jueves, 20 de diciembre de 2012

Cuentos de sermón II: La propiedad sobre el cuerpo

En estos días la gente se casa mucho. No sé por qué prefieren estas fechas. Los aguinaldos dicen por ahí. He tocado en varios matrimonios. Los sermones de los matrimonios son bastante particulares, siempre se tratan del amor verdadero, del amor ante dios, de la familia ideal, etcétera. Lo irónico es que los sacerdotes no deben ser los más doctos en eso de relaciones de pareja, pero como les encanta opinar.

El cuento del que hablaré hoy lo escuché de la boca de un pastor cristiano evangélico, que en ese momento trataba el tema de la propiedad en el matrimonio. Decía que en el matrimonio lo "mío" y lo "tuyo" dejan de existir, y todo pasa a ser "nuestro". Es una afirmación que no sorprende, siendo que legalmente es más o menos así la cosa también, pero éste llegó más lejos diciendo que incluso el cuerpo del cónyuge ya no le pertenecía, sino que "pertenecía a ambos".

Una afirmación retorcida como esta puede servir de argumento a tantos actos atroces como puedan imaginarse. Esta gente habla sin reparar en las implicaciones. Supongo que con esta expresión, el señor quiso hacer alusión a uno de los pilares del matrimonio (religioso y civil): la fidelidad sexual, y el hecho de que una vez estás casado, se supone que no puedes "hacer con tu cuerpo" lo que quieras o "entregar tu cuerpo" a nadie más. Esto por supuesto no se cumple, pero si el adulterio llega a ser comprobado es pie para la disolución de la institución matrimonial en cualquier caso.

Pero más allá de eso, si tu cuerpo ya no te pertenece, sino que pertenece a ambos, quiere decir que hay otras decisiones en las que la pareja también tiene poder. Supongo entonces que cualquier modificación corporal que quiera hacerse por voluntad propia tiene que ser consultada con la pareja: operaciones estéticas, tatuajes, piercings. Y viendo la otra cara del asunto, y a discreción de interpretaciones individuales, se podría pensar que se tiene derecho a la imposición de cualquiera de estas prácticas al cuerpo de la pareja. Si vamos más lejos, hasta podría justificarse el sexo forzado. De este pensamiento pueden surgir las prohibiciones del tipo "no te hagas tatuajes porque a mí no me gustan", "si te cortas el cabello, terminamos" o quizás las peticiones del tipo "hazte las tetas, yo te las pago".

Por eso, estas afirmaciones son tan peligrosas. El cuerpo de cada quien es un bien intransferible, y cada quien es dueño único y exclusivo del suyo propio, y toma las decisiones pertinentes respecto a qué hacer con él. Nadie, ni un familiar, ni un amigo, ni nuestra pareja, tienen derecho a tomar dichas decisiones por nosotros.
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7 comentarios:

  1. Lo que pasa que quien es cristiano (por fe) sigue las enseñanzas de Cristo no la de los hombres. "Entonces serán los dos una sola carne..." es claro a lo que se refiere. Todos los agregados que le has puesto son tu propio invento. Cualquier cristiano medianamente instruido en su religión sabe interpretar correctamente a lo que se refería el pastor aludido por ti, de hecho tu lo describes al inicio, el hombre o mujer casado por la iglesia ya no debe (no es que no pueda) entregar su cuerpo (para consumar una relación sexual) a otra persona, esto debido al compromiso adquirido ante Dios (voluntario, en total libertad y sin ninguna coacción) de fidelidad y entrega amorosa a su pareja. Es claro que dentro del matrimonio existen y siempre existirán el adulterio y los riesgos de fracaso por múltiples y diversas razones, pues no son ángeles ni santos confinados en monasterios las personas que deciden casarse; son solamente seres humanos pecadores con debilidades, defectos, inclinaciones que tratan, por fe y con la ayuda de Dios, de llevar a cabo un plan propuesto por Él para conseguir su propia felicidad pero que están por lo tanto expuestos a también fallar. Te recomiendo que te documentes para no interpretar tan torcidamente. Finalmente te aclaro que para un cristiano su propio cuerpo no le pertenece pues es una propiedad y un bien recibido de Dios y por lo tanto no hacemos con él (nuestro cuerpo) lo que nos viene en gana, sino que aquello que es agradable a Dios, esa, por así decirlo ha sido nuestra decisión soberana: someternos a la voluntad de Dios, y esto no implica soportar o tolerar abusos o imposiciones de nuestra pareja, estamos en total libertad para separarnos, si esto sucede, o de seguir buscando soluciones si consideramos que es posible todavía pensar que dentro de un matrimonio se puede alcanzar nuestro primigenio objetivo de llegar juntos hasta nuestra ancianidad.

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    1. En primer lugar, no sé por qué afirmas que mi interpretación es retorcida. Más allá de ser retorcida o personal, intenté buscar las implicaciones del sermón en este caso.

      Los discursos ideológicos y religiosos tienen profundas implicaciones en el comportamiento de las personas, y en su manera de pensar y de actuar moralmente. La exposición de la primera respuesta que te dieron te puede dar una idea de la doble moral que domina a estas instituciones.

      Los supuestos que estoy afirmando, pasan todos los días, y ahora no vamos a actuar como si no pasaran. El problema, precisamente como dice Unknown, es la coacción, el obligar al otro, o la sumisión de la mujer en las decisiones de pareja. Y precisamente este discurso las avala.

      El matrimonio NO puede basarse en la anulación de la individualidad. Es una asociación de dos personas, que pueden amarse mucho, pero siguen siendo dos personas.

      Tu decisión soberana no es "someterte a la voluntad de Dios", pues él no ha venido acá a expresar su "voluntad" ante nadie. Es la voluntad de someterte a las reglas de una institución religiosa. Es tu decisión, y puedes hacerlo. Pero el argumento "dios" no tiene en la discusión ninguna autoridad.

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  2. Tu reflexión Vanesa me parece muy personal, le diste a Vegas espacio para decir que tu interpretación es torcida, cuando esto es un tema sobre preferencias personales.

    Una pareja que se casa por la iglesia esta decidiendo que las reglas católicas son las reglas en las que se regirá su relación y todo lo que diga el cura es lo correcto, tu lo ves como un soltero en celibato que no tiene autoridad para hablar sobre eso y ellos lo ven como un santo sabio porque no es terreno donde ya se pueda aplicar tu lógica personal, si la señorita camina hacia estas reglas conociéndolas y luego el señor le parte la cabeza con un palo porque la biblia lo permite, seria muy dificil entrar a ese terreno y debatirles, la biblia y en general muchos textos sagrados son misoginistas, y muchas veces las mujeres los avalan o los ignoran. pero tu sabes todo eso.

    Tu expresas que quieres hacer lo que te da la gana con tu cuerpo, pero yo opino que mi pareja si tiene un voto muy importante en cualquiera de mis decisiones sean personales o de pareja. Lo único peligroso seria la coacción, o la imposibilidad de terminar la relación cuando haya una diferencia irreconciliables. Mencion especial a las Pobres mujeres islámicas.

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    1. Que él diga que es "torcida", es su problema. Como dije, intentaba buscar las implicaciones del discurso, que en el momento me parecieron numerosas.

      No creo que sea un tema de preferencias personales, porque precisamente, creo que cada quien debe hacer con su cuerpo lo que quiera, y creo que ninguna institución deba cercenar ese derecho. Claro, que cada quien pertenece a una religión por voluntad ¿propia?, ya es otro tema de discusión. Recuérdese que estos valores, en la mayoría de los casos, son inculcados en los feligreses desde muy pequeños, y son convicciones que nada tienen que ver con lógica u objetividad.

      No hay una "lógica personal". O hay lógica o no la hay. A lo mejor fui demasiado lejos, no sé. Pero como dije, la coacción ocurre en la realidad, todos los días.

      La única salida, la única manera de sembrar el pensamiento objetivo, es la educación, y la secularización de la vida diaria. Con secularización me refiero a que se puede pertenecer a una religión, pero no podemos meter la religión en todo, sobre todo en la vida pública y las instituciones públicas, porque esto, socialmente, es profundamente perjudicial.

      Que lo que diga tu pareja sea importante, está bien. Creo que si tenemos una pareja es para escucharla y poder discutir nuestras inquietudes y compartir nuestra vida.

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    2. Quieres individualidad y libertad pero niegas de la lógica personal clamando que la lógica es una sola, cual?, la tuya ?.

      Si, Nacemos coaccionados y nuestras decisiones están condicionadas por todas las normas y costumbres que nos imponen, pero yo sigo apelando a la logica personal, o que otra razón mas importante tendría una pareja de casarse por voluntad propia, usando la lógica y la objetividad, si no es para pertenecer el uno al otro cuando existe igualdad de condiciones ?

      Algunas religiones o religiosos pueden tomar un tema como este y deformarlo, pero no tiene que ver nada con la secularizacion ya que de un religioso puede sorprendentemente salir una opinión sobre esto mas coherente que la de un ateo.

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    3. Insisto en que la lógica no es personal. O hay lógica o no la hay. Nunca dije que "mi lógica". La lógica como es tenida por la ciencia y la filosofía. De la lógica somos capaces todos, sin importar si pertenecemos o no a una religión, pero el discurso religioso en general, es de poca lógica y objetividad, y funciona por autoritarismo y supuestos, que se tienen por reales y verdaderos.

      Cualquier decisión personal por supuesto que tiene una razón de ser, y una justificación, pero la lógica (la lógica como coherencia discursiva, como el usar argumentos reales para justificar algo), puede o no estar presente en nuestras decisiones, aunque tengan que ver o no con religiosidad. Ahora, nuestras decisiones personales son nuestras, de eso se trata la libertad, siempre y cuando no dañes a otro.

      Lo que dije de la secularización y de la educación de calidad, es que es necesaria para sembrar el pensamiento objetivo. Ya te dije por qué el discurso religioso es poco lógico. Y sí, la religión, como cualquier otro sistema ideológico, en general disminuye la capacidad de pensamiento lógico, y los ateos tampoco estamos exentos de ello.

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