriotismo, unidad latinoamericana, y como ven, no hacen sino dividirnos? ¿Odiarnos y señalarnos entre nosotros acaso servirá de algo?

Quien comete un crimen o una injusticia lo hace y punto, sin tener nada que ver con su raza o nacionalidad. Quienes tengan que pagar por ello, que paguen, sin ser juzgados con sesgos bajos de esta clase. Que ya de sesgos estamos hartos.

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jueves, 6 de febrero de 2014

La fe en el aprendizaje

Si para algo hay que tener fe es para aprender. No digo que sólo teniéndola se vaya a aprender mucho. Pero el proceso de aprendizaje requiere de una inmensa confianza en nuestros procesos inconscientes, que a veces no es fácil de  mantener.

Cuando estamos aprendiendo algo nuevo, sobre todo algo que construirá un gran salto de nivel para nosotros, las cosas parecen ponerse feas, son más los ratos en los que parece que aquello es imposible, está fuera de nuestro alcance como individuos, y por supuesto no somos capaces de ver hacia donde aquello nos llevará.

No digo esto con intenciones de caer en autoayuda rancia. Lo digo porque lo he vivido muchas veces en mis ámbitos de acción/práctica, como la música (sobre todo en cuanto al instrumento se refiere) o el kungfu.

A veces uno practica algo, una y otra vez y parece que no es capaz de avanzar o continuar aprendiendo. Hay que trabajar lo más y mejor posible. Pero una parte la hacemos solos, digamos  involuntariamente, y hay que confiar en ello. Muchos avances parecen darse  repentinamente, una mañana, de pronto. Pero no es así. Nuestro trabajo es progresivo y gran parte de él se da sin que nos percatemos. Eso sí, mientras mejor se lleve la siembra, mejores sorpresas obtendremos al momento de la cosecha.

Este proceso no lo vemos solamente en nosotros mismos. Cuando enseñamos, a veces nos parece que el alumno o aprendiz no responderá a las exigencias, puestas por nosotros mismos y basándonos en lo que vemos en ellos y en sus capacidades. A veces pareciera que nos equivocamos, que debimos exigir menos o pasar primero por algún punto intermedio. No es que los errores no ocurran, pero en muchos casos debemos confiar en lo que ese aprendiz será capaz de hacer. Que un proceso se está dando dentro de él, y que el mismo requiere tiempo y maduración.

miércoles, 5 de febrero de 2014

"Detener el contrabando"

El fenómeno del contrabando de alimentos en Venezuela (del que ya hablé hace algún tiempo) va empeorando cada día, y no puedo evitar reírme de las medidas que día tras día anuncia el gobierno: en resumidas cuentas, más control policial y militar, evitando admitir la raíz del problema.

Ya la cosa es tan visible que no les queda más que admitir lo que ocurre. Ya el hambre comienza a acechar y las guerras entre mafias o entre los mismos ciudadanos en las zonas populares comienzan a estallar.

Pero no se ataca la verdadera causa del problema: el control de precios. Sería admitir el fracaso de una política que se supone era la solución para que el pueblo no pasase más hambre, y ya ven, ocurre justo lo contrario.

La producción y venta de productos de la cesta básica en Venezuela se ha vuelto algo nada rentable, si no es que imposible. Los precios impuestos están totalmente fuera de la realidad, y a ello se suman todas las políticas que aquejan hoy a nuestra empresa privada.

Liberación de precios, sincerar el cambio de nuestra moneda, producción nacional rentable, más empleos y mejor remunerados, es lo que realmente necesitamos. No más militares en los centros de las ciudades o en la frontera.

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